Hacía tiempo creía que mi vida estaba resuelta, el esposo soñado, la familia amorosa pero nunca imaginé que la traición vendría de esa persona que creía mi único hogar.
Las apariencias engañan y todos verán quien fue el que engaño, miento y destruyó todo a su paso.
Que comience el juego.
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CAPITULO 17
FRANCO
Cuando desperté fue la mejor vista que tuve, verla dormir a mi lado, tocarla, sentirla, respirar el mismo aire es lo que estaba ansiando con todas mis fuerzas. Me levante con cuidado para vestirme no quería despertarla, me fije la hora y era ya la tarde, casi de noche. Fui a preparar unos platillos, no habíamos comido nada desde que regresamos del hospital, prepare unos sándwiches, unas frutas picadas y un jugo de naranja.
Con la bandeja subí hacia el dormitorio, entre y aún seguía fascinado por esta mujer, estaba hecha a mi medida, no sé si fue el destino o casualidad de la vida, pero me aferrare a esta felicidad que no cabía en mi pecho, desarmo todos mis miedos y murallas que puse; solo el verla me calmaba y todo el mundo se paralizaba, solo estábamos ella y yo.
Me fui acercando, despertó con delicadeza envuelta en las sabanas todavía podía apreciar su escultural cuerpo:
- Te ves hermosa durmiendo en mi cama, ponía la bandeja en la mesa de lado de la cama y fui a echarme a su lado.
- ¿Qué hora es? Pregunto con pereza.
- Traje algo para comer, tienes que tomar tus medicamentos. Le agarre la barbilla y la bese con posesión.
- Espera, se alejó, esto no está bien Franco, tu eres…. Decía confundida.
- No digas nada, arreglaremos todo este problema juntos, pero primero comamos. Le puso una fruta en la boca, se veía adorable.
- No tengo hambre. Refutaba, pero su estómago gruñó.
- Jaja … come pequeña revoltosa, primero nos daremos un baño y ahí te comentare todo lo que pude averiguar. Agarraba un trozo del sándwich.
- ¿Encontraste algo, de verdad? se levantó de la cama dejando caer las sabanas y mostrando su desnudez.
No podía apartar la mirada de su apetitoso cuerpo, intento cubrirse, pero no la deje y la devore otra vez, cada vez que la tome solo quería más y ella respondía todas mis caricias, estar juntos volvernos uno solo durante toda el día y noche fue lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. Ya agotados casi por amanecer, caímos rendidos y solo tendría que esperar para tener buenas noticias, está en mis planes no separarme nunca más de su lado.
Los rayos del sol entraban por la ventana un canto de las aves afuera se escuchaba, fui abriendo los ojos tocando a mi lado para sentirla, pero no había nada la cama estaba vacía, me desespere y me levante de golpe, gritando su nombre salí de la habitación, no podía haber escapado:
- Esmeralda, Esmeralda. Gritaba por toda la casa.
De pronto salió ella con una toalla envuelta y su cabello húmedo del cuarto hacia donde estaba yo, verla calmo todos mis demonios:
- Quieres callarte, ¿Por qué gritas? Me decía tan tranquila.
- Pensé que me habías dejado. La abrace para que nunca se apartará de mí.
- Franco, cálmate, solo me levante para tomar un baño, me miraba con su hermoso rostro, te estoy mojando ya suéltame que tengo que vestirme. Intentaba alejarse.
- ¿por qué no tomamos otro baño juntos? Ahorraríamos agua. Y la quería besar.
- No, aléjate, me empujo, mis piernas me duelen, eres un imbécil tengo chupones y marcas por todo mi cuerpo. Se iba alejando, buscando que ponerse en el armario.
- Lo siento, la abrace por detrás besando su cuello suavemente, nunca tengo suficiente de ti. Le di vuelta y la besé con amor.
- Ya, ya, vete bañar que tengo hambre llevo casi dos días sin comer y tenemos que hablar.
- Está bien, dije resignado aun quería estar con ella en la cama, me arreglo y te llevo a comer lo que quieras. Le di un beso en los labios y fui al baño.
Una vez listos, salimos a comer a un restaurante, no podía dejar de verla en el camino aun estando en el auto y ella a mi lado sentía que la podía perder, pero deje de lado esos pensamientos y me concentre en el presente. Llegamos y pidió de todo para comer, probo cada uno de los platos y acabo todo; hice una nota mental de no dejarla sin comer porque si tenía un gran apetito, yo feliz de darle lo que siempre quisiera:
- Tenías mucha hambre, le pregunte.
- Claro porque al señor se le ocurrió tener sexo todo el día. Dijo sin reservas y toda la gente se quedó mirándonos.
- Contigo hice el amor y lo seguiré haciendo, le guiñe un ojo y comenzó a ponerse roja.
- No sabes que dices Franco. Bajo la mirada para ocultar su rostro colorado.
- Te ves hermosa sonrojada. Le di un beso suave, termina de comer que tenemos que irnos.
Al terminar pague todo lo que consumimos, pero la mujer que estaba recibiendo el pago me guiñó el ojo y empezó a coquetearme no le tomaba atención porque estaba con la dueña de mi corazón, pero Esmeralda no pensaba lo mismo, me tomo del cuello y me empezó a besar delante de todos gustoso le seguí el paso, así que la susodicha carraspeó y tomo el pago. Triunfante con una sonrisa salió Esmeralda, yo con una sonrisa que nadie me la borraba.
Entramos al coche y conducía nuevamente hasta nuestro hogar, pronto se lo haría saber:
- Puedo saber ¿qué paso ahí? Necesitaba escuchar de su boca lo que tanto estoy esperando.
- ¿Qué paso de qué? Esa resbalosa te estaba mirando con ganas de comerte y la aleje, no podemos arruinar su reputación señor de la Barrera. Sonreí mientras lo decía.
- Buena excusa, sonreí de lado.
- Ahora vamos a lo importante, que descubriste sobre el desfalco de tu familia. Preguntaba ansiosa.
- Lo sé todo Esmeralda, te ayudare a cumplir tu venganza, desde hacía mucho tu y yo estábamos predestinados a estar juntos.
- ¿de qué venganza hablas, que sabes? Ya me miraba confundida.
- Estamos en esto juntos, mi hermano fue un idiota por dejarte ir, pero yo no lo hare. Agarre su mano y la bese.
Ya no deje que siguiera hablando así que acelere para llegar cuanto antes a casa, esta vez seremos nosotros quienes tomemos el control. Ella estará a mi lado y yo seré su fiel aliado.
