Incondicionalmente

Despierto tarde, es una mañana lluviosa y perfecta para quedarse en casa. Recibo un mensaje de Pierce.

📩 Buenos días, hermosa, ¿te gustaría salir a dar un paseo?

Lo medito antes de responder, no me apetece salir y decido invitarlo a mi apartamento.

📩 Buenos días, el día está frío y preferiría quedarme en casa. Si gustas puedes venir y podemos ver una película y pasar una tarde agradable.

📩 Me agrada la idea, nos vemos más tarde.

Desayuno con calma, me doy una ducha y elijo algo cómodo y abrigador. No sé si preparar algo para comer o mejor ordenar a domicilio. Creo que esperaré a Pierce a ver que prefiere.

El timbre suena y sé de quien se trata, abro la puerta y ahí está él.

- Hola, guapa- lo hago pasar y nos saludamos.

- Hola, tú siempre tan elegante.

- Y tu hermosa como siempre. Traje una botella de vino y algunos bocadillos.

- Perfecto, ¿puedes abrir el vino?

- Claro.

Mientras él se encarga de eso, yo pongo los bocadillos en un platón y saco las copas. Entre los dos llevamos todo a la sala de estar y nos acomodamos en el sofá.

- Creo que fue una excelente idea quedarnos aquí, afuera está helado.

- Te lo dije, nada mejor que quedarse en casa.

- Eres bastante hogareña.

- Nunca me ha gustado mucho andar de fiesta, prefiero estar en casa. ¿Qué te gustaría ver?

- Alguna película de suspenso o de terror está bien para mí, a menos que tú quieras algo de comedia o de romance.

- No, prefiero el mismo género que tú.

Escogemos una película que tiene muy buenas críticas. Bebemos un poco del vino que trajo y comemos los bocadillos.

A media película pasa su brazo discretamente por mis hombros, su cercanía se siente bien. En un principio intento mantener algo de distancia, pero casi al final de la película ya estoy completamente relajada y recostada en su pecho.

Siento sus dedos acariciar mis mejillas, una de sus manos toma mi barbilla y levanta mi rostro con suavidad. Nos miramos a los ojos unos segundos y su mirada produce un efecto hipnótico en mí.

Lentamente, acerca sus labios a los míos hasta que los atrapa en un beso sutil. Me sorprendo acariciando su rostro y llevando mis manos a su cuello. Estamos entregados a ese beso suave y dulce.

Nos separamos y vuelvo a acomodarme en sus brazos. Es reconfortante el calor que trasmite su cuerpo.

La película llega a su fin y nos levantamos a llevar las copas y los platos a la cocina.

- Creo que deberíamos ordenar algo para comer- sugiero.

- Estaba pensando lo mismo, ¿qué te apetece?

- Comida italiana, hay un restaurante cercano que prepara la mejor lasaña.

- Ok, confiaré en tu recomendación.

Ordenamos la comida y abrimos una botella más de vino de las que tengo aquí.

Entregan la comida y nos sentamos en la barra de la cocina.

- ¿Qué te parece?- le pregunto su opinión de la lasaña.

- Es buena, pero debes probar la que preparan en Roma. Es deliciosa.

- Ya tenemos algo que hacer cuando me lleves a conocer la ciudad.

- Por supuesto, verás que quedarás enamorada de Roma.

- Me has contado tanto que no puedo esperar para ir.

- Podemos organizarlo para el mes próximo, ¿te gusta la idea?

- Me encanta.

La charla continua sobre el mismo tópico, me entusiasma la idea de viajar a Roma.

Llegada la noche Pierce se despide, nos damos un pequeño beso y se marcha.

Fue una tarde agradable y por la forma en como me sentí con su cercanía y con sus besos siento que es probable que haya superado lo sucedido hace años. Eso me lleva a tomar la decisión de no hablarle sobre ese capítulo de mi vida. No lo creo necesario.

Me voy a la cama y duermo profundamente, despierto el domingo más temprano de lo habitual. Decido ir un rato al gimnasio.

De vuelta en el apartamento me encuentro con Steph que me espera.

- Amiga, si no te busco yo tú ni te reportas.

- No seas exagerada, pasa te invito a desayunar.

- Solo si preparas ese delicioso omelet que me encanta.

- Sí, vamos.

Ya en la cocina me ayuda a cortar los champiñones y yo pongo la cafetera.

- Y dime, ¿qué hiciste ayer?

- Estuve aquí, de hecho vino Pierce y pasamos la tarde juntos.

