Un Príncipe En Mi Habitación

Una semana después de que los medios captaran a Arianna Lauren, heredera del imperio petrolero Lauren, en compañía de su nuevo y enigmático novio, Caleb, los titulares no dejaban de especular sobre su relación. Las revistas de moda y farándula no solo hablaban de su romance, sino que también insinuaban que ya vivían juntos, alimentando la curiosidad del público.

Una mañana, mientras Arianna y Caleb disfrutaban de un desayuno en un elegante restaurante antes de dirigirse a la empresa, una mujer de porte distinguido se acercó a su mesa.

—Señorita Lauren, es un gusto volver a verla —saludó con una sonrisa profesional.

Arianna levantó la vista, reconociéndola al instante. Se trataba de Isabella Moreau, una reconocida cazatalentos y representante de actores y modelos en las pasarelas más prestigiosas de Europa. Se habían conocido años atrás, cuando Isabella colaboró en la selección de modelos para las portadas de los libros publicados por la editorial de Arianna.

—Isabella, qué sorpresa —respondió Arianna, devolviendo la sonrisa.

—Sé que su tiempo es valioso, así que iré al grano.

Arianna, acostumbrada al estilo directo de Isabella, asintió.

—Claro, dígame.

Isabella dirigió su mirada hacia Caleb, quien observaba la conversación con curiosidad.

—Es respecto a su nuevo novio —dijo, estudiándolo detenidamente—. He visto los titulares en las revistas, mencionan que es actor y modelo. Intenté buscar su agencia, pero no encontré nada en internet... así que no me quedó más remedio que venir en persona.

Arianna notó la confusión en el rostro de Caleb y decidió intervenir.

—Sí... bueno, por el momento trabaja de manera independiente.

Isabella sonrió, visiblemente complacida.

—Mucho mejor entonces. Me gustaría hacerle una propuesta de trabajo seria —volvió a mirar a Caleb—. Usted es tendencia en este momento, y todo el mundo habla de su belleza salvaje.

Arianna ocultó una sonrisa al ver la expresión seria de Caleb ante el comentario.

—Es difícil encontrar una joya como usted. No solo tiene el físico y la apariencia justa, sino también el carisma. Mirándolo más de cerca... esa mirada... perfectamente podría interpretar a un mafioso de los suburbios o, viajando al pasado, a un noble de la realeza. Sí... tiene tantos estilos...

Al notar que Caleb comenzaba a sentirse incómodo con la apasionada descripción, Arianna intervino nuevamente.

—Le agradezco su oferta, Isabella, pero por el momento él no está tomando grandes trabajos.

Isabella asintió, aunque con cierta insistencia.

—Querida, sabes como yo que este negocio solo ofrece pocas oportunidades. Este es su momento. Si quiere saltar al estrellato, es ahora o nunca —sacó una tarjeta de presentación y la dejó sobre la mesa—. Espero que me llamen.

Sin más, se despidió con elegancia y se alejó. Una vez que quedaron solos, Caleb miró a Arianna con el ceño fruncido.

—¿Un mafioso? ¿Qué es eso?

Arianna soltó una risa suave.

—Sería algo así como un bandido, pero en vez de robarle a los nobles, comercializan cosas que la gente con poder quiere... armas, drogas... En nuestra sociedad son lo peor. Aunque últimamente, muchos guionistas y directores los usan para romantizar al chico rudo.

Caleb asintió lentamente, procesando la información.

—Comprendo... ¿Y crees que debería aceptar su oferta?

Arianna se sorprendió por la pregunta, notando que Caleb se lo tomaba más en serio de lo que esperaba.

—Digo... llevo semanas aquí y aún no sabemos si esto será permanente, pero no me gustaría seguir abusando de tu hospitalidad. Si lo que ofrece esa mujer es más de lo mismo que vengo haciendo hasta ahora, podría intentarlo. Si se trata de fingir, digo.

Arianna lo miró con ternura.

—A mí no me molesta ayudarte, pero tienes razón. Se vería raro que no trabajaras... Muy bien, déjame hablar con algunos contactos. Te conseguiré un fotógrafo, un abogado que maneje tus posibles contratos y un maestro que te enseñe a actuar. Ella tiene razón: tienes la materia prima, solo te falta pulir el talento.

Caleb, aún sin comprender del todo sus palabras, asintió emocionado. Jamás se había imaginado ser alguien que no era, pero veía esta oportunidad como una forma de pagar su deuda con Arianna. Aunque no lo decía, poco a poco comenzaba a sentirse incómodo viviendo a costa suya.

Esa noche, mientras caminaban juntos por la ciudad, Caleb se detuvo frente a una vitrina que mostraba una fotografía en blanco y negro de un actor clásico.

—¿Quién es él? —preguntó, señalando la imagen.

—Es Marlon Brando, uno de los actores más icónicos de su tiempo —respondió Arianna.

Caleb observó la fotografía con atención.

—Tiene una mirada intensa... como la que Isabella mencionó.

Arianna sonrió.

—Sí, y también comenzó su carrera sin experiencia formal. Con dedicación y pasión, logró convertirse en una leyenda.

Caleb la miró, decidido.

—Entonces, intentaré seguir sus pasos.

Arianna asintió, sintiendo una mezcla de orgullo y diversión. Sabía que aún quedaban muchas cosas por descubrir respecto a su origen, pero también sabía que Caleb tenía el potencial para brillar.

En los días siguientes, Arianna organizó sesiones de fotos, reuniones con agentes y clases de actuación para Caleb. Cada día, él se sumergía más en ese nuevo mundo, descubriendo facetas de sí mismo que desconocía.

Mientras tanto, los medios seguían con atención cada paso de la pareja, alimentando la expectación en torno al misterioso Caleb y su ascenso en el mundo del espectáculo.