La Villana Falló (Segunda Parte)

El banquete del palacio había terminado, pero Alexandra todavía estaba preocupada por lo que había sucedido ayer.

Con patadas en la cama e incluso arrancándose los pelos, Alexandra no pudo dormir en toda la noche. Así que se levantó de un saldo y se lavo la cara bruscamente. "No puedo evitar sentir estos celos que tengo por ese hombre" Mientras se desataba el pelo, no notó que el agua se estaba derramando sobre el lavado. No fue solo un simple derrame. El agua derramada corría por el ojal y manchaba todo a su alrededor, hasta el punto de no poder sacarla por más que la limpiaba.

Si, estaba loca.

Alexandra estaba tan celosa que podía haber hecho muchas cosas más para que Elian se quedará con ella. "Es por eso que quería el divorcio, no quería volverse como la Alexandra original, obsesiva con su esposo.." Alexandra tenía miedo de lo que podía hacer. Sintió una sensación de crisis cuánto más lo pensaba. No sabía cuántas veces durante la noche se había tapado con la manta, mientras pateaba con los pies sobre la colcha para calmar los celos enfermizos que tenía.

Siempre recordaba como esas mujeres nobles miraban con deseo a Elian, su esposo.

Eran esos rostros llenos de esperanzas al escuchar los rumores sobre su divorcio "Perfecto Alexandra, tu solita te lo has buscado, por haber mencionado ese tema" Pensando así, Alexandra se dió cuenta de que la advertencia de ayer no estaba clara. Cómo no fue suficiente dejarles claros a todos en el castillo. "No permitiré que nadie se acerque a Elian con intención de tenerlo en su cama" No, no podía permitirlo. Debía advertirles muy claramente. Alexandra tenía una mirada diferente. Hoy, Nina, que la miraba extrañada, se movió junto a ella.

Alexandra: Nina. Vamos.

Nina: ¿De repente? ¿A dónde vamos?

A medida que los pasos de Alexandra avanzaban rápidamente, le respondió m

Alexandra: Lo sabrás cuando estemos allí.

Alexandra siguió caminando en silencio. Mientras que Nina tuvo un presentimiento "¿Qué es lo que va a hacer?" Nina con esa pregunta en su cabeza la siguió con entusiasmo en lugar de bloquear su camino.

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Las dos llegaron a la mansión de la marquesa Acagua inmediatamente.

Tan pronto como el carruaje se estacionó, Alexandra entró sin dudarlo.

Parecía que estaba decidida a lo que iba a hacer.

No hubo invitación debido a su repentina aparición, pero nadie se interpuso en su camino. Alexandra no necesitaba una invitación a ninguna de las actividades sociales del Imperio debido a su condición de Duquesa de Prada y la influencia que había acumulado en los círculos sociales en todos estos años.

Ella era libre de ir a dónde quisiera asistir.

Cómo si supiera muy bien a dónde ir, Alexandra no dudo en llegar a su destino.

Finalmente, sus pasos se detuvieron y las comisuras de sus labios se elevaron significativamente.

Alexandra: Veo que todas están aquí.

Alexandra saludo a las damas nobles con una brillante sonrisa en su rostro.

Observó que todas esas jóvenes damas estaban teniendo una fiesta de té, y cuando vieron a Alexandra que apareció de repente, todas entraron en pánico a tal punto de endurecerse.

Edith: B-bienvenida Duquesa Prada. Si me hubieras contactado antes, le habría dado la bienvenida correcta.

La anfitriona de la fiesta del té, la marquesa Acagua, recobró el sentido y saludó.

Alexandra: Gracias por darme la bienvenida a pesar de que soy un invitado no invitado.

Dijo Alexandra saludando cortésmente.

Edith: ¿Qué quieres decir con qué la Duquesa es una invitada no invitada? Siempre eres bienvenida.

Alexandra levantó y bajo las comisuras de su boca. Al contrario de lo que ella dijo, hubo una tensión desde el momento en que apareció.

Podía ver a esas jovenes nobles juntas haciendo esto y aquello.

Por supuesto, las implicaciones de su repentina aparición en ese momento eran lo suficientemente obvias como para ser considerado que solo quería visitarlas.

En un instante, el asiento de Alexandra estuvo listo. Desde el momento en que apareció Alexandra, ella fue el centro de ese lugar en donde tomando un sorbo de té miro tranquilamente.

Y mientras las observaba, estaba ella, Victoria, la mujer que estaba coqueteando con Elian en el banquete de anoche.

Pronto su sonrisa desapareció y abrió sus labios lentamente.

Alexandra: Veo que todas ustedes escucharon ese rumor.

Todas se estremecieron ante las significativas palabras de Alexandra.

Alexandra: Seguro que se enteraron de que podría divorciarme de Elian... O algo así.

Los ojos de Alexandra se dirigieron a Victoria.

Tan pronto como sus ojos se encontraron con Alexandra, Victoria se estremeció y evitó su mirada con torpeza.

Sin embargo, Alexandra la miró persistentemente.

Una de las damas susurro en voz baja, cubriendo su cara a media con la palma de su mano.

-¿E-escuchaste eso ahora?

-...Lo llamó por su nombre casualmente.

Todas se sorprendieron cuando Alexandra llamo al Duque Prada por su nombre.

De hecho, Alexandra lo llamó por su nombre a propósito.

En este mundo era muy raro llamar por el nombre de pila al cónyuge en lugares externos.

Decir el nombre le daba el derecho de decir que eran íntimos y que estaban lo suficientemente cerca como para que no les importará.

En dónde también notaron que decir su nombre era una advertencia de que Alexandra no se quedaría quieta.

-Creo que lo dijo a propósito, ¿verdad?

-Oh Dios mío...

Algunas damas se dieron cuenta tardíamente de ese hecho.

Alexandra no se anduvo con rodeos y miró directamente a Victoria.

De pie, con un humor lamentable, cómo si las cuerdas tensas se fueran a romper, la marquesa Acagua, la anfitriona de la fiesta de té se sintió lamentable de tener que arrojarse al fuego en su propia fiesta de té.

Así que con un suspiro se obligó a levantar la comisura de los labios para hablar primero.

Edith: Duquesa, parece que hay un malentendido.

Alexandra: ¿Qué quieres decir con malentendido?

Los ojos de Alexandra se elevaron bruscamente. Tenía la cara de que no toleraría o aceptaría excusas.

Alexandra: Lo dudo.

Alexandra reveló sus sentimientos ásperos sin saltarse una palabra. Su respuesta fue tan cruda que era aún más fuerte y emocional que nunca.

Alexandra: Ví con mis propios ojos que se atrevió a acercarse a mi esposo ¿puedes decirme que eso es un malentendido?