Sofía Alcántara, una chica llena de traumas por su infancia difícil trata de lidiar con su vida diaria, sin embargo, por parte del trabajo tiene que viajar a un nuevo país, lugar donde conoce a un chico en un bar y terminan pasando la noche juntos, sin saber que se lo encontraría al día siguiente... ¡en su trabajo!
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Una sorpresa maravillosa
"No existen las coincidencias. Somos nosotros los que caminamos cada día hacia lugares y personas que nos esperaban desde siempre"
-Entre letras
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Viernes 27 de Mayo.
POV's Sofía
Quería morirme, no, no puede ser él. ¿Por qué de entre tantos malditos hombres, tenía que ser él? ¡Maldita sea!
-Buenos días, señores-hizo una pausa y me miró-y señoritas- y sonrió
Vaya que sabe disimular el desgraciado, después de verme al entrar, hizo como si fuera totalmente invisible.
-Bueno, empecemos con esta reunión por favor-dijo Cedric
-Si, bueno, ya que está en puerta la exportación de algunos productos a nuestros países vecinos, el señor Kim y yo hemos viajado para reclutar a los que serán los conectores para dichos países. Les quiero presentar a la abogada en derecho internacional Sofía Alcántara-dijo Emilio
-Hola, muy buenos días a todos-dije después de pararme-espero que seamos muy buen equipo
-Ella es abogada en Monterrey, Nuevo León, situado en el norte de México, es de las mejores de su despacho y fue altamente recomendada por el director de ahí mismo.
-Vaya, parece que la abogada Alcántara, es muy calificada para el puesto-dijo Cedric mirándome
-Así es, es perfecta... Para este trabajo-respondió Emilio mirándome
Comencé a sentir cierta tensión en el ambiente entre la mirada de aquellos atractivos hombres, así que me paré y me disculpé para ir al baño.
Acababa de entrar cuando alguien más abrió la puerta y luego una mano se posó en mi boca y otra en mi cintura.
-Señorita Alcántara-susurró Cedric en mi oído-pero que maravillosa coincidencia
-¿Acostumbra a encerrarse en el baño con sus empleadas, señor Collins?
-No, pero puedo hacer una excepción con usted
Me volteé hacia él y nos miramos fijamente.
-Estamos en junta, mejor salimos ya-dije
-¿Eso es lo que quieres?
-Si
-Muy bien, entonces primero sal tú y me avisas si es seguro salir
-Bien-caminé hacia la puerta y antes de que pudiera abrir, Cedric me tomó por atrás y me volteó plantándome un beso intenso. No pude evitarlo y se lo seguí, me apoyó contra la pared y me alzó la falda.
-Creo que es un déjà vu-dijo riendo
-Tonto
Nos seguimos besando, hasta que escuchamos que alguien tocó la puerta. Nos quedamos inmóviles.
-Sofía, ¿está todo bien?- preguntó Emilio del otro lado de la puerta. Que inoportuno.
-Eh... Sí, sí, es que me puse nerviosa y... Me dio dolor de estómago-Cedric se rio por lo bajo y le solté un manotazo en el brazo, pero provocó que se siguiera riendo-Cállate-susurré
-Ah, ¿necesitas algo? ¿Alguna pastilla?
-No, no, ya voy a salir, ya me siento mejor
-Está bien, de todos el señor Collins no ha regresado, tuvo una llamada y salió de la junta
-¿Una llamada? Menos mal, entonces ahorita te veo
-Sí, descuida-escuchamos sus pasos alejarse
Solté un suspiro, casi nos atrapan maldición.
-Que buen momento para reírte, señor Collins-dije en modo sarcástico mientras me bajaba la falda y rompía la posición en la que estábamos
-Tienes que admitir que fue un momento divertido-respondió mirándome fijamente con una sonrisa
-Que hermosos ojos-solté de la nada-es decir, cuando sonríes, hacen que se te vean hasta brillantes, no sé como explicarlo-sentía que me perdía en las profundidades de esos ojos verdes maravillosos
-Si que sabe hacer halagos, señorita Alcántara-y me besó
Le correspondí el beso mientras pasaba mis manos por atrás de cabeza y acariciaba su cabello, yo solo sentía como pasaba sus manos por mi espalda y las iba bajando de a poco hasta mi cintura, y me atraía más hacia él, como si fuera posible.
-Tenemos que salir de aquí-dije separándome-la gente sospechará
-Tienes razón-soltó un suspiro-pero no quiero-pegó su frente con la mía
-Podemos vernos cuando termines de trabajar-le dije mientras acariciaba su rostro
-¿Lo prometes? -dijo ya mirándome
-Claro-reí y lo besé
Me miré en el espejo y me acomodé el cabello, además de limpiarme la boca, tenía el labial un "poco" esparcido, así que miré a Cedric y solté una risita al notar que él estaba igual que yo, así que le acomodé el cabello y le limpié el labial igualmente.
