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El Oráculo De La Bruja: El Despertar Del Nexus

El Oráculo De La Bruja: El Despertar Del Nexus

Status: En proceso
Genre:Magia / Superpoder / Demonios / Brujas / Fantasía épica / Superhombre
Popularitas:13.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Kevin J. Rivera S.

En un mundo donde las brujas fueron las guardianas de la magia, la codicia humana y la ambición demoníaca quebraron el equilibrio ancestral. Veydrath yace bajo ruinas disfrazadas de imperios, y el legado de la Suprema Aetherion se desvanece con el paso de los siglos. De ese silencio surge Synera, el Oráculo, una creación condenada a vagar entre la obediencia y el vacío, arrastrando en su interior un eco de la voluntad de su creadora. Sin alma y sin destino propio, despierta en un mundo que ya no la recuerda, atada a una promesa imposible: encontrar al Caos. Ese Caos tiene un nombre: Kenja, un joven envuelto en misterio, inocente e impredecible, llamado a ser salvación o condena. Juntos deberán enfrentar demonios, imperios corrompidos y verdades olvidadas, mientras descubren que el poder más temible no es la magia ni la guerra, sino lo que late en sus propios corazones.

NovelToon tiene autorización de Kevin J. Rivera S. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO X: El Despertar del Caos

— Kenja —

Después del caos y los gritos de Frayi, necesitaba recomponerme. Respiré hondo, comí algo ligero, y con una ducha rápida lavé el sudor y el polvo de mi cuerpo. Vestido de manera decente, me senté un momento, intentando calmar el torbellino de pensamientos que todavía giraba en mi mente.

El tiempo se escurrió casi sin darme cuenta, y cuando la hora de ir al jardín finalmente se acercó, sentí cómo una extraña tensión empezaba a instalarse en el ambiente.

Cuando finalmente llegué, la vi… de espaldas, bañada por la luz dorada del atardecer. Su vestido rojo se ceñía a cada curva como si hubiera sido confeccionado con fuego y pecado, delineando su silueta con una precisión casi prohibida. Sus piernas, cubiertas por pantimedias transparentes, terminaban en tacones negros de suela roja que se clavaban en la tierra como dagas silenciosas. Sus uñas largas, impecablemente pintadas de rojo, armonizaban con sus labios y contrastaban con la palidez de su piel, casi etérea. Su cabello suelto caía en ondas suaves sobre su espalda, meciéndose con la brisa como si danzara al ritmo de una melodía que solo ella podía escuchar.

Su belleza y serenidad inspiran temor. No por lo que hace, sino por lo que es… y por lo que podría desatar.

Está envuelta en un halo de flores que parecen inclinarse sutilmente ante su presencia, como si reconocieran un poder antiguo que aún me es incomprensible. Entre sus dedos sostiene un delgado cilindro humeante, del que surge una niebla perfumada, densa y serpenteante. No puedo discernir si es una simple hierba medicinal, un narcótico ancestral, o algo mucho más primigenio… y peligrosamente letal.

Verla así solo despierta preguntas en mi mente. ¿De verdad esta mujer es alguien tan importante como para ser un Oráculo? ¿Qué relación guarda conmigo? Es un enigma absoluto: aunque luce joven, su presencia irradia la experiencia de alguien que ha vivido más de un siglo. Cada gesto, cada movimiento, parece cargado de siglos de secretos que aún no comprendo.

Me cuesta creer que alguien de semejante relevancia pueda moverse con tanta naturalidad, con esa actitud relajada, indolente… casi salvaje. Y, sin embargo, su presencia emite un poder inquietante, sutil pero innegable, que hace que cada fibra de mi ser se tensione. No sé qué es exactamente, pero siento que estoy frente a alguien capaz de cambiarlo todo con un solo gesto.

Frayi me acompaña, temblando, escondiéndose detrás de mí a cada paso. Justo cuando pensé que podríamos hablar con calma, el mundo cambia de repente.

El suelo floreado del jardín se ilumina con un resplandor azul profundo. Un pentagrama circular surge de la tierra como una cicatriz de luz, rodeado de runas antiguas, figuras geométricas girando y símbolos arcanos que vibran con energía viva. El aire se carga de electricidad; el tiempo parece detenerse. Ni yo puedo moverme. Ni Frayi.

—¡¿Q-qué…?! —exclamo, con la voz temblando.

—¿Acaso habremos caído en una trampa de esa mujer…? —pienso, con el corazón latiendo desbocado.

Sin siquiera mirarnos, Synera mueve la mano con gracia mortal. Una esfera de cristal azul surge de la nada y envuelve a Frayi.

¡Ziiiing!—el cristal vibra con un agudo tintineo.

Frayi grita, golpeando las paredes translúcidas: ¡Bam! ¡Bang! —sus patas chocan contra la esfera mientras es elevado lentamente sobre el jardín, atrapado y vulnerable.

