Tras perder a su padre y su madre terminar con graves lesiones, Violeta se ve obligada a conseguir mucho dinero para salvarla. Es entonces que logra un trato con el CEO para ser su esposa por un año. Las cosas parecen sencillas hasta que él empieza a preguntarse por qué debe dejarla ir ahora que tiene lo que deseó por tanto tiempo. Sin embargo, el pasado regresa para poner a prueba su matrimonio.
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No puede ser mi hijo
Capítulo Diecinueve
Violeta había empezado a actuar extraño cuando le pregunté por qué no había tenido intimidad con mi primo. Parecía costarle hablar de eso. Sin embargo, no me importaba él en absoluto. Solo quería que ella pudiera descargarse, ya que cuando estuvimos en la fiesta ella tuvo que fingir demasiado lo que le ocurría. Verla así, mostrándose tan fuerte ante todos, me hizo pensar que tal vez necesitaba desahogarse. Nunca creí que se molestaría conmigo por eso. Aun así, en el instante en que me pidió que me detuviera descubrí una parte nueva de ella que me gustó.
—¿Qué quieres decir con eso? —me preguntó sorprendida y avergonzada.
—¿Es tan difícil de ver? —le pregunté y me pidió que me fuera de su cuarto—. Violeta, ¿Por qué huyes de las personas? Eres una buena chica y todos a tu alrededor te quieren.
—Eso no es cierto. Quienes me dejaron dentro de ese armario a oscuras y se burlaban de mi decían ser mis amigos y, aun así, cuando les pedí ayuda solo se reían de mi —dijo con los ojos llenos de lágrimas.
En ese momento entendí por qué era tan distante, le habían hecho mucho daño. Sabía lo que era que se burlen de ti por tu apariencia, incluso por tu manera de hablar. Yo no decía a los demás quien era porque sentía que avergonzaría a mis padres si las personas sabían que yo era su hijo. Luego entendí que las personas reflejan lo que son.
—Eres una buena chica y si no quieres continuar con esto no estás obligada a hacerlo, pero no tienes derecho a decirme cómo actuar. Puedes rechazarme cuantas veces quieras y, aun así, no podrás evitar que seas importante para mí —dije como un tonto. Ella necesitaba un abrazo, pero si me rechazaba una vez más no podría ser fuerte y no merecía que le robara su llanto con mis propios traumas—. Que tengas buenas noches.
Ella y yo volvimos a alejarnos. Algo que me molestó, ya que fue por mi insistencia. Para peor Paola vino a la empresa varias veces y la última no conseguí que la echaran. Después de tres horas esperándome tuve que atenderla.
—Estás embarazada. Deberías cuidar un poco más de tu salud —le dije al verla entrar en mi oficina.
—¿Por qué no me atiendes el teléfono? —preguntó como si nada.
—Tenías mi número y no me llamaste en todos estos años. ¿Por qué querría hablar contigo ahora que estoy felizmente casado? —le pregunté mientras terminaba de guardar los documentos que había estado revisando.
—No podía llamarte —dijo y la ignoré. Al ver mi móvil me di cuenta que tenía un mensaje de mi madre. Al parecer venían a casa. Era malo porque Violeta y yo prácticamente no nos hablábamos—. ¿Escuchas cuando te hablo?
—Déjate de juegos Paola, sé lo que hiciste. ¿Por qué crees que mi madre no podía ni verte? Ella sabía que me engañabas cuando estábamos juntos y, aun así, no la escuché. Supe con quién te fuiste y al lado de quien estuviste todos estos años. También sé que mi madre y Alisé te dieron dinero para que no volvieras y elegiste eso a decirme la verdad. ¡Así que ahora no vengas a querer joder las cosas con mi esposa! —le dije elevando el tono de voz.
—Nunca me habías gritado —dijo sorprendida—. Aun me amas, déjala y yo me separaré; así podremos estar juntos de nuevo.
—¿Eres sorda Paola? No quiero estar contigo. Vete a casa y cuida de ese esposo que tienes que te soporta estas cosas porque no dudaré en llamarlo cuando vuelvas aquí —le dije y ella se miró el abdomen—. ¿Qué ocurre?
—No lo sé, me duele mucho —dijo y empezó a llorar—. No dejes que a mi bebé le pase algo. Por favor, Nacho.
Tuve que llevarla al hospital. Llamé a su esposo en el camino, pero tenía el móvil apagado. Por lo que le avisé a mi madre que tardaría en llegar a casa. Una vez que en emergencia la vieron; nos dijeron que debía hacer reposo o podría perder el embarazo, sobre todo por sus antecedentes.
—Gracias por traerme —dijo ella tomando mi mano.
—Debes cuidar de tu salud, no juegues con estas cosas —le dije y aparté mi mano.
—Él se enteró de que estuvimos juntos. Se enojó conmigo porque supo que te busqué en la fiesta —parecía que ella no podía entender las cosas como eran, no todos los hombres tenían la misma paciencia que yo.
—Pídele disculpas y te perdonará. Después de todo llevas a su hijo en tu vientre —dije y cuando estaba por irme ella me detuvo.
—Este es nuestro hijo —me mintió, ese bebé no podía ser mi hijo—. Pedí tu esperma en el banco cuando me fui y traté de quedar embarazada por todos los medios posibles. Tengo cinco meses de embarazo y si llego a los siete nuestro bebé estará bien.
—¿Estás loca? ¿Ese hombre sabe que llevas a mi hijo en tu interior? —–le pregunté sorprendido.
—Claro que no. ¿Cómo iba a decirle que pedí que usaran tus genes cuando me inseminaron? —preguntó ella enojada.
—¿Por qué te fuiste si yo podía costear todo tipo de tratamiento? —le pregunté aún escéptico.
—No puedo decirlo, no me lo perdonarías si lo supieras —dijo cómodamente.
—Entonces cuídate, cuando el niño nazca y podamos hacer una prueba de paternidad, llámame. Mientras tanto toma el número de mi asistente. No me escribas ni me llames. Soy un hombre casado y aunque te parezca una locura, me gusta ser fiel —dije y le entregué la tarjeta de mi asistente.
Al volver a casa mi cabeza era un revoltijo de ideas. Sin embargo, mi madre me dio una cálida bienvenida al recibirme con una hermosa bofetada.
—Eres un desagradecido —dijo y me mostró su teléfono. Había varias publicaciones mías con Paola en el hospital. Incluso una buena toma de mí, llevándola cargada.
—No es lo que parece —dije y Violeta que estaba presenciando la situación, se fue a su estudio.
—Es una buena mujer, perdió a su padre y su madre está hospitalizada. No tiene amigos, pero ayuda a todo el que puede y, aun así, le haces este desplante. ¿Sabes lo que dijo? —preguntó mi madre con el desprecio que la caracterizaba, que fuera inglesa no era más fácil para mí.
Autora: Osaku
Pero que a caso el señor De La Torre no se a dado cuenta que la chica no es su anterior esposa? O se niega hacerlo? 🤔🤔