Drama
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RED DE MENTIRAS
Más tarde, Alejandro regresó a casa para cambiarse de ropa e irse con su amante. Desgraciadamente para él, aún tenía que asegurarse que su esposa se quedaría en la jaula que el llamaba hogar.
Sin mucho ánimo preguntó a Jazmín sobre su decisión.
Al ver que las cosas estaban saliendo según lo planeado, Jazmín aceptó la propuesta de no dejar la casa, sin embargo advirtió a Alejandro que las cosas cambiarían para que él demostrará si su arrepentimiento era real.
Con arrogancia Alejandro contestó que lo platicarían después, alegando que tenía mucho trabajo esa noche. Por supuesto Jazmín ya sabía a dónde iría Alejandro, no era ninguna tonta para no darse cuenta, pero demostró calma fingiendo creerle.
En cuanto Alejandro se fue, Jazmín por fin pudo sucumbir ante las lágrimas y el desespero, su corazón dolía literalmente, tenía un nudo en la garganta que no podía sacarse. Lentamente volvía a adentrarse en ese mundo de fantasía en donde imaginaba como sería su vida si Alejandro fuera el hombre que decía ser cuando se conocieron. Las imágenes dentro de su cabeza la hacían olvidarse por un instante del caos que estaba viviendo, se hundió en sus pensamientos hasta quedarse dormida.
Minutos más tarde, en la sala de la casa de Beatriz, Alejandro estaba inmóvil pensando que contestarle al padre de ella.
- no cree que es un poco precipitado pensar en matrimonio ahora, claro que amo a su hija, pero aún llevamos saliendo poco tiempo como para habernos conocido por completo. - alegó Alejandro un poco nervioso.
- sí papá, Alejandro tiene razón, yo te dije que tal vez en un futuro podríamos casarnos, no inmediatamente. - aclaró Beatriz, tratando de salir de la situación.
- mira Alejandro, voy a ser directo. Este pueblo es chico, los chismes vuelan y por ahí me enteré de algunas cosas, incluyendo la relaciónque tienes con mi hija. Así que ahora quiero que me respondas con toda la sinceridad del mundo, ¿es cierto que ya estas casado?. - preguntó Armando directamente.
Alejandro no sabía ni donde meterse, tener cara a cara a Don Armando, preguntando tal cosa, le provocaba cierto temor.
- no, claro que no, yo estoy soltero, solo mantengo una relación con su hija. - se defendió Alejandro. - si las cosas entre nosotros siguen funcionando bien, la pediré en matrimonio. - exclamó Alejandro muy seguro de si mismo, aunque por dentro se arrepintió de inmediato, pues no sabía en qué momento se le ocurrió esa idea.
El padre de Beatriz se quedó tranquilo por el momento, sin embargo no dejaría de investigar las verdaderas intenciones del novio de su hija.
La noche transcurrió normal entre platicas y risas de la pareja. Doña Elvira, la madre de Beatriz, quedó encantada con Alejandro, tenía una buena posición económica, además de que ante sus hijos era una buena persona; tenía tanto que ofrecerle a su única hija, que ella estaría dispuesta a apoyarla aunque su marido no quisiera.
Las semanas pasaban, mientras Jazmín se ocupaba menos de las tareas del hogar que no le correspondían y seguía trabajando en el despacho; quería aprovechar hasta el último día para ahorrar algo de dinero, además de que se aseguraba de que el nuevo departamento de Alejandro estuviera listo lo más pronto posible; esas fueron las condiciones que puso a su esposo si quería seguir con ella, aunque a Alejandro y a su mamá, no les gustaba la nueva actitud de Jazmín, tenían que aceptarla.
Mientras que Alejandro, seguía divirtiéndose con Beatriz, sin importarle los sentimientos de su esposa. Aunque no tenían una relación abierta, era más que obvio que Alejandro no había terminado esa relación; ya que amenudo se inventaba reuniones de última hora, llegaba borracho y su celular lo cuidaba más que a su propia vida, pues era regular que conducira ebrio.
Una tarde, Jazmín acababa de llegar a casa de su suegra para recoger algunas cosas y pasarlas al departamento en donde por fin viviría sola con Alejandro y sus hijos, estaba tan emocionada porque hace unos días descubrió que estaba embarazada de gemelos, y aunque no se distinguía bien el sexo de los bebés, ella se alegraba de que estuvieran saludables). De pronto alguien llamó a la puerta de la casa, Jazmín salió a comprobar quién era, afuera vio a una mujer alta y delgada, se notaba que le gustaba arreglarse y cuidarse para su edad.
- hola, buenas tardes. - saludó la señora. - -- ¿estara la señora July?. - pregutó
- no, por ahora no se encuentra. - contestó Jazmín. - ¿gusta dejar algún recado para ella? -
- sí, por favor, en cuanto venga dígale que vino a buscarla su amiga Petra, y que por favor me llame. - diciendo esto, le entrego un papelito a Jazmín con un número telefónico para luego marcharse.
Más tarde, Jazmín entregó el recado y el número a su suegra, ésta última, ocultando su alegría, recibió el papel y se encerró en su habitación. Adentro llamó a su hijo por teléfono:
- hijo, ¡te tengo una sorpresa! - adelantó July. - necesito que hablemos en algún lugar donde no nos escuche tu esposa. - prosiguió ella.
Una hora después, en el restaurante Central, madre e hijo estaban sentados hablando sobre algo importante para ellos.
- mamá, estas segura de que Jazmín no se dará cuenta de lo que haremos. - preguntó Alejandro.
- ¡claro que no!, si esta vez haces las cosas bien, esa mujercita tuya no tiene porque enterarse, y tampoco tu padre. - respondió July.
- de acuerdo mamá, me parece excelente tu plan. yo hablaré con Jazmín y tu habla con Petra. - Alejandro.
En la noche, cuando Alejandro llegó a casa, entró directamente a donde estaba Jazmín, y con una dulzura que nunca antes había tenido hacia ella, la abrazo y beso.
- ¿cómo están mis bebés y tú mi amor? - preguntó Alejandro.
- bien amor, gracias. El doctor dice que los bebés están excelentes de salud, y que es muy probable que el parto marche bien si me sigo cuidando como hasta ahora. - contestó Jazmín
- que bueno amor, me alegro mucho de que todo esté bien con nuestro hijos. - dijó Alejandro fingiendo interés.