Latentis

La chica estaba a punto de responder, pero Arthur se acercó a ella y puso su mano sobre el hombro de Daphne.

—Entiendo su preocupación, majestad, pero mi madre es Elysia Roswell. Aunque piense que soy un farsante, no le permito dudar de mi procedencia. Me imagino que deben de tener un método para saber si digo la verdad o para saber si en verdad soy su pariente —termina de decir Arthur

—Digno, hijo de mi hermana —dice Melyael. Escuchar la manera en que le respondió a su padre es una prueba verdadera de que su hermana es la madre de ese chico

—Bien, siendo así se hará la prueba de alas. Si en verdad eres el hijo de mi hija, se te reconocerá como primer príncipe, hijo de la primera princesa —dice el rey celestial, levantándose de su trono forjado en oro puro

Al salir al jardín, la familia imperial extiende sus alas antes de comenzar el vuelo. Voltean a ver a Arthur para que también haga aparecer sus alas. El chico, al sentir la mirada, comprende lo que están pensando, así que rápido extiende sus hermosas alas blancas.

Daphne se hace al lado, ya que a dónde van ella no puede llegar. Porque no podía volar, estaba por darse la vuelta, pero Arthur la cargó en sus brazos.

—Eh, ¿qué haces?—pregunta Daphne volteando a verlo algo sorprendida. 

—Tienes que ir conmigo—dice Arthur, sin vacilar alza el vuelo atrás de la familia imperial para ellos este es asunto meramente familiar así que no pensaba invitar a Daphne, pero viendo que el chico se siente más cómodo con ella no le dicen nada y siguen sobrevolando traspasando las espesas nubes que se alzan sobre el palacio.

La chica sentía como el aire golpeaba su rostro así que lo ocultó en el pecho de Arthur, ya que está en esa posición por qué no aprovechar el momento piensa para sí misma comenzando a tocar el pecho del chico, a simple tacto se siente duro y suave a la vez, al observar mejor nota que la ropa superior del chico está un poco abierta así que sin pensarlo tanto mete la mano sintiendo lo cálido y fresco que se sienten las abdominales.

—Si sigues así no me culpes cuando te haga mía—le susurra Arthur a Daphne 

Está al verse descubierta se hace la dormida y comienza a hacer ronquidos falsos, mientras que sus rostros los delatan de la vergüenza que siente él por decir algo tan a la ligera y ella por haber sido descubierta mientras disfrutaba el tacto.

—Llegamos—se acerca la reina observando que Daphne parece dormida así que guía a Arthur a los sillones que hay en el pequeño kiosco, ahí la acuestan y la tapan con una sábana, antes de irse Arthur le da un beso en la frente y le agarra la mejilla como castigo.

Al sentir que ya estaba sola se sienta envolviéndose en la sábana no puede creer que se atreviera a tocarlo de esa manera pero la tentación pudo más que su razonamiento.

Mientras que a Arthur la reina que vendría siendo su abuela comienza a explicarle lo que tiene que hacer.

—Cuando entres al agua tienes que invocar tu poder de luz, si en verdad eres hijo de Elysia las estatuas de ángeles emitirán un brillo dorado creando así un escudo—le comenta la reina 

—Por qué un escudo—pregunta Arthur 

—De protección, verás al entrar al agua y activar tu poder de luz se activará un mecanismo de defensa contra los farsantes que quieran estafar a la familia real, si las estatuas de nuestros antepasados te reconocen como su descendiente te van a proteger—termina de decir la reina justo cuando llegan a lo que parece un templo antiguo.

Arthur duda un momento en si entrar o no pero el sabe hijo de quien es así que no debe de tener miedo, el rey y su hijo ya están sentados en los tronos que están al frente de Arthur el camina hasta llegar al borde del pequeño lago, ahí se quita el chaleco quedando solo en su camisa blanca también sus zapatos se los ha quitado.

Poco a poco va descendiendo por las escaleras hasta llegar al fondo del lago respira profundo para calmar sus pensamientos.

—Luminae—dice estirando sus manos hacia abajo, el agua comienza a brillar de un dorado intenso, siente como el suelo bajo sus pies comienza a moverse, por los canales que unen las piradames se empiezan a escuchar crujidos como si cuerdas se estiran de una en una, voltea a ver el techo, se asombra al notar como pequeños círculos se abren del techo y por estos salen rayos eléctricos que vienen directo a donde se encuentra.

Daphne que se había acercado se asusta al comenzar a escuchar esos crujidos eléctricos al ver dónde está Arthur su preocupación aumenta más ya que ha visto como látigos creados con rayos eléctricos se acercan a dónde está el chico, levanta su mano para usar su magia pero la reina impide que interfiera.

—Si lo haces el ritual será más complicado—le dice la reina, volteando a ver como las estatuas de ángeles comienzan a crear la barrera dorada para proteger a Arthur, la reina comienza a derramar lágrimas de felicidad incluso su hijo se acerca a ella para abrazarla 

Daphne por su parte se acerca al pequeño lago a esperar que Arthur salga del agua pero parece que la barrera tardará en desaparecer, media hora más tarde el rey se levanta de su trono para acercarse a la entrada del lago justo cuando llega la barrera comienza a desaparecer dejando ver a Arthur con sus alas de un blanco su totalidad en las puntas de sus plumas se deja ver un dorado escarchado símbolo de que a pesar de que es hijo de un hombre humano posee en su totalidad lo que un ángel de sangre pura es.

—Bienvenido a la familia príncipe— le dice el rey estirando su mano para ayudarlo a salir del agua Arthur agradece tomando la mano 

—Gracias majestad —hace una reverencia 

Daphne se acerca a él cargando una toalla él la acepta gustosamente, para Arthur ahora solo quedan preguntas que espera pronto tener respuestas.