Una guerra despiadada obliga a ALONDRA a casarse, sufre mucho pero logra levantarse y cobrar venganza, pero eso le niega la posibilidad de amar, ella se encuntra en una dura situacion, elegira el amor o el poder.......
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INVITADOS.
ALONDRA.
Regrese a mi oficina para revisar todo lo de la fiesta de máscaras, pero no podía concentrarme, lo que dijo la mujer seguía en mi cabeza, quien será ella y porque parece odiar al rey, se que tiene muchos enemigos, pero su odio hacia él era evidente.
- Majestad la modista la espera en el salón privado, su vestido está listo, dijo el conde Carlos entrando a mi oficina.
- Iré enseguida, ya firmé los documentos que me dejo.
- Gracias, podre seguir con la ejecución de todo.
Probarme ese vestido fue una agonía, eran tan pesado que creo que no podre caminar con eso puesto, le pedí a la modista que le quitara capaz, pero la mujer me miro mal, igual es una orden no usare un vestido que no me guste.
- Su majestad el rey pido verla en la cena, dijo el jefe de mayordomos.
- Estaré en su habitación en una hora.
- No será en su habitación, tenemos invitados y la cena será en el salón principal, debe arreglarse para la ocasión.
- Porque hasta hora me entero que tenemos invitados.
- Llegaron sin avisar, son los reyes de Navarra.
No pregunte más, pero me intriga saber que hace ese traidor aquí, volví a mi habitación para prepararme, escogí un vestido negro con encajes del mismo color muy elegante y joyas a juego, baje al salón principal y todos estaban
esperando.
- Buenas noches, digo haciendo una reverencia.
- Buenas noches alteza, dijeron los invitados.
- Querida te presento al rey de Navarra y su esposa están de paso pues se dirigen a tu reino.
- Es un placer al fin conocerlos, tomemos asiento la comida se enfría, dije forsando una sonrisa.
Me siento al otro extremo de la mesa sin dejar de mirarlos, este maldito dejo morir a mi padre y no cumplió con su promesa.
- Es usted muy hermosa, su majestad es muy afortunado, dijo el rey de Navarra.
- Lo es rey Salomón, por su mano libre una batalla.
- Ni que lo diga yo participe en esa guerra, perdí muchos hombres.
- Que descaro el suyo sus hombres nunca llegaron y mi padre murió por su falta de palabra.
Dije aquello con ira y tratando de controlarme para no matarlo aquí mismo, el descaro de este hombre no tiene límites.
- Alondra esa no es forma de hablarle a un invitado, cuida tus modales, dijo Marcos mirándome mal.
- No pasa nada su majestad Marcos, tal parece que la reina no sabe que mis hombres murieron al intentar llegar ayudar a su padre.
- De que habla, digo controlándome.
- Una fuerte tormenta hundió mis barcos y todos los soldados murieron antes de llegar a su reino, por eso decidimos viajar en carruaje, aunque el trayecto sea más largo, no fue mi culpa que ellos no llegaran yo no controlo el clima y menos rompo mis promesas.
- Si eso es cierto porque está en este reino y brindando con su enemigo.
- Por la misma razón que usted, un acuerdo de paz entre reinos, se cuándo es momento de dar marcha atrás su majestad.
- Suficiente de charlas mejor comamos, dijo Marcos tratando de callar a todos.
El resto de la comida no dije nada, me limite a observarlos, Marcos parecía enojado, medio varias miradas, los invito a quedarse para la coronación, pero estos se negaron porque querían llegar a Zaragoza en poco tiempo, dijeron que llevaban ayuda para el reino, no les creo nada, para mi sigue siendo un traidor y apenas pueda le cobrare lo con creces, forcé una sonrisa y ofrecí un brindis por nuestros invitados.
REY SALOMON Y SU ESPOSA YURA.