El Amor Del Ceo

Arthur tomó los platos y utensilios de la cocina de Nadine. La niña sólo pudo negar con la cabeza ante el comportamiento de Arthur.

Estaba empezando a acostumbrarse al extraño comportamiento del médico.

Arthur dispuso toda la comida en la mesa con esmero, Nadine Yar quería ayudar pero siempre recibía una mirada feroz del hombre.

-Vamos a comer- dijo Arthur.

Nadine no se movió.

-Cóme tú primero- respondió mientras caminaba hacia su habitación.

Pero antes de que Nadine llegara a su habitación, Arthur la agarró primero del brazo.

-Estoy aquí porque quiero comer contigo, no quiero estar solo- respondió Arthur con firmeza.

-No tengo hambre y no te dije que viniera aquí- luchó Nadine con la misma firmeza.

-Hufttt...- Arthur resopló molesto.

Nuevamente recibió el rechazo de la mujer.

-Está bien, está bien, si no quieres acompañarme a cenar, no quieres ver a Naufal- amenazó Arthur.

De hecho, no podía soportar amenazar a Nadine en nombre de su hijo, sin que Nadine siquiera se lo pidiera, definitivamente se esforzaría mucho por curarlo.

-lshhh... ¿por qué tiene que ser así, y dices llamarte médico?- Nadine miró hacia abajo.

Su voz sonaba temblorosa, de hecho había perdido las fuerzas al lidiar con su bebé.

-Escúchame, no tengo malas intenciones contigo. Tienes que cuidar tu salud, para que tu bebé también esté sano. Sólo quiero asegurarme de que estes bien, ¡déjame ayudarte!- le rogó Arthur a Nadine muy gentilmente.

Sus posiciones actuales eran muy cercanas. Arthur todavía sostenía el hombro de Nadine. La propia Nadine sólo podía mirar hacia abajo, sin atreverse a mirar a la persona con la que estaba hablando.

-Vamos- Arthur tomó la mano de Nadine y la llevó a sentarse en el sofá de la sala.

Arthur le entregó la comida que había preparado.

-¿Por qué sigues en silencio? ¿Quieres que te dé de comer?- Arthur bromeó con una sonrisa.

Nadine rápidamente tomó la comida en la mano de Arthur. Sabía que el médico que tenía delante era una persona extraña e imprudente.

Nadine no ganaría si lo negara, así que sería mejor que acelerara las cosas con esa persona.

Arthur solo miraba comer a Nadine, estaba feliz de que su mujer tuviera tanta hambre de comer su comida, al menos esto aceleraría su período de recuperación.

-Doctor, ¿no está comiendo?- Nadine preguntó cuando se dio cuenta de que Arthur la estaba mirando.

-Oh, sí, todavía no tengo hambre- respondió nervioso.

-Entonces vino a mi casa a molestar- murmuró Nadine, Arthur pudo oírlo y solo mostró una expresión sonriente.

-¿Puedo ver a Naufal esta noche?- Nadine preguntó después de terminar su comida.

-Quiero darle leche materna, al menos todavía puedo darle leche materna a mi bebé- le preguntó Nadine a Arthur.

-Prepárate, yo te llevaré- respondió Arthur en voz baja.

-¿En serio? Ah, eres tan bueno, gracias- sonrió Nadine felizmente.

Arthur, que vio su sonrisa, sintió que los latidos de su corazón comenzaban a volverse anormales.

Esa sensación palpitante siempre parecía incomodarle. Nadine inmediatamente fue a su habitación para prepararse, mientras Arthur esperaba afuera mientras miraba el papel tapiz. Frotó las caras de sus dos personas favoritas.

-Estoy lista, doctor- apareció Nadine frente a la habitación.

Arthur estaba fascinado por la apariencia de Nadine esta vez, se veía linda con la ropa que llevaba.

-A. Vámonos- dijo Arthur, sacudiéndo su nerviosismo.

Poco después, estaban en el coche camino al hospital. Arthur no estaba concentrado en conducir su vehículo en ese momento.

Siguió mirando a la pasajera que estaba a su lado. El aroma a vainilla del cuerpo de Nadine le hizo difícil contenerse. Arthur sólo pudo frotarse la frente para aliviar su nerviosismo.

-Doctor, ¿está enfermo?- Preguntó Nadine.