La Casa De Las Mil Puertas

esto no puede estar pasando - María miró a su alrededor, molesta por haber perdido a leo.

Su estómago, que ya se había acostumbrado a comer carne casi a diario, le reclamaba alimento. - rayos, siento como si llevara horas caminando por este lugar.

Avanzó con dificultad, ya que la luz allí era escasa y apenas se veía nada.

De repente, un punto de luz apareció frente a ella. Este se hacía más y más grande a medida que avanzaba. - ¿qué rayos es este lugar? - camino más rápido, viendo cómo cada vez estaba más cerca de una posible salida.

En cuanto logro salir descubrió que se encontraba en un parque de diversiones abandonado. Y acababa de salir del túnel del amor. Atracción que se veía destruida, al igual que todo lo que había a su alrededor.

- lo que faltaba - María recorrió el lugar en busca de algo de comer, pero al igual que en la habitación anterior, allí todo lo que había en los puestos de comida, estaba caducado o en mal estado - bien, entonces buscaré la puerta - se dijo así misma.

Alejándose de los puestos de comida, de dónde emanaba un olor desagradable.

- que asco - María recorrió el lugar de arriba a abajo sin llegar a encontrar nada parecido a una puerta.

Poco a poco comenzaba. A desesperarse, pero la idea de morir en ese lugar le desagradaba mucho, por lo tanto, no pensaba rendirse por nada del mundo.

- esa chica es persistente - decía Katy mirando de reojo la pantalla donde se veía a María caminar en círculos por el parque - pero también muy tonta, si fuera Sara, ya habría salido de allí hace horas - comento sin apartar demasiado tiempo el monitor donde se veía dormir a Sara.

- si, María es realmente tonta - repitió Milena, soltando una risa burlona - no se da cuenta de que la puerta está justo bajo sus pies.

Todas rieron la gracia - bueno, déjala que se esfuerce un poco más, de todas maneras. Es posible que lo descubra en cualquier momento. No es tan difícil, mirar bajo tus pies.

Apagaron el monitor

-¿qué hay de él? - Nathan apareció en la pantalla, amenazando con acabar con ellos.

- déjalo en paz - dijo Katy quitándole importancia a las amenazas - de todas maneras no la encontrará. Ella no puede marcharse hasta que Sara, llegue a la última puerta.

- ¿de verdad crees que lo logrará? -pregunto curiosa Milena mirando a sus hermanas - han pasado mil años desde que llegamos aquí. Y aún no ha habido una sola persona que consiga cruzar esa puerta. Es imposible.

- ella lo hará. Lo he visto - dijo Katy. Suspiro - ella será quien nos libere de este lugar y a todos ellos.

- ¿de verdad? - la esperanza comenzó a nacer entre las hermanas, que centraron toda su atención en Sara - ¿y como la ayudamos?

- no se puede, ella debe hacerlo por sí misma. Nuestra tarea es facilitarle un poco el camino. Solo eso podemos hacer.

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Mientras tanto Sara, se había dedicado a dormir oculta bajo las sábanas. Con miedo a salir de la cama y volver a lastimarse.

- señorita - la llamo la misma chica que había estado visitando durante todo ese tiempo - hemos venido a solucionar el problema del piso, para que pueda moverse libremente - la mujer hablaba con voz calmada, por temor a asustarla - ¿le parece bien?

- si, pero... - Sara dudo un poco, pero al fin se animó a preguntar - ¿cuándo podré salir?

- pronto enviarán a alguien para buscarla, hay muchas personas que desean conocerla, señorita

-¿así? ¿Y por qué? - las preguntas se acumulaban cada vez más, sin obtener respuesta. Sara se sentía frustrada por no poder entender que era lo que pasaba y porque no la dejaban marchar.

- por nada en especial. Solo unas personas que tienen curiosidad por saber cómo llegó hasta aquí.

- pues... Yo, cruce una puerta mágica - trato de explicar, Sara con lo poco que recordaba. Ya que a medida que dormía, sus recuerdos se iban haciendo más y más borrosos - creo... Que venía con alguien, pero no lo recuerdo.

- no se preocupe, todo saldrá bien. Ahora descanse - la mujer hizo señas a los obreros para que salieran antes que ella.

La habitación volvió a quedar en silencio y Sara solo pudo recostarse en cama y volver a dormir.

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Desde la distancia, Thiago, miraba como salian del castillo a aquellas criaturas, cargadas con montones de hierbas secas llenas de espinas.

Espero pacientemente a que todos se fueran, y entonces corrió hacia la entrada del lugar.

Que se selló en cuanto él se acercó. - rayos - grito el chico pateando la pared de piedra.

Había realizado la misma maniobra, varias veces, tratando de llegar antes de que la puerta se sellará, sin éxito.

Se pasó las manos por el rostro molesto por su suerte.

miró alrededor y se percató, de que una de las criaturas seguía merodeando por el lugar. rápidamente se oculto detrás del castillo, esperando su oportunidad para actuar.

cuando lo tuvo cerca, salto sobre el, golpeando en la cabeza y dejándolo inconsciente - tu me ayudarás amigo - arrastró el cuerpo hasta el lugar que sabía se utilizaba como entrada y levantando el cuerpo lo estampó contra la pared.

cayendo hacia delante, cuando la entrada se abrió.

Thiago corrió hacia el interior, cruzando un largo corredor hasta llegar a la puerta de la habitación, que resulto ser una puerta de enredaderas que se adherían a la pared

Con gran habilidad, el chico comenzó a cortar las plantas, sabía cómo hacerlo sin lastimarse con las espinas, porque durante el tiempo que estuvo encerrado en su biblioteca, había leído múltiples libros sobre jardinería y botánica.

Cuando todo estuvo despejado, entro con cuidado, por si a esas cosas se les había ocurrido dejar a alguien para vigilar a Sara.

- Sara, ¿estás aquí? - miró a su alrededor buscando algún indicio de ella, pero solo encontró una enorme pila de plantas secas en un rincon, parecidas a las que llevaban los monstruos - ¿dónde estás? - pregunto en un susurro

- Thiago - la voz de Sara se escuchó en la habitación - ¿eres tú?

-Sara ¿dónde estás? - volvió a preguntar el chico mirando a su alrededor

- estoy aquí, atrapada - grito ella un tanto sofocada - las espinas cortan mi piel Thiago, sácame de aquí. Me duele.

El chico se acercó hasta el montículo de plantas y comenzó a cortar las ramas con cuidado - tranquila, te sacaré - el trabajo resultó arduo, pero el chico no desistió, siguió arrancando las malas hierbas hasta que consiguió abrir un gran agujero por dónde saco a la chica.

- ¿pero qué te hicieron? - la miro horrorizado, Sara tenía la piel rasgada por las espinas y sus ojos cubiertos por una masa de carne, que se adhería a ellos como una segunda piel.

Sara comenzó a llorar, por el dolor que sentía, Thiago la abrazo y la consolo - yo te cuidaré, no te preocupes.

La cargo en sus brazos y comenzó a caminar hacia la puerta - te recomiendo que te dé tengas ahora.

Dos de las criaturas de antes regresaron, bloqueando la salida - no te llevarás a nuestra reina - dijo la mujer entrando en la habitación