Nick es un hombre millonario, exitoso, guapo, y amable, alguien que lo ha tenido todo… Pero su pasado es mucho más gris y profundo que aquella fachada, porque años atrás, luego de perder la memoria, terminó en un orfanato donde la pasó abusos, humillaciones y problemas, pero gracias a la bondad de un hombre que lo adoptó, su vida mejoró. Sin embargo, ¿quién podría imaginarse que, aun así, le faltaba un obstáculo mucho más complicado que enfrentar? El amor llegó a su puerta, de una manera singular e incluso puede parecer incorrecta.
Por otra parte, Jennifer creció como una hermosa joven, que aunque no tenía a su madre, sí tenía un hogar lleno de amor junto a su padre y sus cuatro hermanos adoptivos. Sí, adoptivos, que aunque no tenían un lazo de sangre que los uniera, el lazo de la familia… o del amor, era más fuerte. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
ESTA NUEVA NOVELA ESTARÁ LLENA DE EMOCIONES, PROBLEMAS Y CONFLICTOS… PERO IGUAL QUE EN MIS OTRAS NOVELAS, EL AMOR PREVALECE.
LOS AMO
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Capítulo 15 "Sí le gusto a mi hermano"
—Señorita, disculpe, pero usted aún no tiene autorización de manejar sin supervisión —me interrumpió uno de los guardias de seguridad.
—¿Sí? ¿Y por orden de quién?
—De su hermano Nicolas, nuestro jefe.
—Sí, pues puedes ir a decirle a Nick, que él no es mi padre. Y que si quiere una clase de conducción, con gusto le enseñaré si se apunta a la fila. Ahora aléjate —me coloqué los lentes de sol, encendí el auto y, sin más, aceleré y salí a la calle principal a toda velocidad. El auto de los guardaespaldas me seguía como podía, pero vi lo suficientemente atractiva la idea de escaparme y ver a Nick sufriendo por ser tan idiota.
Al llegar a mi heladería favorita, me adelanté un poco e hice una maniobra colocando el auto estratégicamente escondido para que Nick no me encontrara tan rápido al pasar.
—Bueno, me retracto, eres una caja de sorpresas que sabe conducir —sonreí orgullosa y me quité los lentes de sol, tomé mi cartera y entramos al lugar. Tal vez… sí que llamo la atención con esta ropa, no puedo decir que me disgusta, pero tampoco me siento cómoda.
Hicimos nuestro pedido y entonces la miré directo a los ojos. Necesito respuestas… ¿Nick me quiere? ¿Es en serio?… ¿Qué demonios pasa?
—Bueno, está claro que tienes preguntas, a juzgar de cómo me miras.
—Deduces bien. ¿Qué fue lo que dijiste sobre Nick y yo?
—Ay, por Dios, ¿aparte de ciega estás, sorda?
—Es que sencillamente no lo puedo creer. Nick y yo somos… hermanos. Él siempre me ha visto como su hermana, incluso estos dos años solo he pensado que era una maldita carga, me evitaba y yo… yo entendí que él solo quería alejarse. Incluso llegué a pensar que me odiaba.
—Porque tú lo afectas. Tú lo viste alejarse de ti por casi tres años, lo viste ser cortante, y tener una novia bonita y presumirla ante todos, pero más ante ti. ¿Pero sabes lo que yo vi? Vi cómo se pasaba noches enteras bebiendo mientras entre risas parecía tener sueños contigo. Lo vi sonreír cuando escuchaba noticias de ti, lo vi ver fotos de ustedes juntos, vi como le advertía a Venesa una y otra vez que no te tocara y como decidió terminar con ella en cuanto se enteró de que gracias a ella casi mueres —abrí los ojos pasmada, ¿Nick sabe lo que sucedió? —sí, él lo sabe, sabe todo de ti. Tú solo has visto de él, lo que él ha querido mostrarte para alejarte. Para alejar lo que siente por ti, y tú… bueno, es obvio que también sientes algo por él. ¿Por qué demonios crees que me rendí?
—Entonces dices que… ¿Nick se ha comportado como un patán, ausente, cortante, y desinteresado, porque me quiere y trata de alejarme?
—Y lo logró por lo visto.
—Bueno… no lo sé yo… hasta hace unas horas lo vi coquetear abiertamente con alguien y luego decirme que va a salir con ella, dijo que era hermosa y… bueno, yo… tal vez el alejarme no sea tan mala idea, ¿no crees?
