PATRITHA

**Capítulo 17: El Campo de Batalla**

El sonido constante de las ruedas de la carreta sobre el camino polvoriento acompañaba a Patrick y Samantha mientras avanzaban por la ruta. El cielo estaba despejado, y el aire fresco traía consigo el aroma de las flores del campo que se extendía a ambos lados. Era un paisaje sereno, casi irreal en su belleza. Samantha, sentada en la parte trasera de la carreta, miraba el entorno con una sensación de calma poco común. Por un momento, parecía que no había preocupaciones en el mundo.

Patrick, concentrado en manejar el caballo, levantó la vista y notó algo a lo lejos. En la carretera que seguía, un hilo de humo negro se alzaba en el horizonte. A medida que se acercaban más, la imagen del humo se hizo más clara, y la inquietud comenzó a asentarse en sus corazones.

—Eso no es un buen signo —dijo Patrick, frunciendo el ceño mientras tiraba suavemente de las riendas para reducir la velocidad.

Samantha se inclinó hacia adelante desde la parte trasera de la carreta, mirando con curiosidad hacia la fuente del humo.

—¿Qué crees que sea? —preguntó, aunque el tono en su voz dejaba ver que ya tenía sus sospechas.

—No estoy seguro, pero será mejor investigar —respondió Patrick, su voz firme pero con un toque de preocupación.

Cuando se acercaron lo suficiente, el panorama completo se desplegó ante ellos: lo que antes fue un campo verde y vivo ahora estaba completamente devastado. El suelo estaba cubierto de armas incrustadas, esparcidas como si una gran batalla se hubiera librado no hacía mucho. Espadas, lanzas y escudos rotos sobresalían del terreno como testigos mudos de una lucha violenta. Patrick detuvo al caballo y saltó de la carreta, llamando a Samantha.

—Ven, necesitamos ver qué ha pasado aquí —dijo con urgencia, su voz teñida de asombro y preocupación.

Samantha, siempre alerta, bajó con rapidez, y ambos comenzaron a caminar lentamente hacia el centro del desastre. El aire estaba impregnado con el olor a cenizas y algo más, un rastro de muerte que no podían ignorar.

—Esto es... —Samantha murmuró, sus ojos recorriendo el suelo lleno de cuerpos.

Era un escenario sangriento. Los cuerpos de los guerreros yacían por todas partes, algunos con sus armaduras aún intactas, otros con las piezas destrozadas. Muchos de los cadáveres mostraban signos de haber sido desgarrados por garras enormes, mientras que otros tenían marcas de quemaduras en sus cuerpos.

Patrick se arrodilló junto a uno de los caballeros caídos. La armadura de aquel guerrero, aunque dañada, mostraba un emblema en su pecho: una cruz dorada entrelazada con una serpiente enroscada a su alrededor, el símbolo de la iglesia.

—Esto es... el emblema de la Iglesia de los Cielos —murmuró Patrick con una voz dura, su mirada fija en el escudo mientras su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y rabia contenida.

El emblema era un símbolo conocido por su autoridad y poder, representando a los paladines de la iglesia, guerreros sagrados dedicados a luchar contra cualquier cosa que la iglesia considerara "impura". Era claro que estos hombres habían sido enviados en alguna misión, pero la pregunta era, ¿contra qué?

Samantha se acercó a Patrick, observando la escena con atención. La expresión en el rostro de Patrick le llamó la atención. Tenía una mirada molesta, algo inusual para él.

—¿Qué crees que pasó aquí? —preguntó ella, mirando los cuerpos.

Patrick examinó más de cerca las heridas de los caballeros. Algunas eran claramente marcas de garras, lo suficientemente grandes como para pertenecer a una bestia formidable. Otras, sin embargo, parecían quemaduras, como si hubieran sido atacados por algo que controlaba el fuego.

—No estoy seguro —dijo Patrick, su tono grave—. Pero parece que lucharon contra algo más que humanos. Estas heridas... no son de una simple batalla entre caballeros.

Samantha frunció el ceño mientras miraba a su alrededor. Sus sentidos de demonio podían sentir una presencia tenue, como un rastro de magia oscura que aún persistía en el aire.

—Esto no fue una batalla cualquiera —dijo, su voz bajando a un susurro—. Aquí hay algo más... algo que sigue presente, aunque apenas lo puedo sentir.

Patrick se levantó, limpiando la tierra de sus manos, y miró hacia el horizonte.

—Debemos ser cautelosos. Lo que sea que haya hecho esto, podría seguir cerca.

Ambos intercambiaron miradas, conscientes de que este campo de batalla no solo era el escenario de una lucha pasada, sino también una advertencia de los peligros que les aguardaban en su camino hacia Manor.