TODO EMPEZÓ POR UN RAYO

Él autorizó la entrada, vio a Carlos muy sonriente frente a él, Daniel también sonrió porque se imaginó de que se trataba, él le dijo que descansara porque iba a atender a Carlos, ella sabía quién era él, Daniel se despidió de Paola y puso toda su atención en Carlos.

Él le dio los últimos documentos, Daniel lo miró incrédulo y Carlos le dijo que ya había terminado, Daniel emocionado se levantó y lo abrazó agradeciendo por su ayuda, ya tenía casi todo listo.

Al día siguiente Daniel hizo todos los trámites con el nuevo dueño, aunque el tenía acciones, pero ya no tenía que ir a solucionar algún problema, Daniel a las tres de la tarde organizó todo para viajar, había comprado su tiquete.

En la clínica paola estaba de turno, se sentía cansada pero sabía que era por el embarazo, por eso no le estaba gustando esos turnos de noche, Enrique siempre estaba pendiente de ella, aprovechó y le dijo.

ENRIQUE: Paola, yo te expresé mis sentimientos, pero yo soy consciente de tu relación, y no voy a hacer nada contra eso, solo quiero que seamos amigos.

Paola lo miraba a los ojos mientras hablaba, se dio cuenta que sus palabras eran sinceras y le dijo.

PAOLA: Está bien, seremos amigos.

Ella se despidió de él con un beso en su mejilla y un abrazo, le agradeció por entenderla y él también agradeció por ser su amiga y también entenderlo.

Ella se fue a la zona de descanso y allí se acostó, se durmió rogando que no llegarán muchos pacientes a urgencias, aunque deseaba despertar más activa para realizar su trabajo con mucho amor.

Ella antes de estudiar enfermería sabía a lo que iba, sabía que lo malo de ser enfermera es que las horas de trabajo suelen ser largas y suele haber muchos cambios, sabía que podía llegar a realizar turnos de hasta doce horas, Podía trabajar fines de semana y festivos, lo que dificultaría su vida social, sabia que tenía que estar mentalmente preparada porque los pacientes pueden morir, otros podían tratarla mal, etc., pero aún así ella se decidió por estudiarlo.

Pero en ese tiempo no pensó trabajar embarazada, el embarazo era lo que la tenia cansada, pero sabía que iba a valer la pena.

Por otro lado Daniel había cometido un grave error, y había decidido abandonar la empresa para ir a su apartamento a buscar sus cosas para ir al aeropuerto, iba conduciendo pensando en su mujer y su hijo. Iba por la carretera sumido en sus pensamientos, sin tener control de sus movimientos, solo quería llegar a su apartamento y colocar su ropa en la maleta y salir nuevamente, pero su forma de conducir a toda velocidad, estaba llevándolo a un posible descanso eterno.

Lo último que escucharía aquella noche sería el sonido de una bocina al intentar adelantar a uno de los vehículos ubicados delante de él en la carretera,

Daniel se encontró con un coche en sentido contrario, no tuvo tiempo de reaccionar, el impacto fue tan fuerte, que la frente del joven empresario había deshecho todo el vidrio frontal del vehículo.

 Los signos vitales de Salvador habían disminuido drásticamente, muchas personas se acercaron y vieron que era una de las víctimas fatales, estaba más cerca de la muerte que de la vida.

El cuerpo de Daniel había sido trasladado a la sala de emergencias de forma rápida, no había tiempo que perder, el accidente había sido muy grave y las heridas en su cabeza le había generado una continua pérdida de sangre, todos hacían espacio en los pasillos del Hospital mientras los doctores de turno, hacían lo posible por estabilizar los signos vitales de Daniel.

Después de largas horas de cirugía, Daniel había logrado sobrevivir al siniestro, pero aún se encontraba inconsciente. Los doctores habían hecho todo lo posible por mantenerlo con vida, pero ya de ahí en adelante todo dependía de Daniel. El hombre tenía un espíritu y una fortaleza admirable, por lo que, sobrevivir a este accidente no sería absolutamente ningún esfuerzo para un hombre que se había forjado a punta de disciplina y sacrificio.

Carlos se enteró por un amigo del accidente de Daniel, el no quería llegar al hospital porque le daba miedo recibir alguna mala noticia, decidió llamar a Seida para ir juntos.

Después de una hora llegaron, allí le dieron información alentadora, Carlos quería llamar a Loli para que supiera pero decidió esperar.

Daniel había estado inconsciente por más de seis días continuos, con signos vitales estables pero que, aún se mantenían bajo observación ante una posible

Recaída. Las heridas que había sufrido Daniel eran suficientes como para que hubiese muerto en el impacto, pero una fuerza sobrenatural parecía haberlo mantenido con vida, se aferró a la vida por su mujer e hijo, estaba luchando por su vida.

Seida y Carlos permanecieron en el hospital, nunca lo dejaron solo, Seida entraba a verlo y le decía que luchará por lo que más quería, que no se diera por vencido.

En Colombia Paola se la pasaba llorando, quería escuchar la voz de su marido, algo le decía que no estaba bien, no le llegaban los mensajes que ella enviaba y tampoco el se ponía en contacto con ella, En casa Loli la animaba que tuviera fe que todo estaba bien, en la clínica Enrique la animaba también, le decía que sacara fuerza para estar bien por su hijo, que Daniel en cualquier momento llamaba o llegaba de sorpresa; así ella se tranquilizaba un poco.

En el hospital Daniel abrió los ojos durante las horas de la mañana, apenas y podía mover sus dedos sin experimentar un dolor infernal.

Movió sus ojos de un lado a otro intentando reconocer el lugar, ya que pensaba que lo que había ocurrido la última vez que despertó había sido un sueño o una pesadilla. Al darse cuenta de la cantidad de cables y tubos que lo rodeaban, se dio cuenta de que estaba en la peor situación que jamás hubiese tenido que enfrentar.

El no pudo evitar cerrar sus ojos, de los cuales salieron algunas lágrimas de desesperación, ya que no sabía cómo manejarse en medio de tan terrible escena. Nuevamente su ritmo cardíaco se disparó, pero esta vez podría ser controlado sin necesidad de los sedantes. Dos enfermeras aparecieron en la habitación, las cuales retiraron algunos de los implementos que ayudaban a Daniel a respirar artificialmente. Al ver que el joven podía mantener un ritmo estable en su respiración, decidieron dejarlo de esta forma, el preguntó con voz débil.