— ¿Alejarte? ¿Esa es la conclusión que sacas después de decirte todo esto? ¿Entonces me dices que dejé ir a mi amor de cinco años prácticamente por nada? ¿En serio vas a hacer la cobardía de ni siquiera intentarlo? ¿Lo quieres o no?
—Lo quiero. Y mucho. Yo… he sufrido, he guardado silencio y he fingido que no me ha afectado, pero…
—Entonces sé la Monroe que eres, amárrate los pantalones (metafóricamente porque AMO ESE LOOK, tienes que enseñarme a combinar así) y ve a conquistarlo. Él te ama, no será tan difícil.
—Olvidas un detalle: es mi hermano y yo, su hermana. Ante nuestra familia y la sociedad, esto será un desastre. Está mal.
—Por Dios, esté mal o no, la sociedad siempre va a querer juzgar, y más a las personas como ustedes. Solo deberán luchar contra ustedes mismos y su familia, ¿algo más?
—¿Olvidas que se empeña en alejarme y seguramente tendrá una nueva novia dentro de mucho? Además, por mucho que lo quiera, no voy a ser la hermana arrastrada que irá detrás de él rebajándome. No estoy para eso.
—Y no digo que lo hagas, solo que sea inteligente. Y vallas por él. ¿Quieres hacerlo o no?
—¿Hablas de seducirlo?
—No es para subirte el ego, pero lo tienes todo… literalmente, económicamente y físicamente. Tu cuerpo es de infarto para la edad que tienes. ¿Vas a hacerlo o no?
—Bueno, puede que lo tenga o no… es decir, no es que sea una experta en seducción. Puede que haga el ridículo.
—¿Sabes cuál es tu ventaja? Que usas muy bien el parecer ingenua, peor en realidad eres astuta y sabes usar las palabras. Ahora solo debes dejarlos fluir en hacer movimientos provocadores y usar la astucia. Debemos ir de compras para eso —muy bien, ahora ¿qué es lo que quieres a cambio o… solo lo haces porque sí?
—Claro que no, es decir, quiero ropa como la que tú tienes, así que asegúrate de evitarme con tu tarjeta por algo, jajaja
—Eso tenlo por hecho. Entonces… ¿Amigas? —estreché su mano y sonrió con complicidad—¿o prefieres el término socias?
—Me gusta más, pero supongo que las amigas no se traicionan, a diferencia de las socias. Y prefiero ir por lo seguro.
—Qué manera tan rara de decir que quieres tener amigas.
—¡JENNIFER MONROE! ¿Qué demonios haces aquí y por qué demonios viniste en mi coche sin conductor?—Nick entró como alma que lleva el diablo, su voz retumba en el lugar. Me hice pequeñita en mi lugar, pero en eso la traidora de Lara quito coger su helado y dejarme sola con él.
—¡Tú no te vas a ningún lado! Acabas de decir que las amigas no se traicionan, ven aquí —volvió a sentarse blanqueando los ojos con fastidio —Y tu deja tanto drama, sabes que conduzco igual o hasta mejor que tú, quería un descanso…— le coloqué mi mejor rostro sonriente mientras comía helado con la cucharita —¿no me vas a regañar, verdad? ¿Nick?
Suspiró rendido y se sentó frente a mí, entonces sonreí y le extendí mi cuchara con un poco de helado.
—Es tu premio por ser tan bueno.
—¿Ya no estás enojada?
—Lo estoy, pero lo dejaré pasar si consideras dejarme manejar tu auto de vez en cuando.
—Eso no pasará —extendió su mano y me tocó darle la llave—Mejor espera a tener tu propio auto.
—Me gusta el tuyo.
—Te gustará, lo prometo —su voz baja hizo mi cuerpo erizarse y una corriente se esparció por mi cuerpo. Sonreí y entonces volvimos al auto los tres. Nick al volante, yo a su lado y Lara atrás.
—Oye, Nick… ¿Te puedo llamar Nick, no? No estoy en horario laboral.
—De hecho, te saliste del horario laboral.
—Fue por mí, así que si vas a regañar a alguien, regáñame a mí.
—Para empezar, ¿por qué te fuiste sin mí? Te he dicho que el helado con el estómago vacío no te cae bien.
—Y yo te dije que no quería ir contigo, así que no te metas
—Eres imposible.
—Oh, mira quién lo dice. Como sea, hoy estás castigada.
