Un engaño cambió su vida. Ahora sólo busca vengarse de quienes le hicieron daño. Podrá dejar atrás el dolor y comenzar de nuevo?
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Capítulo 11
Greg recibe los estados de cuenta de las tarjetas de Michael. El tipo gasta a manos llenas, pasa muy poco tiempo en la productora y cuando lo hace es para echar a perder el trabajo de los demás.
Por los pasillos se rumora que se ha involucrado íntimamente con varias modelos y actrices. Emily es la única que no se entera de lo que su marido hace y él se siente cada vez más impotente por no haber hecho más para alejarla de ese tipo antes.
Recibe la visita de Anne, se ha convertido en su confidente y los últimos años no se ha cansado de alentarlo para que confiese sus sentimientos.
- Ya me cansé de ver esa expresión en tú rostro. ¿Dónde quedó ese hombre decidido que conocí en la Universidad?
- De nada me sirve ser decidido cuando no tengo la más mínima oportunidad con ella. Esta enamorada, yo soy invisible ante sus ojos.
- Pero te duele ver como la lastiman.
- Sí, y he intentado hacerle ver que ese hombre no la merece.
- No lo has intentado lo suficiente. Sería muy fácil mandarlo seguir y enviarle a ella las evidencias.
- Me odiaría por siempre.
- Al principio, quizá. Después entendería tus razones. Si no haces algo pronto las cosas se pueden complicar mucho para ella.
- Ya están complicadas, me tomó por sorpresa que se casaran. No pensé que llegarían a tanto.
- Te dormiste en tus laureles y ese chico tiene muy claro lo que quiere y lo está consiguiendo.
- Lo sé y lo peor es que no puedo hacer mucho por ella. Firmó documentos en donde le cede el control de prácticamente todo su patrimonio.
- Si se divorcia perdería la mitad, más no todo y estoy segura de que tu podrías ayudarla a recuperarlo.
- No creo que nadie pueda convencerla de divorciarse.
- Sí consigues pruebas no necesitas nada más. Tienes que abrirle los ojos, no merece lo que le están haciendo. Hazlo por Doug y por Kerry, recuerda que ellos confiaron en ti para cuidar de su hija.
- No es necesario que me lo recuerdes, lo tengo presente desde aquel trágico día.
Anne se marcha y Greg no puede más con la culpa. Debió actuar de una manera diferente, quizá si hubiese mandado lejos a Emily todo esto se habría evitado.
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Los mensajes anónimos siguen llegando al celular de Emily, ahora le prometen hacerle llegar fotografías comprometedoras.
Le gustaría poder contarle a su amiga lo que sucede, pero si se trata de mentiras solo conseguiría que Abby sienta más aversión por Michael y es lo que menos necesita en estos momentos.
Continúa con su rutina habitual; ir de la Universidad a casa y viceversa. Un sobre amarillo sin remitente espera sobre la mesa del recibidor. Lo toma y se lo lleva a su habitación.
Adentro hay dos fotografías, en las cuales se aprecia claramente a su esposo con otra mujer. En una están saliendo de un lujoso restaurante tomados de la mano y en la otra llegando al apartamento que recientemente compró.
También hay una nota con una llave adherida a ella: "Sí aún te quedan dudas puedes comprobar su infidelidad tú misma yendo al apartamento hoy por la noche. Esta es la llave".
Una punzada de dolor se clava en su pecho. Le ha dado todo a ese hombre; su amor, su confianza, le entregó su virginidad, eso era algo sumamente preciado para ella.
Se deja caer en la cama en un mar de lágrimas. A su mente llegan las múltiples advertencias de su nana, de Abby y de Greg. Cada uno de ellos veía cosas que ella preferiría ignorar.
Necesita armarse de valor e ir esta misma noche a ese apartamento. Por un momento considera llamar a su amiga para que la acompañe, pero quizá sea algo deba enfrentar sola.
Casualmente, recibe una llamada de Abby y no puede evitar contarle. Los sollozos le impiden cada tanto hablar y Abby opta por ir a verla.
Apenas entra en la habitación abraza a su amiga. Está deshecha, no la había visto así desde la muerte de sus padres.
- Ni sueñes con que te deje ir sola a ese apartamento. Voy a ir contigo y me aseguraré de grabar a ese canalla, así tendrás pruebas suficientes para solicitar el divorcio.
- Tengo miedo.
- Lo sé, pero ha llegado el momento de actuar. Te entregaste a él en cuerpo y alma y lo que te está haciendo es una bajeza. No puedes permitir que siga burlándose de ti y mucho menos que continúe viviendo a tus costillas. Llora lo que tengas que llorar, porque más tarde iremos a desenmascarar a ese infeliz.