Mi corazón se detiene por un instante.

—¡¡FRAYI!! —grito, impotente, sintiendo cómo un escalofrío recorre mi espalda.

El jardín parece haberse transformado: las flores se inclinan, como si el mismo mundo contuviera la respiración ante el despliegue de magia. Cada runa brilla y parpadea, proyectando luces que danzan sobre la hierba, y un viento invisible recorre el lugar con un whoooosh fantasmal.

—¡¿Qué haces?! ¡¿Estás loca?! —le grito, incapaz de ocultar el enojo ni el miedo—. ¡¿De verdad vas a matarnos?! ¡¿Era cierto lo que decía Frayi?! ¡¿Piensas matarme?!

Synera se gira por fin. Sus ojos, brillantes como el fuego reflejado en agua oscura, me atraviesan con una seriedad absoluta.

—No te confundas —dice con voz firme, calmada, pero poderosa como un eco ancestral—. No estoy aquí para matarte. Te estoy poniendo a prueba. Quiero saber de qué estás hecho… si realmente eres lo que dicen. Quiero ver con mis propios ojos si eres la reencarnación del Caos.

Camina hacia mí sin romper el círculo mágico, cada paso suyo hace vibrar las runas del suelo.

—Si lo eres… entonces debes tener magia. Poder. ¡Algo! ¡Cualquier cosa que justifique tu existencia! —sus palabras cortan el aire como cuchillas—. Si no puedes enfrentarte a mí… entonces él —su mirada se clava en Frayi, suspendido en la esfera de cristal— morirá ahí, atrapado, indefenso.

—¡¿Enfrentarme a ti?! —grito, la garganta ardiendo, las manos temblando—. ¡No sé si tengo magia! ¡Nunca he peleado! ¡Nunca hice algo así en mi vida! ¡No sé cómo luchar!

Las palabras se agolpan, pero no sirven de nada. El círculo no desaparece. Synera no parpadea.

Dentro de mí, el caos de emociones ruge: miedo, enojo, desesperación… impotencia. Lo único que he entrenado ha sido el espíritu. Meditación. Silencio. Soy un monje… o al menos lo era.

Pero entonces, una pregunta me arde en lo más profundo del alma:

¿Y si sí tengo poder? ¿Y si siempre estuvo ahí… esperando este momento?

Porque algo dentro de mí… empieza a despertar. Es como si un eco olvidado estuviera golpeando desde dentro, pidiendo salir. Una chispa. Un rugido contenido.

—¿Acaso no piensas hacer nada? —pregunta Synera con desdén, sus ojos brillando con una mezcla de burla y desafío.

Antes de que pudiera responder, alzó una mano.

No gritó. No conjuró palabras antiguas. No hizo un gesto grandilocuente.

Solo alzó la mano…

Y el mundo, simplemente, se quebró.

¡BAMM!!

Una fuerza invisible me golpeó con brutalidad sobrehumana.

¡GAAH!

Todo se volvió blanco. El aire fue arrancado de mis pulmones. Sentí cómo mis pies se despegaban del suelo y mi cuerpo salía disparado como un muñeco roto, sin control.

¡FWOOOOSH!

Volé por los aires, chocando contra la tierra con un golpe seco que retumbó hasta mis huesos. Rodé, reboté y me arrastré entre piedras y hierba como un trapo sin alma.

¡CLANK!

El sabor metálico de la sangre explotó en mi boca, recordándome que cada golpe era mortal.

Y en medio del dolor, entre la tierra y la confusión, los gritos de Frayi me alcanzan.

Agudos.

Dolorosos.

Como cuchillas que rasgan el velo de mi consciencia.

Intento levantarme, pero ella ya está frente a mí.

No escuché sus pasos. No sentí su presencia. Simplemente… apareció.

Sus ojos están vacíos de compasión, fríos como el acero. Su expresión, tan serena como cruel, no deja espacio para la esperanza.

Con un simple y delicado movimiento de sus dedos, mi cuerpo se eleva del suelo, como si fuera una marioneta rota.

Mis pies ya no lo tocan.

No siento su mano, pero la presión en mi cuello es real.

Asfixiante.

Invisible.

Mortal.

El aire se me escapa en un suspiro entrecortado.

Mi garganta se cierra con una fuerza imposible, como si el propio mundo estuviera decidido a silenciarme.

No hay cuerdas. No hay contacto.

Solo magia pura.

Precisa.

Inhumana.

El tipo de poder que no necesita gritar para matar.

—Si no te defiendes… —susurra, su voz cortante como filo de espada—, entonces no eres digno de existir. ¡Tendré que borrarte de este mundo aquí y ahora… y continuar mi caza hasta hallar al verdadero Caos!

