"AUT VIAM INVENIAM AUT FACIAM" (encontraré mi camino o haré el mío yo misma) - susurró en latin. Era una declaración de guerra. "Él pasaba horas dibujándola a ella en papel y ella se pasaba las horas dibujándole palabras de amor en la piel. Habían estado seis meses juntos y habían vivido mil cosas. Creyó que le conocía como nadie. Ahora debía aprender que nadie conoce a nadie. La traición siempre es más dolorosa cuando quien la comete es el más amado por ti."
Bixby es una experta en matar y proteger. Toba la convierte en su numerale, su mano derecha. Él es el jefe de todos los jefes de la mafia y juntos se convierten en invencibles. Todos la llaman L'onorevole del Don y la consideran el bien mas preciado del jefe. Entre ellos saltan chispas y Toba no tarda en convertirla en su goomah (amante). Pero la hermosa asesina, no es adecuada para ser la gran señora de la casa al lado de él y elige a otra mujer como su esposa.
Nunca mas le permitirá verla ni acercarse a ella.
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¡Sal de ahí, ahora!
Capítulo 18
¡Sal de ahí, ahora!
Bixby volvió del baño a sacar ropa limpia del armario. Con cuidado de no mojar su herida, se metió a ducharse con agua caliente y su cuerpo lo agradeció. Se puso la ropa holgada que acostumbraba a usar y se sentó en la mesa de la cocina donde ya Toba andaba sirviendo parte de lo que había preparado. Intentó conversar pero no recibió ninguna respuesta de ella. Ni siquiera lo miraba. Al parecer lo había puesto en modo mute.
- Al menos podrías dar las gracias por la comida
Silencio absoluto. No era ella alguien que hiciera lo que otros decían porque sí. No le hablaba no porque estuviera tan enfadada sino que entendió que era mejor por su propio bien mantenerlo a distancia a partir de ese momento. No le cuadraba lo de la llamada a la mujer que dijo que era una “amiga”. Mejor mantenerse lejos porque él podía volverse importante para ella y no quería eso. Eso la haría vulnerable.
Cuando terminó de comer se levantó y salió a la playa. Sabía que necesitaba reactivar su musculatura y su circulación. No podía quedarse quieta o su cuerpo se atrofiaría. Vio un coche acercarse a la casa y se escondió ligeramente detrás del almacén aunque no estaba muy preocupada porque solo había un hombre dentro del coche. Una sola persona no representaba una amenaza para ella, ni siquiera estando herida.
Toba se asomó y recibió a Sesbastián con alegría. El médico entró a buscar a la paciente y para su sorpresa ya no estaba. Su amigo le dijo que había ido a caminar y volvería pronto.
- ¿Y cómo está?
- Se ha recuperado extraordinariamente. Es una mujer fuerte
- Y muy bella
- Y muy mala
- ¿Por qué dices eso, Toba? Te salvo la vida por lo que me has contado y además casi pierde la suya
- Es su trabajo Sebas. Sé que esto suena duro en tu mundo, pero en el que yo me he criado es completamente normal. Es una asesina
Sebastián resopló pero su mirada fue de comprensión. Entendía lo que decía su amigo sobre lo natural que era que alguien te salvara la vida matando a la gente que te quiere matar, pero aun así le pareció que estaba siendo demasiado duro con la mujer. No tanto por las palabras que dijo sino por como las dijo
- Parece que no te cae muy bien
- No demasiado
- ¡Vaya!. Supongo que no nos tiene que gustar todo el mundo, incluso si nos salvan el pescuezo.
Sebastián se rió.
- Te pasas un poco, compañero, pero tú sabrás. A mí ella me parece bellísima y una mujer muy interesante. Y eso que no la he visto despierta.
Bixby entró en la casa y se acercó al hombre con curiosidad. Ya imaginaba, por cómo lo había recibido Toba, que era su amigo y el médico que la había salvado. No sonrió pero lo miró con cierta amabilidad. Extendió la mano.
