⚠️LEER BAJO SU PROPIA RESPONSABILIDAD ⚠️
Crecer con la idea de ser como tú padre, no siempre es la mejor opción.
Sasha trabajo duro para ser el orgullo de su familia, sin embargo cuando creció tuvo que enfrentar la cruda verdad.
Para una mujer jamás habría posibilidad de liderar ningún tipo de fuerza militar, por eso fue mejor eliminarla de raíz.
Mataron a cada integrante de su familia y al final se llevó a cabo su ejecución. En su último segundo de vida, Sasha pidió a los espíritus con todo su corazón, que le dieran la oportunidad de salvar a su familia, la gente que más había amado.
Fue escuchada y volvió en el tiempo, cuando aún era una niña. Regreso con toda la intención de cambiar las cosas en aquel lugar, para eso se ganará la confianza de las personas más poderosas del imperio, destronando a quien antes le quitó la vida y peor aún, los hará pagar por haberla hecho sufrir la perdida de su familia.
O al menos esos eran sus planes, ¿podrá una persona cambiar su futuro?
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—¿A qué se refiere Lady Sasha?—
Aunque quizás no fuera necesario preguntar, el príncipe quiso saber los motivos por los cuales Sasha lo había elegido a él.
—En cuanto vi que era el segundo príncipe y no el primero, ni el tercero, decidí que usted sería mi esposo en el futuro— tomando un bocado de comida, la pequeña, le contesta al príncipe.
—¿Tanto le gusto Lady Sasha?— cuestionando más impaciente, el príncipe volvió a preguntar.
—Alteza, yo no lo conocía, no podría gustarme de ninguna manera. Solo que, de entre los tres príncipes del imperio, usted era quien más humano me parecía y no me equivoqué— Sasha toca suavemente la mano del príncipe, lo que ocasiona que éste se ruborice por completo.
—Agradezco que me haya elegido— dijo el príncipe, agachando un poco la cabeza y cubriendo su rostro con ambas manos.
Así transcurrió el desayuno y los pequeños continuaron platicando, con cada ocurrencia que decía Sasha, el príncipe siempre se ruborizaba o se ponía muy nervioso.
Desde siempre, Sasha fue una niña demasiado honesta con la gente a su alrededor, claro que guardaba la compostura cuando un noble estaba frente a ella o cuando se trataba de los soldados de su padre, ante todo cuidaba la imagen y el nombre de su familia.
Después del largo desayuno, Sasha dejó descansar al príncipe, ella quería que se recuperara lo más pronto posible para que por fin pudieran entrenar juntos.
Al príncipe lo obligaron a descansar una semana completa, ni el general o Miran dejaban que se esforzara en lo más mínimo.
Claro que Sasha fue la encargada de cuidar de él. Para los padres de Sasha, la habían castigado por hacer que cuidara del príncipe, pero para ambos niños, era de lo más emocionante pasar tiempo juntos.
—Veo que ha descansado bien alteza— el general había entrado a la habitación del príncipe y observó que estaba muy entretenido leyendo a lado de Sasha.
—Todo es gracias a Lady Sasha, ella ha hecho que en estos días no me aburriera y pudiera descansar. Le agradezco todo lo que han hecho por mi, general—
Poniéndose de pie, el príncipe agradecía al general, haciendo una reverencia.
—No es nada alteza, quizás mi hija le habrá informado, he decidido entrenarlo y así evitar que alguien se atreva a faltarle el respeto de alguna forma. Me encargaré de que sea el mejor en batalla, claro si me lo permite— haciendo una reverencia, el general informaba.
—Para mí será un verdadero honor poder entrenar a su lado general. Gracias por hacer esto—
El príncipe estaba muy feliz de que por fin alguien pudiera entrenarlo de verdad, pues lo poco que sabía, lo había aprendido viendo. Contrario a lo que muchos creían, él era hecho a un lado en el palacio, no tenía el apoyo ni el respeto de nadie. Así de dolorosa y difícil, había sido su infancia.
A partir de ese día, los tres entrenaban arduamente y no paso mucho tiempo para que se volvieran ágiles con la espada. Claro que Sasha conocía los movimientos, pero intentaba hacer parecer que era la primera vez que los hacía.
Ya habían pasado dos meses, el príncipe estaba muy feliz en las tierras del general, pero fue llamado al palacio por una cuestión que tanto él como Sasha, esperaban desde hace tiempo. El emperador estaba muy enfermo y tal vez caería en cama, por esa razón lo necesitaban en el palacio, para estar presente el día que le pasarían el poder al primer príncipe, quién sería el heredero al trono.
—Veo que recibió una carta alteza— Sasha había llegado con el príncipe, que se encontraba bajo la sombra de un árbol.
—Al parecer esto le va a interesar Lady Sasha— el príncipe le entrega la carta a Sasha y ésta al leerla, sonríe.
—Será una ceremonia formal, ¿debería acompañarlo?, quizás sea hora de ir conociendo a algunos nobles. ¿Usted que opina?— feliz y esperando una respuesta positiva, de parte del príncipe, Sasha, preguntó.
—Creo que primero deberemos contar con el permiso del general— rascándose la cabeza, el príncipe contestó.
Aún así, Archer estaba preocupado. Si llevaba a Sasha al palacio, ahí conocería a mucha gente, entre ellos varios chicos nobles que quizás puedan llamar su atención, eso a él le dolería muchísimo, pues en el tiempo que llevaban de conocerse, se había encariñado mucho con ella.
—Entonces vayamos a preguntarle— tomando la mano del príncipe, Sasha lo llevó a dónde estaba el general.
El príncipe no estaba de acuerdo con lo que la pequeña quería hacer y por eso, renuente, caminó casi a la fuerza. Al llegar tocaron la puerta y entraron al despacho.
—Padre, disculpa que te moleste en este momento, pero me gustaría saber si me darías permiso de acompañar al príncipe a la ceremonia de coronación del príncipe heredero—
Haciendo algunos movimientos con sus pequeños dedos y mirando al suelo, Sasha le comentó a su padre.
—Si. Puedes acompañarlo— de inmediato, contestó.
Esto puso muy feliz a Sasha y el príncipe perdió la esperanza de una respuesta negativa.
—Iremos todos, a mi también me invitaron como parte de la nobleza. Saldremos a primera hora mañana así que prepárense— fue lo que dijo el general y el príncipe volvió a respirar con tranquilidad.
El tener a la familia de Sasha cerca, al príncipe le daba seguridad, pues ahora, en ese momento, eran los únicos en quienes confiaba.
Fue así que todos se prepararon para viajar a la capital, iría toda la familia Brucks, el príncipe y trescientos soldados, que parecerían ser demasiados, pero en el camino se encontrarían con un sinfín de bandidos, tomando en cuenta la situación en la capital.