Mi visión comienza a desvanecerse. Las luces del jardín se retuercen, las runas parpadean como luciérnagas moribundas en un cielo en llamas. Todo a mi alrededor se deforma; los colores se estiran, los sonidos se vuelven ecos distantes, vibraciones que atraviesan mi pecho.

Y entonces…

Como un recuerdo que no debería existir, lo siento. Lo veo. Entre los árboles, más allá del círculo mágico… una silueta.

Difusa. Inestable.

¿Es alguien familiar… o solo un truco más de Synera para quebrarme?

Intento enfocar su forma, pero el rostro sigue oculto. Sin embargo, su presencia lo dice todo: poder. Destino. Caos.

Y de pronto, su voz.

Profunda. Antigua. Envolvente.

Una voz que no se escucha con los oídos, sino con el alma.

—No tengas miedo… Libera tu fuerza. Confía en lo que eres… y suelta el caos que duerme en tu interior —susurra dentro de mi mente, como un eco que estremece cada fibra de mi ser.

Mis párpados pesan, el cuerpo cede… pero la voz persiste. Firme. Serena. Implacable.

Y justo en el borde entre la vida y la muerte… algo despierta.

¡CHAZZZ!

Una ráfaga de energía pura estalla desde lo más profundo de mí.

Un grito silencioso de mi alma.

El poder primigenio surge, atravesando el aire como una cuchilla de luz divina, rasgando la realidad y dejando un rastro de caos a su paso.

¡¡¡RRAAAHHH!!!

El jardín tiembla. Las runas explotan en destellos azules y dorados. El viento grita y la tierra cruje bajo el estallido de mi despertar.

El círculo mágico se desintegra.

El cielo parece rugir.

Y en un instante… Synera es partida en dos.

El silencio es absoluto.

La escena queda suspendida, detenida en el tiempo.

Mi cuerpo tiembla, el aliento es corto.

Frente a mí, su figura permanece flotando… dividida, aún sin comprender lo que ocurrió.

La sangre no cae.

Está detenida, flotando en gotas perfectas, como si la realidad misma no supiera cómo reaccionar a lo imposible.

—¿La maté…? —susurré con voz rota—. ¿Yo… hice eso?

Mis manos temblaban con violencia. El pánico me envolvía, mis piernas flaqueaban. Estaba a punto de caer cuando una risa —ligera, burlona y extrañamente familiar— rompió el aire.

—¿Eso es todo lo que puedes hacer…? —la voz de Synera retumbó mientras su risa se intensificaba.

Levanté la vista… y allí estaba ella. Flotando. Sonriente.

Su cuerpo, aún dividido, comenzaba a regenerarse a una velocidad imposible. La sangre se retraía, las heridas se cerraban, los tejidos se unían como si nunca hubiesen sido separados.

Era aterrador.

Era milagroso.

—¿Qué… qué clase de ser eres tú…? —pregunté en un susurro.

Pero antes de obtener una respuesta, el miedo me venció. Di un paso atrás, levantando una mano con desesperación, en un gesto torpe de defensa. Mis labios temblaban, rogando.

—P-por favor… —mi voz tiembla, quebrada como cristal—… lo siento… no quería… por favor, no me mates…

Synera se detuvo frente a mí. Me miró en silencio, como si me estudiara… como si esperara algo. Esperaba, quizás, que otra ráfaga emergiera de mí. Pero no hubo nada. Solo yo… roto, tembloroso, al borde del colapso.

Entonces, sin decir una palabra, hizo algo que jamás hubiera esperado.

Me abrazó.

De pronto, sin previo aviso, después de toda la agresión, del juicio, del miedo... sus brazos me rodearon y me atrajo hacia ella. Mi rostro quedó sepultado contra sus enormes pechos. No eran cálidos. No había latido. No sentí el consuelo que da el calor humano. Lo que sentí… fue otra cosa. Una presencia densa, profunda. Como si me envolviera algo antiguo. Algo que no debería existir.

Pero me sostuvo.

Sus brazos, fríos y sin vida, temblaban apenas. No por debilidad… sino por contención. Como si Synera estuviera aguantando siglos de emociones que no se le permitía sentir.

—Me alegra… —susurró, y por un segundo su voz ya no fue la de una jueza cruel ni la de un ser arcano—. Me alegra saber que eres tú.

Mis ojos, abiertos por el shock, comenzaron a humedecerse sin que pudiera comprender por qué. Mis músculos se soltaron, cediendo ante algo que no entendía. No tenía razones para confiar en ella… y aun así.

En su abrazo torcido, en el contacto de su cuerpo frío y quebrado, algo extraño me atravesó: ternura. Un destello fugaz que golpeó mi corazón como un relámpago silencioso, recordándome que incluso en la oscuridad más absoluta, podían surgir fragmentos de luz.

