Mikhail Ruttherford, el hijo menor varón de una familia con poder y dinero, acostumbrado a actuar según sus creencias, sin prestar atención a lo que otros digan de su forma de llevar las cosas, solo su perspectiva era importante, hasta llegar al punto de mantener una relación amorosa con Anastasia Petrova, la mujer de la cual estaba profundamente enamorado a pesar de las controversias y problemas que ese amor le procuraba, siendo el hecho de que la mujer ya se encontraba casada con otro hombre, por lo que su relación era un secreto que no podía salir a luz pública, mientras él debía verla ocasionalmente desfilando por la alfombra roja tomada de la mano del hombre quien era su esposo, teniendo que compartirla para poder mantenerse a su lado, aferrado a ella sin importar las condiciones.
Para distraer su mente y mantenerse alejado de la tentación de buscarla cometiendo la imprudencia de interrumpirle el evento al cual ella asistiría en compañía de su esposo. Prefirió crearse algo de trabajo extra y viajar hacia una zona remota con el pretexto de ir a ver nuevos terrenos para un negocio. Algo que no estaba dentro de sus planes era que durante ese viaje tendría un accidente que lo haría desaparecer de ese mundo durante algunos meses.
¿Qué sucederá cuando aparezca luego de su accidente?
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Capitulo 17. sin opciones
Mientras Freya y Mikhail se encontraban absortos en su mágica burbuja en la cual solo importaban ellos y el mundo exterior no tenía cabida en aquella habitación. Olvidaron que por fuera de allí el tiempo seguía transcurriendo para todos y que en cualquier momento debían volver a aquella realidad.
- Pues debes creerlo, porque es la verdad – le dice Mikhail besándola.
En ese momento sucedió lo inesperado que los obligo a poner los pies sobre la tierra
- ¿Freya? – dice Gunnar tocando a la puerta - ¿Hija ya estas despierta? – le dice en tono preocupado
De inmediato Freya dio un salto apartándose del hombre
- ¡Mi papá! – le dice asustada - ¿Qué hace aquí?, se suponía que estarían cazando hasta el medio día - dice en voz baja, sus movimientos eran nerviosos - ¿Qué le voy a decir?, ¿Qué va a pensar de mí? O peor, ¿Qué va a pensar de ti?, yo no quiero que él pueda pensar que tú eres…
- Freya, Freya, cálmate – le dice Mikhail tomándola por los hombros y viéndola fijamente
- S… Si – le dice respirando profundo – pero, pero, ¿Qué vamos a hacer? – le dice en voz baja
Mikhail de forma tranquila busco su ropa y comenzó a vestirse.
- ¿Freya, hija?, ¿estas allí? – le dice Gunnar, sonaba aún más preocupado porque no recibía respuesta
- S… ¡Sí! – le grita Freya sintiendo que los nervios del momento acabarían con ella – So, solo, solo dame un segundo – le dice mientras se coloca algo de ropa
- ¿Por qué no abres la puerta?, ¿estás bien?, ¿te sucedió algo? – le dice tratando de girar la perilla
- ¡no!, no, solo, solo – no sabía que decir y tampoco podía pedirle a Lukas que se escondiera cuando no había lugar donde podría hacerlo – Dios, ¿Qué hago?, ¿Qué hago? – decía caminando de un lado a otro, tratando de pensar en cómo afrontar aquella situación
- Freya, cálmate – le dice MIkhail luego de estar vestido – tranquila solo saldré a hablar con él, todo saldrá bien – le dice caminando hacia la puerta para abrirla, pero Freya corrió hacia el hombre
- ¡No!, ¡No!, ¡No! – le dice deteniéndolo – por favor Lukas no dejes que mi papá te vea – le dice tomándolo de la camisa
- ¿Qué?, ¿Por qué no? – le dice confundido
- Es que, el podría llegar a pensar que dada la situación tu y yo podríamos estar en una relación, y no quiero que luego se decepcione cuando sepa la verdad – le dice de forma suplicante
- Pero Freya, yo no hice todas esas cosas solo pensando en que no cambiaría nuestra relación – le dice MIkhail en voz baja viéndola seriamente – a menos de que tu no quieras, pero yo quiero dar la cara y hacer esto formal – le dice decidido.
- Por favor, por favor, Lukas – le dice suplicante – hoy no, aun no estoy preparada para esto y no hemos hablado nada de ello, así que, por favor – le dice sintiendo que su cabeza explotaría, se había sumergido tanto en vivir aquel momento con Lukas, que olvido todo lo que vendría después.
