El Surgir Del Sol — La Única Emperatriz

Había pasado un día entero desde que comenzaron el viaje, ya había caido la noche por lo que se detuvieron a descansar en el bosque.

Exar creo una fogata y con ella Undo cocino la cena. Euridice con ayuda de Exar preparaban lo que serían sus camas; un par de telas tendidas sobre el suelo de manera individual junto con unas almohadas y una última manta para cubrirse, mientras Arjona solamente estaba recargado en un árbol haciendo "guardia".

— Ya esta la comida, arrimense — Les dijo Undo sirviendo el guiso en platos.

Todos se sentaron alrededor de la fogata y comenzaron a comer, Exar y Euridice conversaban sobre lo que había pasado en el Imperio, cosa que sin duda le hacía sentir a Exar esa sensación de pena y tristeza.

— No puedo creer que hayas tenido que pasar por todo eso Reina mia.— Dijo Exar con su plato de comida en manos.

— Si... De no haber sido por Arjona y Yusy.. Jamás habría salido de alli.— Dijo ella mientras miraba al suelo.

— No se preocupe Reina mia. Vera que lograremos vencer a ese desgraciado.— Le dijo Exar con una sonrisa, buscando motivarla.

Euridice sonrio y asintió a su vez Arjona termino tomando un poco de agua en un vaso, mismo que acerco a ella.

— Bebe... Casi no has bebido agua — Le dijo Arjona.

— Gracias Arjona.— Le dijo Euridice tomando aquel vaso para comenzar a beber. Exardescere miró la relación que ambos mantenían, sintió un dolor en su estómago que reconocía. Pues ya había visto esta situacion años antes.

— Reina mia. Desde cuando se conocen?.— Preguntó Exar a Euridice.

— Mmh?. Pues... Arjona y yo nos conocemos desde que eramos niños.— Dijo Euridice con una sonrisa.

— Ya veo. Eso.... Explica muchas cosas.— Dijo Exar sonriente. Arjona lo miro con algo de confusion.

— ¿Que cosas?.— Preguntó Arjona arqueando una ceja.

— Jaja!. Nada nada, solo creo notar que te gusta mi Reina.— Dijo Exar. Arjona y Euridice se quedaron en shock, siendo Arjona el primero en reír.

— Ja, a mi jamás me gustaría una princesa berrinchuda y mimada.— Dijo Arjona mirando a otro lado. Euridice fruncio el ceño y de inmediato se defendió.

— ¡Ah si!!?. Pues yo jamas estaría con un idiota como tu!.— Dijo euridice cruzándose de brazos.

— Parecen niños peleando asi...— Dijo Undo mientras comía tranquilamente.

Exar miraba aquella pequeña "pelea", mostró una sonrisa suave y después la borro.

— (La historia... Se repite...).— Exar...

...

A la mañana siguiente después de comer algo, todos siguieron avanzando. Al llegar la tarde finalmente habían llegado a donde se encontraría el As de la Cabra.

— Está muy cerca. Entrando por este bosque. — Dijo Exar señalando al frente.

Undo y Euridice miraban aquel bosque con horror. Era un bosque enorme, pero la tierra era gris, los árboles estaban secos y había una niebla espesa que impedía ver hacia el interior.

— Ni loco dejaré que ella entre allí.— Dijo Arjona tomando a Euridice por el hombro para apegarla a el.

— Entonces...? ¿Que haremos?.— Preguntó Undo. Euridice miro el sendero perderse en la niebla y después dio un paso al frente saltándose del agarre de Arjona.

— Debemos entrar... Exar. ¿Puedes guiarnos?.— Dijo Euridice mirando a Exar.

— Por supuesto mi Reina.— Dijo Exar encendiendo sobre su mano una llama de su dorado fuego para comenzar a caminar. Euridice le siguió de cerca y después Undo camino detrás de ella sujetándose de su vestido, se notaba muy asustado.

— Aquí debe haber monstruos como los del bosque.— Dijo Undo.

Arjona termino caminando detrás de los tres, quitandole la manta al filo de su lanza para estar al pendiente de cualquier ataque de cualquier lado.

Todos comenzaron a caminar por el sendero, todo alrededor no era más que niebla y un silencio escalofriante. Gracias al fuego de Exar, podían ver un poco a su alrededor.

— Estamos cerca.— Dijo Exar mientras seguía caminando. De repente se detuvo por lo que Euridice choco contra el seguida de Undo.

— ¿Que pasa?.— Preguntó Euridice.

Exar estiro su mano hacia el frente iluminando el frente y dejando ver una silueta bastante impresionante.

