soy un hombre del siglo XVII que oculta el hecho de que somos sexual para no ser encarcelado o asesinado, sin embargo, mientras voy por la calle veo una hermosa librería a la cual entro para buscar un libro, pero mientras estoy en mi búsqueda veo algo extraño en los estantes, meto mi mano y de la nada soy jalado a un mundo extraño el cual se parece mucho a lo que había leído sobre la china antigua, luego de levantarme y sacudirme un poco el polvo, un hombre llega en su caballo y de la nada pone su espada en mi cuello.
¿ Quién es este hombre?
¿ porque me apunta?
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Largo trabajo
Luego de casi 12 horas el dolor fue realmente horrible, me retorcía en la cama y lloraba, en ese momento aquel joven que me había tomado el pulso me dijo:
- Tendré que ver si puede dar a luz de manera natural, pero en caso de que no sea así, dudo que puedo ayudarle.
Luego de decir eso me reviso y después hizo que me retirara la túnica y el pantalón y de manera extraña miro mi trasero, después de verlo me miró y dijo:
- ya viene, prepárese porque será muy doloroso.
En cuanto dijo eso sentí un dolor punzante indescriptible que me impidió hablar, luego sentí la necesidad de pujar, en ese instante aquel hombre grito:
-traigan trapos limpios, calienten agua y tráiganme una daga afilada.
Luego me miro y dijo:
-señora, la próxima vez que tengo un dolor punzante no puse por favor, primero debo acomodar al bebé, ya que viene en posición incorrecta y si sale de esta manera puede haber riesgos así que conténgase y aguante el dolor no más que pueda, lo intentaré reposicionar para que así pueda dar a luz de manera segura.
-haz lo que sea necesario para salvar a mi bebé.
-está bien, haré todo lo que pueda, pero antes le pido que respire profundo porque lo que haré para posicionar al bebé va a ser un poco doloroso.
Luego de decir eso me dio su mano mi trasero empujó al bebé hacia arriba nuevamente luego se puso a un lado y comenzó a girar mi panza lo cual dolió mucho, cada vez que le daba un giro, iba tocando a ver si podía palpar la cabeza y cada vez que esto sucedía me daba un poco de tiempo para respirar hasta que nuevamente él volvía a retorcer mi abdomen y luego de cinco intentos finalmente pudo posicionar a mi bebé, todo eso me dejó exhausto y sin ninguna fuerza pero, ya que era urgente sacarlo él me miró a los ojos y me dijo:
- señora, ya pasó una de las cosas más difíciles ahora viene la segunda, la cual es dar a luz a su bebé.
En cuanto escuché eso me sentí un poco más tranquilo, ya que si ya podía dar a luz a mi bebé significaba que ahora todo estaba de manera correcta, así que tomé un ligero respiro y luego de esto vino otro dolor más, en ese momento aquel hombre me dijo:
-respire pronfundo y puje, puje.
Luego de escuchar sus indicaciones la seguí y comencé a pujar con fuerza, en ese momento sentí que algo se deslizaba y era muy doloroso, sin embargo, no paré de pujar hasta que de un momento a otro la presión y el dolor se esfumaron, quienes le ayudaban sacaban trapos empapados en liquido y sangre, lueho el con voz fuerte y demamdante dijo:
-pasenme dos trosos de tela delgados y la daga.
Ellos trozaron una sabana y sacaron dos trozos delgados y se los entregaron junto con la daga. El la tomo y luego de unos egundos dijo:
-tomen con cuidado al bebé, yo cotare la unión.
uno de los presrntes bajo, despues de unos segundos se levanto con la daga en las manos la cual estaba ensangrentada, luego el hombre salió de inmediato con un bebé en brazos, pero aquel pequeño no lloraba así que lo primero que le pregunté con gran temor fue:
- ¿Por qué no llora mi bebé?, ¿ocurre algo malo?
-espere un segundo.
-que sucede?
- no sé muy bien lo que está sucediendo, pero haré todo lo posible para que su hijo responda.
En cuanto escuché esas palabras me sentí desconsolado y triste rogaba los cielos que mi hijo estuviera bien y que pudiese sobrevivir, odiaba por completo el hecho de que Hua Cheng había vuelto a romper su promesa, estaba devastado, cansado y triste, sentía que mi vida no valía nada sin mi bebé, lloraba y rogaba que mi bebé resistiera. Gracias al cielo, luego de un rato escuché los sollozos débiles de un pequeño bebé, así que rápidamente me limpié las lágrimas y como pude me senté, dirigi mi mirada hacia aquel hombre y después le dije:
- mi bebé está bien, cierto?
El volteo con mi bebé en brazos y dijo:
-la niña está bien, pero ahora debo ocuparme de usted.
Él me entregó a mi bebé y luego volvió a revisar mi zona trasera, luego de unos minutos sentí presión, y luego sentí su mano, después esa presión se fue y él con una gran sonrisa me vio y dijo:
-ya salio la placenta, todo está bien.
En cuanto escuche aquello me sentí feliz y aliviado, pero también confundido, ya que él anteriormente había dicho que no sabía nada sobre ayudar a alguien a parir, así que le agradecí y le pregunte:
-usted hizo un gran trabajo, gracias. Me gustaría preguntarle si es cierto que jamás había asistido un parto.
-en realidad solo he visto como mi madre lo hacía, él era un partero increíble, pero debido a los saqueos y a la guerra tuve que dejar mi casa y unirme al general para defender nuestro territorio y proteger a mi madre.
-pues tu madre es un ser maravilloso, gracias él y a los conocimientos que adquiriste lograste salvarnos, muchas gracias.
-me alegra haber podido ayudarlo, ahora que ya están a salvo me retiro, le recomiendo que descanse y luego alimente a su hija.
-está bien, gracias.