—No tienes derecho de hacerlo. Ya no tengo doce años.
—Pero si diecisiete, lo que aún no equivale dieciocho, por ende harás lo que te diga, te guste o no.
—Si vas por ese lado, créeme que te arrepentirás, Nicolas
—Desafíame y tú lo sabrás.
—Ay, ya, renten un hotel y ya —salió Lara en medio de nosotros y ambos nos vimos con incomodidad—Ay bien, me callo. Como sea, tengo mucho trabajo que hacer, así que vamos a la empresa y ustedes pueden seguir fingiendo que se odian.
Llegamos a la empresa en completo silencio y me quedé con Lara para que ella me dijera qué debía hacer pero de la nada Nick se giró hacia nosotras y me miró con evidente enojo o frustración, no lo sé muy bien. Suspiró y me tomó de la mano entrando a la oficina, cerró tras nosotros y me acorraló a su escritorio.
—Escúchame bien, no sé qué juego estás haciendo, pero te sugiero que lo dejes, Jenny —sonreí victoriosa y me acerqué a él en vez de alejarme.
—¿Y qué juego estoy jugando según tú, Nicolas?
—No lo sé, pero será mejor que actúes con cautela.
—No tengo por qué hacerlo. Ahora —me incliné aprovechando que se inclinó hacia delante, al punto que su mirada profunda recayó por completo en la mía y sus ojos se suavizaron poco a poco —¿Vamos a trabajar o vas a seguir mirándome mucho tiempo más? —carraspeó y se alejó nervioso.
—Revisa estos documentos y dime si encuentras algún error —me ordenó pasándome su tablet.
—¿Algo con lo que deba tener específico cuidado? —pregunté al tomarla y me di cuenta de que su mirada seguía recorriéndome.
—De mí
—¿Eh?
—Ah… de… de las cuentas —reprimí una sonrisa fingiendo inocencia.
—Claro. ¿Y también de tus labios, no? No vaya a ser que me beses y luego finjas que no sucedió —susurré lo más bajo que pude, como para que apenas y lo alcanzara a oír
—Claro —me senté en la silla como si nada, pero de la nada él empezó a toser el agua que había bebido atragantándose.
—¿Qué dijiste, Jen?
—Nada, ¿tú escuchaste algo? Creo que tu oficina tiene eco.
—Eh… ¿Segura que no dijiste nada?
—Por supuesto. Ah, tal vez oíste que estaba murmurando las cuentas. Generalmente leo en voz alta los números para no dormirme.
Su rostro confundido es muy cómico. Se sentó en la silla y el resto del día vi cómo cada cierto tiempo mantenía mirándome de reojo, prácticamente no hizo nada aparte de verme. No puedo decir que eso me desagradara.
A la hora de salida de la nada, alguien tocó la puerta de la oficina, entonces ambos levantamos el rostro extrañados, pero Nick, a diferencia de mí, miró la hora en su reloj y se levantó abrochando su traje.
La puerta se abrió y entró Elena con un vestido pegado al cuerpo con un corset revelando sus atributos color rojo vino y un collar de piedras plateadas.
—Hola, Nicolas. Aquí estoy.
—Elena - Nick se acercó intercalando la mirada entre nosotras y luego dejó un beso en la mejilla de ella —gracias por aceptar mi invitación —ella sonrió y se sonrojó y yo, por mi parte, apreté mis manos en un puño tratando de fingir indiferencia como siempre.
—Oh, señorita Jennifer. Un placer verla de nuevo… creo que nos veremos a menudo.
—¿A sí?… ¿Puedo saber por qué?
—Bueno, puede que próximamente usted y yo podamos ser cuñadas, o incluso podríamos ser como hermanas. ¿No sería genial? — Sentí mi corazón partirse y un nudo en mi garganta me impedía hablar. Miré a Nick en busca de respuestas, pero el idiota solamente agachó su mirada ignorándome y volvió a sonreírle a Elena. Entonces me habló sin siquiera despegar la mirada de ella.
—Decidí invitar a la señorita Elena a una cita. Tú debes estar cansada, así que ya le dije a mis guardaespaldas de confianza que te dejaran en casa y me informaran cualquier cosa. Volveré más tarde a casa.
Me tragué las ganas de llorar y sonreí de la mejor manera que pude para que no se notara mi decepción.
