Charlotte que fue engañada por el hombre que juraba amarla, vuelve en el pasado para cambiar su pasado y proteger a su esposo, a quien ella mato con sus propias manos tras haber sido manipulada.
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capitulo 17- Planes
Edwin estaba furioso, ahora no tenía ninguna opción más que casarse con la maldita de Eloise y eso era algo que él jamás aceptaría. Su plan siempre fue tomar el trono.
Al principio pensaba seducir a Charlotte, ya que la chica antes estaba enamorada de él, pero ahora ella ni siquiera volteaba a verlo. Charlotte solo tenía ojos para su hermano.
«Maldito Killian» Piensa con enojo, si tan solo él fuera el emperador todo eso no estaría pasando, no estaría recibiendo órdenes de nadie, al parecer tendría que poner en marcha su segundo plan.
«Tú me obligaste a eso, Killian». Piensa para sí mismo: tomando papel y tinta era hora de tomar ese trono antes de que su posibilidad sea un cero por ciento, incluso si eso implicaba realizar una rebelión contra la corona.
Se acerca al balcón mientras que un ave de gárrulo aparece posando en su mano,
Edwin se encarga de enrollar bien la carta, mientras envía el ave nueva a volar.
Mientras, por otro lado, Charlotte se encontraba explicándole a Killian lo que pensaba hacer con Eloise.
Ya se había decidido, Eloise merecía morir de la peor manera y era algo que ella le iba a dar con gusto.
— De acuerdo. — Asintió Killian sin cuestionar, sorprendiendo a Charlotte, ya que pensaba que él le iba a decir algo.
— ¿No me preguntarás nada? — Cuestionó sorprendida y esté niega con la cabeza.
— Te lo dije, cariño, te ayudará en cualquier cosa y si quieres deshacerte de esa mujer, te ayudaré con gusto. — Sonríe besando la mejilla de Charlotte y esta sonríe mirándolo. — Además, ella ya me estaba cansando, no la hice nada hasta ahora porque era conocida tuya.
«Ningún hombre es tan perfecto como mi killian»mira el emperador con una pequeña sonrisa.
— Te amo. — Musitó antes de besar a Killian quién corresponde tomando Charlotte en la cintura y la sube arriba de su regazo.
— Creo que deberíamos poner nuestro plan en marcha, ¿no? — preguntó Killian alejándose de ella mientras Charlotte asiente con una sonrisa.
— Enviaré los guardias a buscarla.
— No. — Charlotte niega. — Tengo algo mejor.
La noticia de Eloise tenía un hijo se extendió como la pólvora, pero lo que más se hablaba era cómo esta había escondido a su hijo a la vista de todo. La mansión del marqués estaba llena de gente.
— ¿Qué está pasando aquí? — El hombre que había llegado a su casa después de un largo día de trabajo mira la multitud que se encuentra con aquella multitud.
— Usted sabía que su hija tenía un hijo. —El marqués frunce el ceño tras escuchar esas palabras. Había estado tan ocupado últimamente que no tenía tiempo de escuchar los rumores.
— Y que había estado manteniendo a su hijo en el sótano de su casa.
No escucha ni una palabra más ante de entrar en la mansión ordenando sus guardias que despiden a todos.
— Padre. — Eloise baja la escalera apenas al ver al marqués. — Padre, tengo algo que decirle.
— ¿Es cierto que tienes un hijo? — Está trago seco ante aquella pregunta, se había asegurado de que el rumor no llegará a los oídos del marqués por el momento.
— Pero, padre, no te preocupes, me cansaré con el príncipe. — El hombre suspira molesto, Edwin de nuevo.
Todavía recuerda cuando Charlotte estaba enamorada de ese chico.
— Te metiste con él, aun sabiendo que a tu hermana le gustaba. — Aquella idea había pasado por su cabeza.
— Querido cálmate. — La marquesa se acercó tratando de calmar aquella situación.
