Carla

Aunque ayer estaba horrible, hoy es todo lo contrario, es un clima que le gusta jugar con la salud de los individuos. Todo lo que se mojó ayer ya estaba en proceso de secado, como es de esperar Iván, al no verme en la entrada, sube a mi piso para hablar conmigo. Yo me acerco para hablar con él.

-Hola Iván

-Hola hermosa, como te sentís hoy?

-mejor, gracias por preguntar compañero.

-entonces hoy podemos ir a la Costanera, que te parece?

-está bien Iván, no hay problema.

Nos despedimos y volvemos a nuestros respectivos trabajos. Nuestro día pasa medianamente tranquilo, pero el jefe estaba algo nervioso corriendo de un lado a otro con carpetas, jefes de otros sectores que venían a su despacho y salían con papeles, eso me da a pensar que tenemos una auditoria, al final espero que se tranquilice todo y me dispongo para hablar con Juan y explicarle que necesito los días que me deben. La respuesta de mi jefe fue negativa, en estos momento la empresa me necesita, pero yo necesito paz mental y también me necesito a mi misma. Esto me enoja muchísimo, tenemos muchas personas que pueden hacerse cargo de mi lugar si yo no estoy, además si me enfermo o algo pasara que harían?, no paro de pensar en todo esto, estoy cabreada, no sé si está bien salir justamente hoy con Iván. Logro calmarme un poco, y en la salida al encontrarme con Iván le explico que no es un buen día para salir, él insiste, termina convenciéndome.

Cuando llegamos y bajamos del auto y vi el horizonte del río de la plata, me dije a mi misma, hiciste bien en venir. Hacía mucho tiempo que no paseaba por acá y está todo sumamente cuidado, nos sentamos en el césped, e Iván se pone a sacar su equipo de mate. Veo que tenía todo planeado, sigo disfrutando de mi cuadro viviente y pregunto curiosa.

-Iván, en tu departamento estaban como locos hoy?

-Carla siempre lo están. Pero si peor que siempre, si eso quieres saber. Es que en la semana tenemos auditoria, pero no nos dicen cuando, supongo que aún no saben.

- lo Imagine\, debe ser una auditoria gigantesca\, nunca vi a Juan andar como un loco por todos lados.

-Lo único que sé, es que se cometió un error que casi le cuesta millones a la empresa. Por favor de esto ni una palabra a nadie, lo escuché yo sin querer en una conversación de mi supervisor con el Jefe.

-entiendo, no te preocupes.

-Como te sentís ahora hermosa?

- la verdad tengo que darte la razón\, me hizo bien estar acá y distraerme un poco.

Iván sonríe y conversamos muchísimo, hasta logro sacar varias sonrisas, Empezaba a tener algo de frío, no traje nada para esta ocasión, pero mi compañero me da su campera. Cuando me la pongo siento un intenso perfume, realmente era atractivo, pasa su mano por mi hombro y me abraza dándome calor.

-Iván.

-¿qué princesa?

- al final nunca me dijiste como era nuestro superjefe.

-No, nunca lo hice, recuerdo que me dijiste que haga algo con mi mano y no me diste nada a cambio por esa clase de información.

Nos largamos a reír como locos, él aprovechó esa ventaja y se acercó a tal punto que podía sentir el calor de sus labios, casi ardían.

-me vas a dar algo a cambio?

Yo quede helada, por dentro quería morderlos, pero sabía que no lo tenía que hacer. No tardo el segundo para que Iván proceda a arrasar con mis boca, el fuego se encendió rápidamente, yo tenía sentimientos encontrados, tenía que parar, pero no podía, quiero descargar con todo lo que vengo acumulando. El cuerpazo de este hombre hace presión para que me recueste y al hacerlo hace presión con el mío, la situación es cada vez peor, le pido que pare, él no me hace caso y sigue, pero esta vez su mano recorre mi cuerpo, con toda la osadía levanta mi blusa y termina por acariciar todo mi seno. Yo ardía, pero no podía seguir con esto. Volví a decirle varias veces que pare y no lo hizo, lo empuje con toda mi fuerza, pero no lo logre, hasta que le di un rodillazo en los testículos. Automáticamente bajo de arriba mío y se los agarra haciendo una cara de dolor terrible.

-Te dije Iván que pararas.

-Carla sos una hija de Pu…

Me maldijo hasta en el idioma arameo.

-discúlpame Iván, pero cuando una mujer te dice que pares, lo tenés que hacer.

- me importa un bledo lo que estás diciendo\, cuanto tiempo vamos a seguir así?

- así como Iván?

Él con un poco menos de cara de dolor me dice

-calentándonos para nada, sabes que quiero coger con vos y por lo que veo me tenés ganas. Así que no entiendo que más tengo que hacer.

Esas palabras hicieron salir al hombre desagradable que llevaba dentro y que trataba de ocultar, resto a todo lo bueno que venía haciendo.

-Hasta acá llegamos, te dije que tengo un código, no meterme con nadie de la empresa, pensé que tus sentimientos eran genuinos, hasta me diste lástimas. Creo que te equivocaste de carrera, sos muy buen actor.

-Carla, me encantas, eso lo sabes, por favor no supongas mal.

- No\, Iván\, no voy a caer\, mataste una buena relación de compañeros. Te vuelvo decir hasta acá llegamos.

Me levanto y dispongo a marcharme, pero antes le entrego su puto saco. Él intenta detenerme, pero no lo logro. Me subo a un Taxi y me marcho. Llego a mi casa abrumada un día fatal, ¿algo más me puede suceder?

De golpe escucho el timbre, miro por la mirilla y ahí estaba nuevamente Iván. Maldita sea recordé que él sabe donde vivo.

-Iván te pido amablemente que te vayas, si no lo haces, llamo a la policía.

- por favor carla abrime\, necesito hablarte.

-no te quiero escuchar. tenés tres minutos para largarte.

-Carla, porf….

Y ya no escuche más nada, puse la música altísima al punto de que sepa que no lo voy a escuchar. Mire de nuevo por la mirilla y vi su cara de tristeza, con una mano se apoyaba en mi puerta, su cabeza estaba inclinada y miraba para el piso, lo vi suspirar y decir algo que no pude escuchar, pero pude leer de sus labios creo que un “Te amo” y se marchó.