- Wow, esa relación avanza rápido.

- Sí, nos besamos.

- Y me lo dices así como si nada.

- De que otra manera te lo podía decir.

- Con más emoción.

- Fueron solo dos besos, no es para tanto.

- Tratándose de ti, lo es.

- No sé, me siento cómoda con él.

- ¿En algún momento le vas a contar lo sucedido con Dylan?

- Tal vez lo haga si lo nuestro llega a ser algo formal.

- ¿Y crees estar lista para llegar a un nivel más íntimo con él?

- Creo que lo estoy.

- ¿Qué pasará con James?

- Le diré la verdad, todo indica que mi relación con Pierce irá más allá de una simple amistad y James merece saberlo.

- Ay amiga, parece que el destino se empeña en separarlos.

- Sabes que no creo en el destino, las circunstancias son las que nos han separado.

- Pierce me simpatiza, pero siempre he pensado que James es el indicado.

- Tal vez has estado equivocada todo este tiempo.

- Quizá. En fin, ¿qué haremos hoy?

- No tengo planes, ¿qué propones?

- Hace tiempo que no nos reunimos con los chicos, podemos llamarles y a Rachel también.

- Es una buena idea, hagámoslo.

Pasado el medio día llegaron Thomas, Lance y Rachel. Ordenamos pizza y compramos cerveza como en los viejos tiempos.

- ¿Y para cuándo es la boda, chicos?- pregunta Rachel.

- En dos meses- responde Thomas visiblemente emocionado.

- Necesitamos que nos recomienden a una organizadora- pide Lance.

- Por supuesto, conocemos a la indicada- respondo.

- Mañana les paso su número, así la contactan y comienzan con los preparativos.

- Quizá después de su boda haya otra en puerta- suelta Steph.

- No me dagas que te casas, Stephanie- indaga Thomas.

- No lo creo, debe referirse a nuestra querida Sam- afirma Rachel.

- ¿De qué no estamos enterados? Cuenten.

Rachel y Stephanie se encargan de contar sobre mí reencuentro con James y Pierce. Obviamente dan su particular punto de vista y ya dan por hecho que dentro de poco estaré casada con Pierce.

- De verdad que ustedes dos sacan las cosas de contexto.

- Eso no es verdad- se defiende Steph- aquí el problema es que tú no ves las cosas tal y como son.

- Tienes dos hombres guapos perdidamente enamorados de ti- continúa Lance- solo es cuestión de elegir.

- James lleva las de perder, él sigue en Italia y Pierce ya está aquí- menciona Thomas.

- Muy a mi pesar debo admitir que tienes razón amigo- acepta Steph.

- Es claro que tú prefieres a James- dice Rachel.

- Sí, tengo mis razones para creer que él y Sam están hechos el uno para el otro, pero Pierce ha avanzado a pasos agigantados.

- Podrían dejar de hablar como si yo no estuviera presente.

- Está bien, no te molestes con nosotros. Mejor hablemos de la boda.

Por fin dejé de ser yo el tema principal y nos enfocamos en la próxima boda de nuestros amigos.

Todos se van a casa temprano porque mañana tenemos trabajo. Estoy a punto de irme a la cama y recibo una video llamada de James.

- Hola, Sam. ¿Cómo estuvo tu fin de semana?

- Hola, James. Muy bien, gracias. ¿Tú que tal?

- Tuve que atender algunos negocios, pero hoy ya pude relajarme más.

- Tu vino esta siendo todo un éxito aquí en Londres.

- Gracias a ti.

- No, es gracias a tu esfuerzo. Están produciendo un vino excelente.

- Por qué siento que hay algo que quieres decirme y no sabes cómo.

- Me había olvidado de lo bien que me conoces.

- ¿Qué es lo que me quiere decir?

- Estoy iniciando una relación con Pierce- digo tímidamente.

- Entiendo.

- No sabía que se daría tan rápido.

- Tranquila, no debes de excusarte. Así es la vida y si tú eres feliz yo también lo soy.

- James, no quiero que este sea un motivo para volver a distanciarnos.

- Y no lo será. Seguiremos en contacto, pero te daré tu espacio. No creo que a tu novio le guste que te llame a diario.

- Gracias por comprender, te quiero James.

- Y yo a ti, Sam. No te imaginas cuanto.

- Buenas noches, James.

- Buenas noches, Samantha.

Eso se sintió como una despedida definitiva y sentí una especie de angustia en mi pecho.