- Pero… - MIkhail observa la mirada desesperada de Freya – está bien, hare lo que me pides – le dice suspirando – pero debes prometerme que hablaremos de esto – le dice serio
- Claro, te lo prometo – le dice sintiéndose aliviada
- ¿Entonces qué quieres que haga? – le dice siguiéndole el juego a la mujer
- Pues no lo sé, aquí no hay lugar alguno en el que puedas esconderte – le dice Freya mirando todos los espacios de su habitación
- No puedo creer lo que estoy a punto de hacer – dice Mikhail lamentándose en voz baja
- Eh, ¿Qué dijiste? – le dice Freya
- Digo que solo por ti haría estas cosas, Freya – le dice en tono molesto y luego señala hacia la ventana – esa es la única salida que tenemos si no quieres que tu papá me consiga aquí – le dice viéndola serio
- ¡La ventana! – dice sorprendida – pero, estamos en un segundo piso – le dice preocupada
- Exacto, así que espero me recompense luego por esto – le dice antes de besarla.
El salir por una ventana que estaba ubicada en un segundo piso, no era precisamente algo que estuviera en los planes de MIkhail, pero quería respetar la decisión de Freya en no querer hablar directamente con su padre, así que sin más remedio salió por la ventana esperando que todo saliera bien.
Enseguida que Lukas salió por la ventana Freya se apresuró en abrirle la puerta a Gunnar quien ya se encontraba impaciente por todo el tiempo de demora.
- ¿Qué sucede?, ¿Por qué no abrías la puerta? – le dice molesto entrando en la habitación, mientras miraba en todas las direcciones
- Es, es que tenía un fuerte calambre – le dice sobando su pierna – no podía levantarme de la cama y pues – corre a interponerse entre la ventana y Gunnar – pero, ¿Qué sucede papá?, ¿Por qué estás aquí tan temprano? – le dice distrayendo al hombre
- Escuche lo que sucedió en el pueblo y la pelea que hubo – le dice Gunnar perdiendo el interés rebuscar en la habitación - quería saber cómo te sentía, me preocupo el saber que estarías aquí sola – le dice acariciando la cabeza de Freya
- Estoy bien papá – le dice sonriendo – Lukas me defendió – le dice para calmarlo
- Sí, eso también lo escuche – dice Gunnar en un tono animado – tengo que agradecerle a ese muchacho por lo que hizo, sin duda es un buen hombre – le dice alegre
- Sí, es uno de los mejores – le dice sintiéndose culpable por ocultarle a su padre lo que había sucedido, pero tampoco quería que Lukas asumiera la responsabilidad y se atara a ella por algo que quizás no signifique amor, sino más bien un simple acto pasional del momento y del cual podría arrepentirse si era obligado a responsabilizarse por ello y ella no quería que eso sucediera.
La altura era más de lo que él había esperado conseguir, pero de alguna forma debía poder bajar de allí, ya que tampoco pretendía quedarse en ese lugar durante todo el día, así que comenzó a mirar rápidamente alrededor del lugar, por suerte una enredadera que se aferraba alrededor del tejado del segundo piso hasta llegar al suelo, parecía ser la mejor y única opción que Mikhail podría tomar. Con unos jalones probo la dureza de la planta y si podía resistir su peso hasta llegar al suelo sin romperse.
- Demonios, esto es una locura – dice antes de comenzar a bajar aferrándose a los tallos de la planta como si su vida dependiera de ello.
Aunque era un tanto difícil el mantener la estabilidad, por lo menos estaba logrando su cometido, que era el de bajar del segundo piso, todo iba bien hasta que, justo a pocos metros de llegar al suelo, se escuchó el crujir de la planta rompiéndose hasta dejarlo si un apoyo, provocando que irremediablemente cayera.
Para su suerte la altura de la cual cayó no fue tan alta, así que no tuvo más que solo algunos pequeños raspones y su ropa se había ensuciado un poco. Al reponerse, se levando, sacudió el polvo de su pantalón y camisa, y miro hacia arriba.
- Es una gran altura, ¿no lo cree? – escucha a su espalda.
- ¿Qué? – dice volteándose rápidamente hacia la voz
- Por suerte estaba la enredadera – le dice Gunther sonriéndole de forma despreocupada - ¿tiene hambre?, no ha desayunado aun cierto – le dice en tono amable – vamos, desayunemos – le dice mostrándole una sonrisa mientras lo invitaba a pasar a la cabaña.