Encerrada por un destino, libertad por un amor... que ya era suyo.
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Capitulo 14
Cerra mis ojos con mucha fuerza, esperando ese golpe, pero lo que sentí fue su mano acariciando mi rostro y al mismo tiempo lo escucho que me dice.
— En tu vida vuelvas hacer eso; estoy tratando de ser lo más amable posible contigo y que entiendas tu situación, pero si sigues con esta actitud no me dejas más opción que obligarte a que cumplas, aunque no pienso golpearte.
No es mi costumbre lastimar a las mujeres, tengo otros métodos para hacerte entender las cosas, que no serán nada agradable para ti y aunque no me agrada mucha la idea, si no me dejas más opción puedo terminar obligándote a cumplir como mujer.
Mañana vendrá una ginecóloga a checarte y ver qué días tienes ovulación para que sea más fácil que quedes embarazada; trata de portarte bien y no me hagas obligarte a ser checada.
Siento como jala mis manos acercándome a él, sin que lo esperara me besa de una manera feroz, yo trataba de quitarme alejarme, solo sentí como libera mis manos y toma mi cabeza presionándola hacia él, trate de aventarlo con todas mis fuerzas, pero eso solo hizo que aplicara más fuerza en mi provocándome dolor, al final de su beso solo sentí como mordió mi labio inferior con una fuerza que me hizo gritar por el dolor que sentí.
Cuando me soltó sentí un sabor raro en mi boca y un ardor en mi labio, llevo mi mano a mi boca para limpiarla, al ver mi mano miro rojo, era sangre.
Él me avía mordido de tal manera que me hizo sangrar; volteo a verlo, no sé si lo que sentía era miedo o coraje al ver su rostro con una satisfacción por lo que había hecho, con coraje le digo.
— Eres un cobarde aplicar tu fuerza y tu poder en una persona que es débil, solo te hace ver lo poco hombre que eres.
Mañana estaré lista para tu ginecóloga, no ocuparas venir a obligarme, pero no te are fácil las cosas, eso de volver hacerlo contigo, no lo permitiré, luchare hasta el final.
Ya no podía más solo quería alejarme de él, antes de darle oportunidad de que me agarrara o me detuviera salí del cuarto cerrando la puerta con fuerza.
Salí de la casa me fui a la parte trasera de la gran mansión, sentí la necesidad de correr, entre al gran laberinto que estaba en la enorme mansión, hasta que llegue al centro donde estaba una hermosa fuente, me senté en la orilla de la fuente, sentía impotencia, miedo no supe que fue solo llore tanto como pude; ahí me quede todo el día, no quería verlo o encontrarme con él, a pesar de que no había comido nada en todo el día no me dio hambre, eso facilito las cosas para quedarme ahí.
Cuando mire que empezaba a oscurecer me recosté en una de las bancas que estaban alrededor de la fuente, estaba decida a quedarme ahí, no pensaba volver y someterme a los deseos de ese hombre, prefería morir a estar con él, poco a poco me fui quedando dormida.
Entre mis sueños empecé a escuchar las voces de diferentes personas y la de él; no sé qué pasaba pero empecé a escuchar las voces más claras y cercas, eso me hizo despertar al abrir mis ojos me di cuenta de que estaba en mi habitación; miro asía donde se escuchaban las voces había un hombre de bata parecía doctor, estaba la ama de llaves y él.
El hombre con bata parecía darle indicaciones y miro como le entrega un papel al ama de llaves, después el hombre con bata sale junto con el ama de llaves. Miro como él se acerca a mí, lo escucho que me dice.
— Eres una niña tan caprichosa.
Tus berrinches han hecho que te diera calentura por estar en lo fresco de la noche, como se te ocurrió quedarte dormida en medio del laberinto; esto es demasiada imprudencia de tu parte, solo vas a provocar que ni siquiera te deje salir de este cuarto.
— ¡Kaia! deja de hacer tonterías, no vas a ganar nada y solo harás más difíciles tu situación.
No sé si fue mi deseo de no escucharlo o mi cuerpo que estaba débil, pero sentí que mis ojos se cerraban y me quedaba dormida, simplemente ya escuché nada, empecé a soñar con mis amigas en la cafetería, un sueño tan lindo.
Cuando desperté al ver la ventana medí cuenta que ya era de día, iba a levantar mi mano para tallar un poco mis ojos, sentí un peso en mi mano evitando que la levantar, al voltear miro a Gael dormido a mi lado; sentí mucho coraje, quito mi mano con brusquedad y trato de levantarme, al ponerme de pie sentí como todo me daba vueltas haciéndome caer sentada en la cama, lleve mis manos a mi cabeza sentía que todo me daba vueltas, en ese momento lo escucho decir.
— No debes levantarte el doctor recomendó reposo, vuelve a recostarte; no me obligues a ser malo contigo y obligarte hacer caso a lo que el medico ordeno, puedo amarrarte si es necesario.
Siento como sus manos me regresaban a la cama con mucho cuidado y me tapaba, cuidándome como si realmente estuviera preocupado por mí.
Me da una pastilla y agua para que las tomara, no tenía fuerzas de pelear con él si me negaba seguro me haría tomarla a la fuerza y sentir dolor no era algo que quisiera en ese momento; insegura tomo la pastilla y la comí, me recosté dándole la espalda no tenía nada de ganas de verlo, escuche como se reía, se divertía de mí y eso solo me molestaba más.
Después de un rato el ama de llaves llego con el desayuno, él me levanto con mucho cuidado y me sentó en el sofá aun lado de una pequeña mesa, pusieron un plato con caldo para que lo comiera; yo no tenía hambre, pero su mirada me decía todo, comía o me obligaba a comerla.
Empecé a comer sin nada de ganas, miro como él toma una silla la pone frente a mí, se sienta a verme comer; para mí fue la comida más incómoda que he tenido en mi vida, él mi miraba con tanta atención sin perder detalle de lo que hacía.
Logre comerme la mitad del caldo, volteo a verlo miro que me pone mala cara al ver que no seguiría comiendo y tratando de sonar indiferente le digo.
— Estoy llena, no puedo seguir comiendo más. ¡Esclavista! ¿puedo regresar a recostarme? o ¿qué quieres que haga a hora?
Al terminar de hablar miro como se empieza a reír divertido por lo que le dije, su actitud me molestaba tanto, iba a levantarme para volver a recostarme cuando él se para y me levanta en sus brazos, me recuesta en la cama, escucho cuando me dice.
— ¡Mi bella esclava! Voy a prepararte el baño para que te metas a bañar, para cuando llegue la ginecóloga estés lista; trata de comportarte este día y no hagas más tonterías, hoy te quedaras aquí todo el día, espero no tener que recordártelo y me hagas caso.
Este hombre lunático controla mi vida como quiere, quería protestar, decirle que no pensaba seguir sus órdenes, estaba harta de que me diera ordenes, de que me tratara como su esclava.