—Claro, no te preocupes. Yo… puedo ir sola. Disfruten su noche —tomé rápidamente mi cartera y me dirigí al ascensor, sintiendo ese nudo en mi garganta de nuevo, y cuando el ascensor estaba por cerrarse, Lara metió la mano y entró.
—¿Qué sucede? ¿Estás bien?… ¿Qué quería esa mujer? —Al verla preocupada de esa manera, que me derrumbe, jamás creí que lloraría delante de ella. No es algo que yo haga, pero no pude evitarlo y mis lágrimas empezaron a salir. Entonces ella me abrazó y acuné mi rostro en su cuello.
—Ellos… van a tener una cita y… ella quiere que seamos como hermanas porque será mi cuñada… sí, sí… si hubieras visto cómo me miró Nick, o mejor dicho, cómo me ignoró… él no me quiere. No sé si antes lo hacía, pero ya no me quiere. Yo…
—Tranquila, tranquila. Primero vayamos a tu casa, si quieres veamos algo hasta que él llegue o podemos hablar mientras bebemos algo, asentí y nos acercamos al parqueadero donde me esperaban los guardaespaldas. Me coloqué mis lentes de sol para que no notaran nada y me subí. Lara lo iba a hacer, pero la detuvieron.
— Ella viene conmigo. Es mi amiga.
—Claro, señorita —Lara, subió haciéndole mala cara al conductor, y entonces llegamos al apartamento. Allá dejé mis tacones en el suelo, dejé mi cartera en la barra y fui directo a la licorera de vinos finos que tiene Nick. Busque la botella más cara y antigua que tuviera vino que no fuera tan seco y al verlo sencillamente le quité el corche de un golpe y empecé a beberla. El líquido salió de mi boca y manché mi vestido. Genial.
—Oye, oye… tranquila, no es el fin del mundo.
—Sé que no. Pero decidí no ir tras él. ¿No ves que quiere hacer su vida?
—Lo que yo veo es que está muy nervioso y alterado por su presencia y toma medidas desesperadas para alejarte. Es obvio.
—NO TIENE POR QUÉ ALEJARME. Si lo hace es porque no tiene fe en nada que venga de mí o… de nosotros. Eso… eso decepcionante. Volví a empinar mi botella, pero ella me la quitó y empezó a beber también.
-Muy bien, si me encuentran aquí seguramente me ahecharán por allanamiento y por incitar a una menor de edad a beber. Me recuerda a cómo bebiste en tus quince, en ese entonces creía que solo llamabas la atención.
—Bueno, en ese entonces solo quería olvidar a Nick y a ti sonreírse tan cálidamente. Ahora… ahora quiero arrancármelo del corazón como sea posible.
—¿Hasta ahora cómo te ha ido con ello? Sí, ni siquiera le han dado una oportunidad. Hagamos algo. Vamos a volvernos locas hoy, vamos a disfrutar sin límites hoy. Pero —tomó mi rostro entre sus manos—prométeme que mañana te lavaras el rostro, te vestirás como toda la Monroe, imponente que eres, levantarás el mentón y no dejarás que nadie, ni siquiera Nick pasará por encima tuyo ¿entendido?
Asentí con lágrimas en los ojos y en eso sonó el timbre, me acerqué a la pantalla inteligente y vi que era Kate… ¿Ella qué hace aquí? No importa, justo ahora la necesito.
Abrí la puerta y ella entró a abrazarme.
—¿Estás bien? —asintió extrañada de su pregunta.
—Sí… ¿Por qué estás aquí? Aún no te he dado la dirección del apartamento.
—Tu hermano dijo que era posible que necesitaras mi compañía —sonreí con ironía y enojo en partes iguales. ¡ES TAN SÍNICO COMO PARA IRSE DE CITA, PERO AUN ASÍ MANDA A MI MEJOR AMIGA A CONSOLARME POR UN CAPRICHO SUYO! ¡Lo quiero golpear! ¡Me voy a vengar!
—Bueno, eso confirma que sí le importas —me sacó Lara de mis pensamientos.
— Mejor ni lo digas. En cuanto entre por esa puerta, primero le daré un puño y lo lanzaré al suelo de una patada, luego lo besaré y después iré a dormir tranquila.
—En ese caso quiero grabarlo —empezamos a reír y Kate nos miró confusas.
—Entra. HOY ES FIESTA DE CHICAS-Grité y todas festejamos colocando música y sacando más botellas de vino.
Si algo tengo claro es que no me rendiré aun.