— Exardescere...— Dijo una voz masculina, suave y fría.

Euridice se asomo por un lado de Exar y noto a esa persona. Era un hombre alto, que estaba de pie frente a los cuatro, pero lo qur más destacaba era que tenía dos enormes cuernos similares a los de un carnero en su cabeza.

— Es agradable volver a verte Corni.— Le dijo Exar. El hombre levantó la mirada, observo a Euridice y dio un paso al frente.

Casi al instante Arjona se puso frente a Euridice protegiendola de cualquier cosa.

— Ella... Es nuestra nueva reina..?— Preguntó Corni caminando hasta estar a al menos un metro de ellos, Euridice le miraba desde atrás. De inmediato se atraveso hasta estar a la par de Exar y con sumo respeto y educación se inclino para saludar.

— Soy Euridice... Es un placer conocerlo.— Dijo Euridice.

— Diría lo mismo... Pero no se que pensar.— Dijo Corni mirando al suelo.

— Corni, ella es nuestra reina. Debemos ayudarla.— Dijo Exar mirando a Corni.

— Cuanto tiempo ha pasado... Han pasado más de mil años y... Nunca pude hacerlo. Espere por mucho este momento pero...— Dijo Corni notándose destrozado. — Intente vivir una vida como el resto de ustedes, pero a donde sea que iba me llamaban monstruo... Tuve que esconderme de todos pese a que ayude a salvar este imperio...— Dijo Corni con el entrecejo fruncido.

Escuchando eso a Euridice se le escaparon las lágrimas imaginando el tormento que tuvo que pasar.

— Ya no quiero salir de aquí... Tengo miedo de que me señalen de nuevo.— Dijo Corni. Antes de poder decir algo más el llanto de Euridice lo detuvo, el levanto la cabeza y la miro llorando con tanto sentimiento.

El resto tambien se noto sorprendido por que empezará a llorar, pero se quedaron en silencio.

— ¿Por que lloras...?...— Preguntó Corni mirandola con detenimiento.

— No puedo... ni imaginar lo que debiste de sufrir... Lo siento tanto... De verdad... lo siento.— Dijo ella entre sollozos.

— ¿Por que... te disculpas...?— Preguntó él mirando de nuevo al suelo.

— Por qué me hubiera gustado que este imperio... Reconociera tu valor y el del resto de los Ases... El que esten escondidos y separados... Solo se debe al imperio... — Dijo ella limpiando sus lágrimas que seguian saliendo sin poder evitarlo.

— Tú no tienes la culpa de nada...— Dijo Corni estirando su mano hasta dar una suave palmada sobre su cabeza. Euridice levanto la cabeza hasta verlo y después el suspiro. — Soy un terrible As... hice llorar a mi Reina apenas tuve oportunidad... No merezco nada.— Dijo Corni terminando por ponerse de cuclillas en el suelo, abrazando sus piernas y poniendo su cabeza entre sus piernas; dándoles a todos la espalda.

— N-no!... No diga eso!..— Dijo Euridice corriendo hasta ponerse frente a el, colocándose de rodillas frente a el. — Yo lloro por todo...— Dijo ella avergonzada para después extender su mano hasta dar una palmadita sobre su hombro. — Por favor levante la cabeza... — Le dijo Euridice. Corni levanto un poco la cabeza hasta solo mostrar sus ojos, mismos que tenían la forma de los ojos de una cabra. Ella se quedo sorprendida por solo un segundo y después se mostró encantada. — Sus ojos son hermosos...!— Dijo ella poniéndose de pie y dando pequeños brincos de emoción.

— ¿Hermosos...?.— Preguntó Corni levantando la cabeza.

— ¡Arjona!! Recuerdas el corderito que tenia cuando era pequeña.?— Pregunto ella sonriente.

— Al que hicieron estofado?.— Preguntó Arjona a lo que Euridice se molesto y le hizo una mueca. — nomas de eso me acuerdo... sabía muy bien.— Dijo Arjona.

— ¡Ah!. Te odio!!— Le grito Euridice agachandose hasta recoger una piedra misma que le lanzó y el esquivo sin dificultad.

Corni miro aquel comportamiento, no podía creer que su nueva reina era solo una joven de corazón tan dulce y puro. De inmediato se levanto y frente a ella hizo una reverencia.

— Por favor... Permitame convertirme en su acompañante y guardián... la protegeré con mi vida.— Dijo Corni. Euridice mostró una sonrisa amable y llevo sus manos hasta tomarlo de las mejillas.

— No tiene que pedirme nada. Soy yo la que pide demasiado. —...

...