Quédate Conmigo

Emma consoló a Clara, que lloraba por todo lo que había guardado en su corazón, desde la inseguridad que sentía hasta el bullying que su prima le hacía desde que era niña por su enfermedad.

"Estarás bien, verás que alguien te amará como lo has hecho tú. La mejor venganza es demostrarles que eres más feliz que ellos. Tú vales mucho", dijo Emma abrazando fuerte a su amiga.

Ambas se quedaron dormidas. Clara no sabía que su mundo cambiaría con la llegada de ese hombre que le caería tan mal.

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Al día siguiente, en Alemania.

"Esa será tu misión. Espero que puedas hacer el trabajo rápido", habló Miguel a Javier.

Javier era un asesino que siempre escapaba sin dejar pruebas, por eso Miguel lo contrató para asesinar a Aarón.

"No se preocupe, señor, tendrá su cabeza. Viajaré hoy mismo", respondió Javier.

Miguel creía que lograría vencer a su primo, pero estaba muy lejos de lograrlo.

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En Suiza, en la mansión Richter.

"Vamos, cariño, si nos comprometemos será de gran ayuda para ti", dijo Alexandra a Aarón.

Alexandra era la líder del territorio con el que tenían una alianza. Si Aarón se casaba con Alexandra, tendría más poder del que tenía actualmente.

"Déjame pensarlo, en una semana te diré mi decisión", dijo Alexandra a Aarón con una sonrisa.

Alexandra, astuta como era, permitió que su prima Tamara se encargara de hacer el trabajo sucio para deshacerse de Laura. Estaba segura de que tarde o temprano Aarón aceptaría su propuesta.

Alan llamó a la puerta y entró tras recibir la autorización de Aarón. Se acercó a él y le susurró algo al oído.

"Me tengo que ir, esta noche continuaremos donde lo dejamos", dijo Aarón mientras se levantaba. Alexandra se acercó a él y lo besó en la boca, pero Aarón no correspondió el gesto. No era el mismo sentimiento que experimentaba al besar a Emma.

Aarón salió de la habitación, dejando a Alexandra feliz por creer que lograría casarse con él, un logro que ninguna otra mujer había conseguido.

"Esta vez te ganaré, prima", pensó para sí misma.

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Por otro lado, Emma estaba en casa de su abuela, a quien no veía desde hacía varios días.

"Estás enamorada, ¿verdad, mi niña?" preguntó la señora Jenni.

"No, abuela", respondió rápidamente Emma, negando la afirmación.

"Él es afortunado de tenerte, pero tú no vives aquí por él", observó la señora Jenni con perspicacia.

"No, abuela, no pienses así. Viviré allí por un tiempo, pero después volveré a vivir contigo", explicó Emma nerviosa. Ocultarle algo a su abuela resultaba complicado, pues la señora Jenni no era una persona fácil de engañar.

"Si eso es lo que dices, no me sorprenderá cuando me digas que tendrás a mi bisnieto", dijo la señora Jenni.

Aquellas palabras dejaron a Emma sorprendida. Jamás se había imaginado tener intimidad con Aarón.

"Abuela", respondió.

Después de aquella mañana con su abuela, a la 1 de la tarde regresó a la mansión Richter.

Emma se encontró con Alexandra y al verla se acercó a ella. Emma llevaba un vestido sencillo que resaltaba sus atributos.

"¿Quién eres, perra?" preguntó Alexandra.

Aquella pregunta molestó a Emma. No se merecía ese insulto, ya que nunca había actuado de forma inmoral, a diferencia de Alexandra.

Emma abofeteó a Alexandra con fuerza.

"La verdadera perra eres tú. Si te preocupa que te quite a Aarón, lo haré con gusto", dijo Emma antes de salir de la sala, dejando sorprendidas a las sirvientas que presenciaban la escena.

Alexandra apretó los puños, pero no hizo nada ya que Emma la superaba en altura y fuerza.