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EL DUCADO DEL SOL ISABELLA

EL DUCADO DEL SOL ISABELLA

Status: Terminada
Genre:Equilibrio De Poder / Malentendidos / Matrimonio arreglado / Diferencia de edad / Fantasía épica / Edad media / Completas
Popularitas:1.4M
Nilai: 4.9
nombre de autor: Lia

Isabella es la hija del Duque Lennox, educada por la realeza desde su niñez. Al cumplir la edad para casarse, es comprometida con el Duque Erik de Cork, un hombre que desconoce los sentimientos y el amor verdadero.

NovelToon tiene autorización de Lia para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 18 LA VISITA DEL MÉDICO REAL

Los días se deslizaron en el reino de Deria, pero en los aposentos del duque Erik, el tiempo parecía haberse detenido.

Tres días habían transcurrido desde la partida de la caballería, y el estado de Isabella no mejoraba. Las fiebres, como olas furiosas, iban y venían, dejando a la joven duquesa en un estado de somnolencia y delirio.

Su hermana, Antonia Lennox, permanecía a su lado día y noche, su corazón desbordante de angustia. Antonia, que siempre había sido la más fuerte de las dos, se sentía impotente. Sabía que esta condición en su hermana solía durar uno o dos días, pero esta era la noche del tercer día, y no daba muestras de mejoría.

Preocupada, ya no pudo ocultar más la condición de su hermana y, con el corazón en un puño, le ordenó a María: "Ve al palacio principal y con la mayor discreción pide al médico real acercarse a los aposentos del duque. Menciona que la duquesa ha caído en cama... Anda, María, no demores."

María, una joven de voluntad de acero forjada en el Ducado del Sol, salió apurada al palacio principal. Sin embargo, su camino fue interceptado por la servidumbre que acompañaba a la princesa. Al verla, María inclinó un poco su cabeza, pero no pronunció palabra.

La princesa, con una expresión de superioridad, se le acercó y le dijo: "¿Quién sois vos? Sois nueva en la servidumbre del palacio, ¿verdad? Decidme, ¿qué hacíais en los aposentos del Duque Erik? ¿Quién os lo ha permitido? Hablad."

María, irritada por el retraso y la acusación, respondió con una calma que desarmó a la princesa: "Mi señora, no pertenezco a la servidumbre del palacio. Mi deber es solo con el Ducado del Sol."

"Ah, sí, pero que yo sepa... el Duque de Cork ha partido hace tres días a las fronteras... Entonces, estáis diciendo mentiras o sois una ladrona," respondió tajante la princesa, su voz destilaba veneno.

María, que no tenía tiempo para riñas de palacio, se mantuvo firme. "Princesa real, debéis saber que el duque ha contraído matrimonio, y el Ducado del Sol tiene una duquesa, y mi señor me ha encomendado estar a su lado y servirle hasta que regrese."

La princesa, al oír la sola mención del matrimonio del duque, sintió que su corazón se volvía pesado. Apretó su abanico con tanta fuerza que lo partió en dos, y respondió: "Veo que tenéis una respuesta para cada pregunta... Respondedme, ¿qué hacíais en los aposentos del duque?"

"Mi señora, no comprendo sus inquietudes, solo sirvo a mi señora, la Duquesa de Cork, que espera a mi señor en el palacio oeste," respondió María.

"¿La duquesa se encuentra en el palacio? ¿No ha partido al Ducado del Sol?" interrogó la princesa, el asombro y la rabia en sus ojos. "No debería estar ocupándose de sus obligaciones de esposa en casa."

María, que ya había conocido el corazón de la princesa que destilaba resentimiento contra la señora Isabella, decidió darle una lección. "Mi señor, solicitó a la señora esperarle en el palacio oeste para juntos partir al Ducado del Sol." María observó la frustración en el rostro de la princesa y terminó de decir: "Me excuso con la princesa real, ya que debo llevar leche a mi señora... Con su permiso."

María salió apurada hacia el palacio medicinal. Ingresó y se acercó al médico real, quien se encontraba preparando un remedio a base de hierbas.

Cuando alzó su vista, vio a la muchacha. "¡María, eres tú! Oh, muchacha, cuánto has crecido... ¿No deberíais estar en el Ducado del Sol?" expresó el médico real.

"Me alegra verle tan saludable... pero mi motivo de visita al palacio es otro," respondió María, su voz aún teñida de angustia.

"¡Qué insensible sois, niña! Decidme, ¿qué pasa? Os veo angustiada," respondió el médico.

"Es la señora Isabella," comentó María.

"¿Isabella Lennox? ¿La esposa de ese granuja maleducado? Humm... Decidme qué sucede con la señora," interrogó el médico, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y curiosidad.

"Lleva tres días en cama con fiebres y no paran," respondió María.

"¿Y hasta ahora me lo decís, muchacha? ¿Acaso queréis dejar viudo tan rápido al duque?" manifestó el médico.

"No, mi señor, es solo que su hermana Antonia esperaba que mejorara con los días, pero la señora no tiene mejora," respondió la joven.

"¿Y Cork sabía de su estado?" El médico la miró fijamente.

La joven bajó la mirada. "Sí... le fue informado antes de partir."

"Oh, y aún así decidió largarse... Pobre chica... Vamos, no tardemos, no sea que el Rey nos culpe por negligencia," mencionó el médico, levantándose de su lugar y sintiendo melancolía por la forma distante en que María se dirigía a él.