Y sí, Emily llora amargamente el resto de la tarde. Se niega a probar bocado, presiente que si lo hace su estómago no lo tolerará. Siente náuseas, asco por haber permitido que Michael la usará de la manera en que lo hizo.
Soportó malos tratos en su afán de seguir creyendo sus mentiras. Greg tiene razón, es una pobre niña tonta.
- Ya es hora, lávate y prepárate para irnos. No más lágrimas, él no las merece, tú eres muy fuerte y vas a superar esto.
- No estoy tan segura. Me siento derrotada, seré el hazmerreír. Estaré en boca de todos.
- Deja de preocuparte por el qué dirán. Lo importante es que te has dado cuenta y qué no vas a seguir permitiendo que te haga daño.
Emily lava su rostro y se mentaliza para lo que viene. Toma su bolso y le dice a Clara que saldrá a cenar con Abby, que no la espere despierta.
Incapaz de conducir entrega las llaves de su vehículo a su amiga. Teclean la dirección en el navegador y se ponen en marcha.
Cuarenta minutos después aparcan frente al edificio de apartamentos. Emily tiembla de pies a cabeza.
- Tranquila, debes de ser fuerte. Pronto terminará todo y tu vida volverá a ser la de antes- le asegura mientras la abraza.
- Vamos ya, antes de que me arrepienta.
Ingresan al edificio, el portero les pregunta a qué apartamento van para anunciarlas.
- No necesito qué me anuncie, vengo a ver a mi esposo. Soy Emily Benton.
- Lo siento, señora Benton. No la reconocí. Adelante.
- Y más te vale que no le avises a Michael que vamos a subir- advierte Abby.
El ascensor llega al piso 15 y ambas chicas descienden y caminan por el pasillo hasta llegar frente a la puerta con el número 1503. Emily saca la llave del bolsillo de su pantalón y la introduce en la cerradura. La gira despacio, el lugar se encuentra en penumbras.
Abby saca su celular y comienza a grabar. Emily camina al frente intentado no hacer ningún sonido que pueda alertar a su marido.
El silencio se ve interrumpido por una serie de gemidos que provienen de la habitación principal. Allá se dirigen ambas, la puerta está entreabierta y los sonidos son más fuertes.
Emily se paraliza y es Abby quien continúa caminando. La escena que tiene frente a sus ojos es muy explícita y queda grabada.
- ¿Cómo pudiste hacerme esto?- solloza Emily al pie de la cama.
Michael y su acompañante se sorprenden e intentan cubrirse.
- ¡¿Qué diablos hacen ustedes aquí?! Y tú, baja ese celular. Deja de grabarme, maldita.
Cynthia observa la escena con una sonrisa burlona en su rostro.
- No te preocupes, ya tengo lo que necesito. Vámonos, Emily.
- ¿Por qué, Michael? Yo te amo.
- ¿Y qué esperabas? Eres una mujer frígida incapaz de complacer a un hombre. Tengo necesidades.
- ¡Qué cínico eres! ¿Cómo te atreves a culpar a mi amiga? Vamos, Emily, no tienes por qué seguir escuchando tonterías.
- No te atrevas a volver por mi casa. Mañana mismo interpongo la demanda de divorcio.
- Cómo tú quieras, preciosa. Sea como sea, obtendré la mitad de todo. Estamos casados por bienes mancomunados y no existe un prenupcial.
- No lo escuches.
Abby toma a su amiga de la mano y juntas abandonan el apartamento. En el ascensor, Emily se desploma. Lo que vio ahí fue peor de lo que imaginó.
- Estarás bien. Seguro Greg tiene una solución para que ese infeliz no se quede con nada.
En la mansión Clara sospecha que algo sucede y habla con Greg y él sin dudarlo se dirige de inmediato a la mansión. Cuando ven el estado en el que llega Emily confirman sus sospechas.
- ¿Qué te hizo ese Infeliz? Dime en dónde está.
- Greg, no es el momento. Por favor, denle espacio. Mañana será otro día, ya más tranquila podrá explicarles la situación.
- Abby tiene razón, señor Gregory.
- Está bien. ¿Quieres que me vaya, Emily?
- No, quédate por favor- responde Emily en un susurro- No permitan que Michael entre aquí.
- Se hará lo que tú digas, mi niña. Vayan, ahora les subo un té.
Emily llora hasta quedarse dormida, Abby no se separa de ella ni un segundo.