— Te dije que controlarás a tu hija. — Mira a su esposa, molestó. Él no confiaba en Edwin y si alguien de su familia se involucraba con este, sabía que llegaría un momento en que todo su marquesado se vea afectado.
— Querido cálmate, la niña no sabía qué hacía. — La mujer fulmina a su hija con la mirada. — Pero mira el lado bueno, nuestras dos niñas estarán en la familia real. — Pronuncia aquellas palabras refiriéndose a Charlotte también.
— Te voy a pedir un favor, Eloise. — Mira la chica. — Vete a pasar el resto de los días que te quedan con tu tía, porque no voy a permitir que, por tu culpa, por lo que tanto, me he esforzado, se vea arruinando por tus tonterías.
— Querido. — La mujer intenta tomar el brazo de su esposo, sin embargo, él se aleja.
— Y tu igual, si ustedes van a estar relacionados con el segundo príncipe, no lo quiero en mi mansión. — Ambos abren los ojos de golpe tras aquellas palabras.
— No crees que estás siendo un poco injusto. — Explotó la marquesa Tracy. — ¿Qué tiene de malo que mi hija se case con el segundo príncipe? Tu hija está casada con el emperador y en este momento es la emperatriz del reino. — Pronuncia enojadamente. — ¿Acaso crees que mi hija es tan poca cosa que no puede ser esposa del segundo príncipe?
— No voy a discutir contigo, Tracy, tu hija ya arruinada suficiente, lo que tanto he estado trabajando y hasta ahora no le he dicho nada. — Mira con molestia a Eloise. — Traté de ignorarlo, por mi hija Charlotte, ya que ella lo quería como una hermana, pero ahora resulta que se había estado metiendo con la persona que ella llegó a querer. — Mira Eloise con decepción. — Pensé que cambiaría, pero no ha hecho más que empeorar, incluso estuvo escondiendo a su hijo en el sótano de mi propia mansión sin que me diera cuenta. — Mira a su esposa viendo cómo está, se queda callada. — ¿Lo sabías? — Abre los ojos sorprendido. — ¿Cuántas cosas me han estado escondiendo en mi propia casa?
— Querido, no es lo que piensas.
— Empacan sus cosas, porque se largan esta misma noche. —Mirad ambas mujeres. Les había mantenido aquí, solo por su hija Charlotte, pero enterarse de todo eso no las perdonaría. — Mañana te llegará la carta del divorcio, Tracy. — La mujer niega con la cabeza.
— No… no puedes hacerme eso. — Se aferra el brazo del marqués; sin embargo, este ordena que les saque a ambos de su mansión.
No toleraría que la estuvieran engañando en su propia casa, ni menos que hicieran daño a su hija. Que Eloise se haya medido con ese príncipe era un claro ejemplo de que esta buscaba lastimar a su hija, porque ella más que nadie sabía cómo Charlotte estaba locamente por el segundo príncipe hace un tiempo.
Por otro lado, Edwin estaba poniendo su plan en marcha junto al ejército que él se había encargado de formar durante los años.
Atacaron el palacio cuando menos lo esperaban, sabía que tenía que hacerlo esta noche mismo, porque es más probable que le obliguen a casarse con Eloise.
Y tal como planeaba, espero que todo el palacio estuviera en silencio con todos durmiendo ante de dar aquella orden.
— Maten al emperador. — Ordena mirando a sus soldados.
— ¿Y qué hacemos con la emperatriz? — Curioso uno de los soldados mientras que Edwin sonríe.
— La quiero viva, haré que se convierta en mi juguete. — Ya que había visto cómo Charlotte estaba tan enamorada de su hermano, le daba curiosidad de ver la cara de la chica tras ver su esposo muerto, esto era algo que disfrutaría. — Matan a la madre emperatriz junto a ese mocoso. — Ordenó por último, ni a ese bastardo ni a Melisa le importaba, además, si dejarán estos con vida, es más probable que se convierta en una piedra más adelante, por lo cual prefería apartar esa piedra antes de que sea problema.