- Soy Bixby
- Soy Sebas
Sebastián estaba más que encantado con ella. Por mucho que Toba dijera, la mujer exudaba un aire poderoso y atractivo. Su mirada era penetrante y felina y a pesar de saber a lo que se dedicaba, o quizá precisamente por eso, el hombre sintió crecer su atracción por ella. Ahora podía verla de otra forma.
- He venido a ver como estás y a revisarte. ¿Cómo te sientes?
- Bien. Y gracias a ti, viva.
- Estabas a punto de morir cuando llegué
- Te doy las gracias por cuidar de mí
Toba se molesta con la interacción. Desde que llegó, Bix no lo había mirado ni una vez, pero allí estaba de amor y compaña con el médico y dándole gracias por cuidarla. Él la operó, ciertamente. Pero cuidarla había sido trabajo de él, no de su amigo. Se dio la vuelta y se dirigió a la puerta.
- Sebas voy con el coche un momento al pueblo. Necesito un par de cosas
- Vale, voy a revisar a la paciente en lo que vas y vienes
Bixby no dijo ni adiós. El mayor de los Jiménez no entendía muy bien porqué estaba cabreado. Bueno, sí. Desde que despertó ella, había esperado que le diera el reconocimiento por haberla alimentado, lavado y cuidado todos esos días.
En vez de eso la chica después de dos frases ni siquiera le hablaba y lo ignoraba directamente. Se sintió un poco ofendido. “Cría cuervos y te sacarán los ojos”, iba pensando, mientras llegaba al pueblo. Quería comprar un par de carboncillos y sepias para los bocetos que estaba haciendo y cuando Sebastian venía, él aprovechaba para usar su coche si necesitaba algo.
Aún no había aparcado frente a la tienda cuando su teléfono empezó a sonar y se sorprendió porque la única persona que podía tener este número era Marián… y su madre, claro. Detuvo el coche a un lado y respondió. Marco Pozo le gritó:
-¡SAL DE AHI, AHORA, TOBA!
......................
Koi estaba de ronda con su coche negro de lunas tintadas. Empezaba ese día a peinar una zona nueva. Hasta ahora no había obtenido resultados pero era cuestión de paciencia y de echarle horas a la búsqueda.
De la nada, un vehículo gris plata apareció por un lateral en dirección contraria a la suya. Si no hubiese salido de ahí, él jamás habría visto esa entrada al camino de tierra. Paró el coche a un lado y se bajó. Caminó un poco explorando el sitio y decidió que valía la pena bajar por ahí a donde quiera que llevara.
En unos minutos llegó hasta una cabaña de madera y antes de abrir la puerta de su coche, por el lado del pasajero se deslizó una figura que le apuntó a la cabeza con una glock con silenciador. Levantó las manos sonriendo.
- Bingo
- Koi… ¿cómo me encontraste?
- Dijiste que te gustaba la costa oeste
- Muy listo
- Baja el arma si no quieres que te la meta por el culo
- No hay huevos
Se rieron los dos al mismo tiempo. Y bajaron para abrazarse.
- Sigues igual de mal hablaba
- Me enseñaste tú
- Te alcanzó un disparo ¿verdad?
- Al salir. No puede evitarlos llevando a Toba. Era él o yo
- Los tienes bien puestos, mujer… pero hazme el favor de no ponerte siempre en la línea de fuego
- Por gusto no lo hago. Ya sabes. Es el heredero… me convocó Doña Gilda. ¿Qué le hubiera dicho si le matan al hijo?
Bixby se encogió de hombros.
- No me vengas con esas Bix. A ti te importa una mierda lo que digan incluso los jefes
Se oyó un carraspeo que venía de la puerta. Un hombre se acercó a ellos para presentarse. Koi alzó las cejas en una señal muda a la chica para preguntar quién era. Ese no era el niño Jiménez.
- Es Sebastian, médico y amigo de Toba. Me sacó la bala. Sebas este es Koi. Un compañero.
Sebas lo saludo con la cabeza. Y les dijo que entraran a por café y hablaran dentro hasta que llegara Toba. No dio tiempo. El teléfono de Sebas sonó. Era Toba gritando como un loco, de miedo.