La joven guio al médico real al palacio del oeste. Al ingresar, el médico saludó cortésmente a la señorita Lennox, evaluó la condición de Isabella, tomó su pulso y revisó su vista. "Puede ser agotamiento o una infección... Primero trataremos el agotamiento.

Si a la mañana no funciona la medicina, es porque su cuerpo está luchando contra una grave infección."

"¿Por qué no examina correctamente a la duquesa y así podrá saber con seguridad qué tiene?" manifestó María, su voz sonaba desafiante.

"¡Y que pierda mi cabeza, María! ¿Acaso no sabéis quién es su marido, que ni siquiera la ha tocado para que yo me ofrezca a hacerlo?" respondió el médico, su tono era una mezcla de burla y advertencia.

Antonia y María se quedaron atónitas ante la declaración del médico. Era cierto que el duque no dudó en irse apenas terminó la ceremonia, y no habían consumado el matrimonio.

"María, en vez de estar diciendo tonterías, tomad apunte a lo siguiente... Conseguid flores de saúco y realizad infusiones, además, dadle de beber cada tres horas té de jengibre... Eso ayudará a bajar la fiebre y a lidiar el dolor... Si mañana amanece y sigue igual... buscadme de inmediato... Por ahora, es lo único que podemos hacer por ella," con toda la calma respondió el médico.

María salió corriendo en busca de las hierbas, mientras el médico interrogó a Antonia. "Decidme, jovencita, ¿por qué no habéis reportado esto al Rey?"

"Usted debe de saber cómo terminó la boda de mi hermana. Si se corre la noticia de que ha caído enferma, la menospreciarán como una mujer débil y crearán rumores de que su condición se deberá al abandono del duque de Cork," respondió Antonia, su voz firme.

"Sois una niña muy inteligente. Siempre he pensado que las mujeres tienen una mente maravillosa, lástima que no se les permita educar debidamente... Bueno, a excepción de vuestra hermana, que tuvo el placer de ser enseñada... Es muy diligente," comentó el médico real.

"¿Y de qué sirvió, mi señor, ser tan bien ilustrada para que al final terminase como todas las damas?" respondió Antonia, su voz se quebró.

"No menospreciéis el destino dado por los cielos a vuestra hermana... Además, ¿cuántos años tenéis, jovencita, para responder en ese tono?" interrogó el médico.

"Yo tengo diecisiete, mi señor... Pero usted... pensé que era un viejo más," respondió Antonia, con una mezcla de irreverencia y dolor.

"¡Qué muchacha tan grosera!... Desde que nací he sido dedicado como doctor, es el linaje de mi familia," El médico real se levantó del lado de la cama, pues todo ese tiempo estuvo monitoreando el pulso de Isabella, y dijo: "Debo irme, señorita Antonia... y tened cuidado con esa lengua tan afilada... no es bien visto que una mujer se dé esas atribuciones."

"No fue mi intención ofenderle, me disculpo si fui grosera, mi señor, espero que lo olvidéis," Antonia inclinó su cabeza un poco.

El médico solo salió sin decir nada. Antonia pensaba cuán inapropiada pudo ser su conducta, se había dejado llevar por el dolor de ver a su hermana en cama y terminó siendo grosera frente a alguien de su mismo estatus.

Al rato, había llegado María con una tetera de té de jengibre, el cual le dieron cada tres horas como se había indicado. Además, en la chimenea calentaron agua con las flores de saúco para que Isabella pudiese respirar el vapor y así aliviar un poco su cuerpo. La noche transcurría, y solo a las tres de la mañana la fiebre bajó, permitiendo que los delirios de Isabella desaparecieran y pudiese descansar debidamente.

^^Autora^^

Gracias por el apoyo de sus 👍

1
Yessica Moreno
es la única que lo tranquiliza
Yessica Moreno
y lo dice con tanto orgullo, solo es un metido
Olga Lidia Leal
excelente, muy hermosa, gracias
Ceecee
excelente historia, corrige la ortografía y será de 5 estrellas
Ceecee
volvió a llamarse vernart
Ceecee
mercenarios 😕
Adeilis
La historia es muy interesante, me gusta mucho
Ceecee
Dios hay que adivinar que palabra quieres decir, deberías revisar antes de publicar, la historia es buenísima y se daña con tantos errores
Ceecee
embargaran 🫣🫣
Ceecee
la inteligencia de esta protagonista no la he visto hasta ahora 😕
Ceecee
este Bernard se llamaba diferente 🤣🤣🤣🤣
Ceecee
mercenarios, parece que has descuidado tanto ortografía como redacción
Ceecee
asfixiando
Ceecee
cuando es una pregunta debes colocar signo de interrogación. ??
Ceecee
por qué de pronto tantos errores de ortografía
Ceecee
parece que Antonia fue la que recibió una mejor educación para ser esposa del duque
Escorpiona Saucedo
el principito blandnegue que nos tuvo los pantalones para luchar por la mujer que supuestamente ama y se la pasa de metiche queriendo ser el tercero 🤣🤣
Sara Rojas Retamal
ojalá Isabella se replanteara y aprenda a defenderse , a pelear y ayudar al duque con posibles maleantes y fuera más empoderada
Sara Rojas Retamal
como fue educada como un hombre espero también haya sido preparada en defensa y manejo de la espada para cuidar su ducado
Ingrid coromoto Bracho
felicidades me encantó esperando la segunda parte de la historia
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