Entonces abrí la puerta con mucho cuidado y salí sin hacer ruido, y luego toqué en señal de que podía salir, así que me adelanté como pude y me dirigí a la sala de juntas sin mirar atrás.
Emilio en cuanto me vio me preguntó que si todo estaba bien, y yo traté de explicarle que cuando me pongo muy nerviosa, mi estómago sufre las consecuencias, no es que sea mentira, pero en el momento no tenía nada parecido a un molestar. En seguida me di cuenta de que le estaba mintiendo a Emilio, quien se ha portado de maravilla conmigo. Soy una pésima persona.
Unos diez minutos después, entró Cedric a la sala nuevamente y retomamos la junta como si nada hubiera pasado.
Terminando dicha reunión, Emilio se ofreció a darme un recorrido por la empresa, claro que no fuimos a todos los pisos, pero si a los más relevantes, explicándome el resto del edificio y funciones de algunos empleados mientras nos presentábamos. Me llevó a lo que sería mi oficina y también me dio el horario de trabajo.
Salimos de la empresa cuando terminamos y dijo que me tenía una sorpresa, así que condujo unos quince minutos hasta que aparcó frente a otro edificio.
-¡Tarán!-exclamó mientras señalaba el edificio que teníamos en frente
-Eh, no entiendo Emilio, ¿qué se supone que significa?
-Es el lugar donde vivirás durante tu estancia aquí, si te gusta, claro
-¿De verdad?, ¡Wow, Emilio, gracias! - lo abracé y me devolvió el abrazo, hasta que me separé
-¿Quieres ver tu posible departamento?
-¡Claro!
Entramos y nos recibió la recepcionista, una mujer de mediana edad, muy guapa he de decir.
Nos anotamos en su bitácora y nos entregó las llaves, subimos por el elevador, y este se detuvo en el piso 8, en donde, por lo que veo, cada piso es un departamento.
Emilio me dio la llave y abrí la puerta, quedé asombrada, este edificio era casi el triple de grande que mi departamento en México. En la entrada te recibía un pequeño pasillo en donde, de lado derecho, había una mesita donde poner algunos objetos como llaves y cosas así. Había para poner chaquetas o abrigos, para poner paraguas, y una pequeña zapatera donde poner los zapatos de invitados y cambiarlas por chanclas si querían. Al terminar el pequeño pasillo, del lado derecho había una cocina con electrodomésticos negros y una barra marmoleada en el mismo color, las paredes eran blancas, y junto a esta, había un baño. Del lado izquierdo había una sala con un juego de sillones negros y una mesa de centro de cristal, en frente había una pantalla de al menos 55 pulgadas y abajo de esta una mesa con bocinas adornada con algunas macetas con plantas verdes. Hermoso.
Hacia el fondo de la sala, había otro pasillo que llevaba a dos habitaciones, uno era la recámara que tenía una cama gigante, en una esquina había un librero y un escritorio junto con una laptop e impresora, una pared completa ocupaba por las puertas, que supuse, eran el armario, además contaba con su propio baño.
La otra habitación estaba acondicionada como un pequeño gimnasio.
Estaba realmente maravillada por todo, ahora la cuestión era cuanto costaba.
-¿Te gustó?
-¿Hablas en serio? ¡Me encantó! Es precioso este lugar, pero, ¿es rentado? ¿Cuánto me costará este sitio? Yo creo que preferiría algo más, ya sabes, accesible.
-Descuida, es cortesía del señor Collins
-¿El señor Collins?
-Así es, hoy iba a buscar algún lugar donde podrías quedarte, pero antes de irnos de la empresa me mandó un mensaje con la ubicación del lugar y me pidió que te trajera aquí para saber si te gustaba el lugar
En eso me llegó un mensaje:
"¿Te gustó el lugar?"
Miré a Emilio y me disculpé.
"Es precioso, pero es demasiado"
"Descuida, no es nada, te veré esta noche"
Desgraciado. Sonreí y guardé el celular y volví hacia Emilio.
-Perdón, era mi abuela-lo que me recordaba que no le había hablado hoy
-No te preocupes, ¿y bien? ¿Te quedarás aquí?-me sonrió
-Pues no lo sé, siento que es demasiado para mí-dije dudosa
-Mira, tú aprovéchalo, esto no es nada para el señor Collins ¿si?
-¿Estás seguro? - pregunté mirándolo
-Por supuesto
-Ah, está bien, supongo que traeré mis cosas del hotel- solté un suspiro
-Entonces andando, pero si te parece bien, primero vamos a comer, me muero de hambre
-Te lo acepto, yo también
Reímos y salimos del edificio en busca de algo para comer.