—Kenja… eres el verdadero Caos —dijo con una dulzura quebrada, como si esas palabras le dolieran—. Lo sentí. Lo vi en tu mirada perdida. En tu duda. En tu poder sin rumbo.

Sus dedos helados acariciaron mi cabello, torpemente, como si no supiera cómo hacerlo. Como si no hubiera abrazado a nadie en milenios.

—Te falta práctica, lo sé… pero eso no importa —susurra, con una mirada que atraviesa hasta lo más profundo de mí—. Yo estaré contigo. Te entrenaré, te guiaré… te enseñaré todo lo que sé. Lo bueno… y lo malo. —Su voz tiembla con fuerza contenida, como si cada palabra arrastrara siglos de secretos—. Hay algo en ti… una chispa que ni tú mismo comprendes. Y yo… no la dejaré apagarse.

Sus palabras se clavaban en mí como estrellas cayendo. No podía hablar. Solo respirar, aguantando el nudo en la garganta. Quería apartarme. Decirle que no era especial. Que tenía miedo. Que no quería ser el Caos de nadie.

Pero no lo hice.

Porque en ese momento entendí algo: ella también tenía miedo.

—Eres nuestra esperanza… —susurra, y aunque su cuerpo no irradie calor y sus ojos sigan vacíos, una lágrima solitaria cae por su mejilla, transparente y frágil—. Dudé de ti… dudé de la Suprema. Pero tenía que estar segura… de que realmente eres la reencarnación del Caos.

Su abrazo se apretó un poco más. Como si no quisiera soltarme. Como si supiera que pronto el camino se volvería oscuro y cruel. Y que este instante, este único abrazo, sería lo único sincero en medio de todo.

Y por primera vez… no sentía miedo de ella.

No sé qué caminos me esperan tras este momento, ni qué clase de destino me ha sido escrito… pero algo en mi interior me dice que Synera, por más extraña y aterradora que parezca, no está aquí para destruirme.

A pesar de ser un enigma, y de no conocer nada de su pasado, había algo en su abrazo que me desarmó por completo. No era ternura, porque ella desconocía ese lenguaje. No era consuelo, porque dudo que supiera ofrecerlo. Pero, aun así… era real.

Y eso bastó para darme un respiro.

Tal vez ha vivido demasiado. Tal vez ha visto morir mundos. Y quizás esa ausencia de alma no la hace menos… sino simplemente diferente. Una guardiana rota de un tiempo olvidado. Un reflejo de lo que alguna vez fue humano.

No sé quién soy. No sé quién es ella realmente. No comprendo este mundo, ni las fuerzas que me han traído hasta aquí. Pero algo ha cambiado en mí. Lo sé. Porque por primera vez, no me siento vacío… aunque ella lo esté por completo.

Yo acabo de nacer en esta realidad. Soy nuevo, torpe, sin recuerdos ni poder. Pero también… estoy lleno de preguntas, de fuego, de algo que no logro entender. Algo que empieza a despertar.

Y aunque el camino esté cubierto de sombras, al menos… sé que he dado mi primer paso.

Hoy… he empezado a existir.

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Keja Herfilia
Waoo, amé ese dibujo, te quedó increíble. Quiero más!
Blair Waldorf
Genial, esa es synera? Me encantó!
David Gonzalez Cruz
buenisima
Kenja: Me alegra mucho que te esté gustando 🥰
total 1 replies
Imany Shammal Rivera
lo recomiendo muy buena.
Marta Esther Thill Gonzalez
Muy buena historia.
David Gonzalez Cruz
muy bonito e interesante
David Gonzalez Cruz: muy bueno
total 1 replies
David Gonzalez Cruz
me falta el finall de esta hermisa nobela
David Gonzalez Cruz
muy buen libro
David Gonzalez Cruz: me encanta eata buenisima
total 1 replies
Leidys Quintero
Owwww… Frayi😭😭 que lindo capítulo.
Beatriz Narváez campo
con quién comenzará esta nueva vida synera...al menos no estará sola!!
Beatriz Narváez campo: eso está muy bien!! entre más entretenida mejor se disfruta la lectura!!
total 2 replies
Beatriz Narváez campo
muy interesante historia!!
Leidys Quintero
Es muy emocionante esta historia, cada vez se pone mejor.
Leidys Quintero
Esta genial la historia, necesito leer mas, cada vez se pone mejor.
Paola Rivera
Muy buen trabajo hermano, sigue así.
Mikoru987
increible !!
Đông đã về
¡Escribe más, por favor!
Kenja: Hola, saludos. Por supuesto. Estaré subiendo capítulos todos los días. Pronto estará disponible el capítulo V. /Heart/
total 1 replies
Maito
Mas capitulos escritora!
Kenja: Hola, gracias por tu comentario. Espero estes disfrutando mi Obra tanto como yo al escribirla, estare subiendo capitulos nuevos todos los dìas. saludos...
total 1 replies
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