Una pareja de esposos adoptan a una niña que según los lugareños es hija de una bruja. Se la quitaron a la mala y ella ha jurado que regresará del más allá a vengarse.
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Luisa descubierta
A la mañana siguiente, Sonia llevó las fotografías a la policía quería encontrar a su hija.
Muy bien, las llevaré que le saquen las copias. Estoy seguro que alguien nos podrá dar algunos informes, aunque no quiero darle falsas esperanzas.
Mientras yo viva la esperanza siempre estará conmigo, dijo Sonia, con una lágrima queriendo caer.
Lamento mucho su padecer, haremos todo lo posible por encontrarlas.
Gracias, oficial.
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Juanita convenció a Eugenio de internar a Yaqui.
Por favor, es por su bien, ella no puede estar más tiempo sin atención médica especializada, de lo contrario, podía llegar hasta provocar unos accidentes fatales.
Está bien, señorita, si usted lo dice lo haremos, mañana mismo haré la cita para llevarla.
No señor, tiene que ser hoy mismo. Me tomé la libertad de contactar al doctor Eduardo Sirgo, él nos ayudará con la señora Yaqui. Su clínica es una de las mejores de la ciudad.
Gracias, Juanita, confiaré en usted. Vamos inmediatamente arregla a Yaqui para irnos, por favor.
Dos horas después, ya estaban en el hospital...
Yaqui estaba sedada, los paramédicos las subieron a una camilla.
Buenas tardes, doctor, me dijo la señorita Juanita que ya había hablado con usted.
Sí, ella me dijo que usted traería a su esposa. Ella estará bien aquí, se lo aseguro.
Eso espero, porque últimamente ha estado muy nerviosa y dice cosas que no se entienden.
Nosotros evaluaremos la situación y pronto le informaremos, pero la señora no debe recibir visitas por un tiempo hasta que ya esté más o menos aceptable.
La enfermera Juanita estará aquí cuidándola, usted no se preocupe por ella.
Bueno, pues, entonces me iré confío mucho en ustedes, por favor, hagan lo que puedan para curar a mi esposa.
Haremos lo que esté en nuestras manos, pero la esquizofrenia no se cura, solamente se trata, puede vivir años como una persona normal con el tratamiento adecuado.
Gracias, doctor; Gracias, enfermera.
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La policía buscaba incesantemente a Alejandra.
Desgraciadamente, nadie la había visto. Luisa la había escondido perfectamente para que no la encontrara.
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8 años después...
En una casa muy bonita y elegante se celebraba una fiesta de 15 años.
Una chica muy hermosa bajaba por las escaleras y todo el mundo le aplaudía. ¡Bravo, Alejandra! ¡Bravo!
No cabe duda, eres el centro de atención de toda esta gente. Eres la más hermosa de todas las muchachas, te adoro, hijita.
Gracias, mamá, a lo largo de los años he aprendido a quererte mucho, pero extraño a mis padres Héctor y Sonia.
No pienses en eso, ellos seguramente tendrán otro hijo.
Mamá, ¿algún día me vas a decir quién es mi verdadero padre?
Hija, no tiene caso hablar de él en este momento. Mejor disfruta tu fiesta. Mira todos los regalos que has recibido.
Tienes razón, mamá.
El chambelán de honor se acercó a Alejandra, ¿bailamos?
La fiesta transcurría de lo más animada.
Alejandra era el centro de atención y todos los chicos querían bailar con ella.
Se veía hermosa con su vestido tornasol, muy esponjado y hermoso.
Toda ella se veía iluminada, hermosísima y feliz.
Por azares del destino una de las personas que habían ido a esa fiesta reconoció en Luisa a la bruja que habían matado hacía muchos años.
Tú eres la bruja, ¿verdad?
Al escuchar eso, la música paró, toda la gente se quedó callada observando a las dos mujeres.
¿Qué te pasa? No sé de qué estás hablando. ¿Cuál bruja?
La mujer observó a todos alrededor e inmediatamente se deshizo de sus palabras.
Perdón, me equivoqué, no es nada.
La anfitriona de la fiesta habló, no pasa nada. Que siga la fiesta.
Inmediatamente, empezó a sonar la música y todos se pusieron a bailar, incidente olvidado.
O al menos eso se creía.
La mujer que había acusado a Luisa, estaba hablando con otra mujer, un poco alejadas del bullicio.
¿Estás segura que esa señora es la bruja que todo el pueblo arrastró hasta matarla y quitarle a su hija?
Sí, estoy completamente segura, ella es. Solo que no quise armar un guato aquí porque después hasta conmigo la podrían agarrar.
Tienes razón, será mejor que te quedes callada. Total, ya pasaron muchísimos años. ¿Y esa será su verdadera hija o se la robaría?
Pues no sé si sea la verdadera. Pero ya ves que la niña le dice mamá, ¿de dónde la habrá sacado?
Ahora que recuerdo, creo que la policía la andaba buscando hace algunos años, debe de ser ella, según las señas que dieron, tiene un lunar en el pie, tenemos que averiguar si de verdad es ella.
¿Y cómo lo haremos?
La invitaremos a pasar unos momentos con los demás chicos en la alberca, ahí nos daremos cuenta si es de verdad la chica que andaban buscando.
Me parece bien, pero antes de decir nada primero tenemos que checar que sea ella.
En un punto un poco alejado, Luisa las observaba platicar, su cara demostraba que no estaba muy contenta con esa situación.
Sin embargo, trató de disimularlo. Se acercó a ellas, ¿no están a gusto en la fiesta?, ¿por qué están acá?
Claro que si estamos a gusto, solo estábamos tomando un poco de aire porque hay mucho bochorno. Pero en este mismo momento regresamos. Oye, por cierto, invitaremos a tu hija para que vaya a pasar unos momentos con nuestros hijos a la alberca. ¿Te parece bien?, puedes ir tú también si gustas.
¡Oh!, por supuesto, allí estaremos.
Bueno, pues, entonces nosotros nos retiramos porque vivimos un poco lejos, pero esta es mi dirección; mañana las espero a eso del mediodía para que disfruten el sol y la alberca.
Gracias, téngalo por seguro que iremos.
Luisa las vio alejarse. "Les prepararé una sorpresa"... se dijo.
Al día siguiente, a la hora convenida, Luisa y Alejandra estaban ahí.
Alejandra con su belleza innata y sus ganas de vivir, decidió inmediatamente irse a la alberca.
Los hijos de ambas mujeres también hicieron lo mismo, con sus 14 y 15 años respectivamente.
Hola, yo soy Alejandra.
Yo soy Ramiro y él es Esteban...
Mucho gusto.
Faltan nuestras primas, ya no tardan, dijo Esteban. Es más, ahí vienen ya.
Hola chicos.
Esteban las presentó, ellas son Adriana y Carmen.
Bueno, pues, entremos a la alberca ya, dijo Ramiro, uniendo sus palabras a la acción.
Los demás chicos los imitaron, incluida Alejandra.
Las dos mujeres estaban atentas a los muchachos, pero ellos observaban exclusivamente a Alejandra.
Luisa se daba perfecta cuenta de eso.
¿Puedo pasar a su baño?
Por supuesto, entras por el pasillo y es al fondo a la derecha.
Gracias.
Discretamente, en lugar de ir al baño empezó a buscar en los cuartos hasta que supo cuál era el cuarto de una de ellas, por la ropa de mujer que había en el clóset.
Y sin que nadie se diera cuenta colocó algunos alacranes en la cama. Escondidos bajo la colcha.
Tranquilamente se salió.