Corazones Rotos.

Esperé pacientemente a que mí hermosa mujer brasilera saliera de su trabajo, para así poder llevarla a una cita. Le pregunté al chófer del taxi sobre algunos lugares en los que podría llevar a mí mujer, pero, desafortunadamente, ninguno llamó mí atención.

Decidí entonces que lo mejor era llevarla directamente al hotel en donde me estaba hospedando. Tenía una hermosa vista al océano, una suite de las mejores, además, era un hotel cinco estrellas, ¿Qué más puedo ofrecerle?

Creo que estoy algo nervioso, eso es nuevo. Nunca me he sentido nervioso, mucho menos ansioso por una mujer, pero supongo que siempre hay una primera vez. Y Nita me hace sentir todo ésto que nunca antes sentí, ¿Mí papá habrá sentido lo mismo cuando vió a mamá? Supongo que si, no por nada le pidió tener un hijo tan pronto como la conoció.

Cómo si estuviéramos conectados, recibí una llamada de mis padres, atendí por supuesto, y no pude evitar sonreír al escucharlos al otro lado de la línea.

—Hola, mí amor, ¿Cómo va todo? ¿Ya conquistaste a mí futura nuera? —Mamá preguntó con emoción, no me sorprende para nada, el próximo mes cumpliré cuarenta años, creo que ambos andaban bastante preocupados por el tema de los nietos–.

—Sí hijo, dinos, ¿Hiciste lo que te enseñé? Te digo que con tu mamá funcionó eso de pedirle tener un hijo en la primera cita –Mamá y yo no pudimos evitar soltar una carcajada ante las palabras de papá, si hay algo que admiro en ésta vida, es el amor de mis padres. Son dichosos por amarse tanto de la manera más pura y real–.

—Aún no le he propuesto tener hijos, papá. Pero le dije que quería casarme con ella, hasta le dije que soy millonario sólo para que me diga que sí –me reí de mí mismo, es que esa mujer me hace actuar como estúpido, pero no me importa, la quiero; la quiero a ella–. Al parecer ella es una sirvienta, puedo ver qué la diferencia de edad entre nosotros es algo notoria, pero no me importa, no puedo hablar de amor aún, pero la quiero a ella. Quiero que sea mí esposa, la madre de mis hijos, la mujer de mí vida... Simplemente, la encontré, papá.

—Oh, cariño, me pone tan feliz escucharte hablar así de esa mujer. No importa a qué se dedique, ella es a quien elegiste, quiero que la traigas a casa porque muero por conocerla –la emoción en la voz de mamá era notoria. Yo también quería conocer a mí mujer, pero sé que debo esperar, espero que no mucho tiempo. Le daré una semana y me la llevaré a Londres, la presentaré a mis padres y nos casaremos, quizás compre una casa grande con muchas habitaciones para nuestros futuros hijos. También con patio, en caso de que ella quiera mascotas. Le haré un enorme armario repleto de la última moda, zapatos, bolsos, ¡Todo! Todo lo que mí mujer quiera–.

¿Será que a mí futura esposa le gustarán los niños? Espero que sí. Nunca fui realmente un hombre que quiera tener una esposa e hijos, tampoco me había llamado la atención el ser padre, pero ahora todo es diferente, porque si es con ella, entonces muero por tener hijos. Si ella no quiere perder su figura, entonces adoptaremos. Si quiere tener cincuenta hijos, entonces haré que mis huevos se queden vacíos sólo para cumplir el deseo de mí mujer.

¿Qué nombres le gustará? Creo que tengo que ir pensando en futuros nombres para nuestros futuros hijos, ¡Espero que sean muchas niñas! Niñas iguales a ella, serían más que hermosas y perfectas. Y, si son niños, espero que tengan sus ojos y mí personalidad. Pero prefiero niñas.

—Será mejor que te apures, hijo –papá me sacó de mis pensamientos y volví a concentrarme en la llamada–. Porque estoy ansioso por conocer a la futura señora Gray. Es más, con tu mamá ya nos vamos a comprar juguetes para nuestros futuros nietos, porque ahora estamos más emocionados que tú.

Mí corazón se llenó de alegría al escuchar las palabras de mis padres, sabía que ellos querían que encontrara una compañera, pero ésto era otro nivel. Realmente somos una familia de intensos, y no puedo evitar sentirme orgulloso.

Mientras hablaba con ellos, la puerta de la mansión se abrió, dejando ver a mí hermosa y joven futura esposa, quien se veía sorprendida de verme ahí, pero luego me sonrió alegremente.

—Mamá, papá, los dejo. Mí futura esposa ya viene –me despedí de mis padres y fui hacia ella, necesitaba tocarla, sentirla, inhalar su dulce aroma. Tan pronto como la tuve en mis brazos, mí mente hizo cortocircuito, dios, ésta mujer será mí muerte–.

—Creí que te habías ido –dijo ella, mientras se apartaba para mirarme a la cara. ¿Irme? Ni en sueños–.

—Cariño, literalmente dejé las Bahamas para venir a buscarte, ¿Realmente piensas que me iré sin conseguir lo que quiero? –enarqué una ceja y sonreí, mientras tomaba su rostro en mis manos–. No me iré de aquí nunca, al menos no sin ti. Serás mí esposa, ¿Creíste que estaba jugando cuando lo dije? Pues déjame decirte que hablaba muy en serio.

Ella me miraba con incredulidad y diversión, soltó una risita y luego susurró:

—Estás loco, señor Gray.

Maldita sea, un jodido escalofrío recorrió mí columna ante aquél maldito susurro.

—¿Por ti? Oh, mujer, no tienes idea.

...★★★...

¿Podemos hablar de lo hermoso que se ve Nathan ya pensando en tener hijos con Nita, cuando ni siquiera han tenido su primera cita aún? Sin dudas es el estándar💞