Hacía tiempo creía que mi vida estaba resuelta, el esposo soñado, la familia amorosa pero nunca imaginé que la traición vendría de esa persona que creía mi único hogar.
Las apariencias engañan y todos verán quien fue el que engaño, miento y destruyó todo a su paso.
Que comience el juego.
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CAPITULO 16
MARIANA
Con el paso del tiempo me educaron a base de castigos y reprensiones, me cambiaron el nombre, fui sometida a pequeñas cirugías cuando cumplí los 8 años, fueron correcciones que me obligaron a hacerme, sin embargo, cuando me veía al espejo solo veía el reflejo de mi hermana, de alguna forma me agradaba parecerme a ella, la recordaba todos los días y me preguntaba que había sido de ella.
Cuando iba a cumplir los 10 años, me pusieron unos lentes de contacto que hicieron cambiar un ojo a color verde, no parecía muy natural pero no podía objetar nada vivía a base de miedo y golpes. Me llevaron a empujones a un lugar lejano, cuando íbamos llegando al destino todo se veía distinto, casas lujosas, jardines hermosos, niños jugando, familias felices. No preguntaba nada porque solo me gritarían, así que en silencio observe asombrada ese lugar tan bonito.
Nos dejaron entrar a una casa grande, detrás seguía a ambas mujeres que me cambiaron en estos años, casi al llegar a tocar la puerta una señora con una sonrisa cálida salió y corrió a abrazarme, me lleno de besos y me decía cuanto me había extrañado; no entendía nada así que solo me deje llevar por el momento, nunca nadie me dio esos abrazos cariñosos menos una señora tan dulce.
De lejos mis dueñas me hacían señas de que siguiera el juego, desperté del ensueño cuando me llamo Esmeralda, ahí supe que a la buscaban era a mi amiga del orfanato, era a ella a quien correspondía todo esta efusiva bienvenida. Más personas salían de la casa y empezaron a saludarme, al fin sentía que me querían que tenía una familia, una madre.
Entre a la casa, me dieron de comer de todo, me llevaron a recorrer todo el lugar y estaba feliz, me dijeron que tenía un cuarto donde dormir me quedaría para recuperar el tiempo perdido, me sentía en un sueño hecho realidad lo que más había soñado se estaba haciendo realidad, pero desperté cuando mi mayor terror se quedó a mi lado, observando cada paso.
Si, el verdugo mayor se quedó a mi lado alegando que habíamos vivido juntas mucho tiempo y el separarnos sería terrible. Es así, que se quedó esta mujer perversa como una nana mirando todo lo que hacía y decía. Conocí a mis padres, el señor Charlie Miller, dueño de la empresa de bienes y raíces Paradise’s donde se dedicaban a la construcción y venta de los más grandes condominios residenciales, de apariencia sencilla y bondadosa pero elegante a su edad.
La señora Carlota Miller, una mujer dedicada a la beneficencia ya que venía de una familia que había luchado por tener una pequeña tienda artesanías en Colombia, pero con el tiempo se hizo reconocida, ahí fue que se conocieron mis padres. También, tenía un hermano menor, que era mi mayor protector, Edward Miller, heredero de la empresa Paradise’s, creamos una linda familia y me sentía ya en casa.
Mi duda era de porque me habían dejado en sola, como fue que acabe en un orfanato; comenzaron contándome que hubo un accidente a la salida del hospital después de haber nacido, en Barranquilla; un conductor ebrio había perdido el control de su auto y había chocado con varios en la calle y el auto donde se encontraban mis padres, fue en una calle concurrida, pero había una especie de cañada que daba a un bosque y un arroyo.
Varios autos habían caído por ese acantilado, hubo varios heridos y también muertos, mis padres me dieron a su guardia de confianza, se había lanzado por un lado del auto para salvarme,
pero en la caída había chocado su cabeza con una piedra y me quede en la orilla del arroyo. Por todo el alboroto, no se escucharon el llanto de un bebe así que los primeros auxiliados fueron los accidentados. Aparentemente una señora que pasaba por ahí y vio el accidente fue a ayudar y me encontró, me tomo en brazos y me llevo a refugiarme. Si, esa señora era la dueña del hospicio. Le había llamado la atención el color de ojos que tenía, una seña muy común en mi familia, todas las mujeres la tenían.
Desde entonces, me habían buscado y la señora que trabajaba como secretaria en la empresa hotelera de los amigos de papa, también estaba en la búsqueda, claro por la jugosa recompensa. Así que ambas familias, Miller y de la Barrera habían unido fuerzas para la búsqueda de la hija perdida.
Fue ahí, cuando se unieron esas dos mujeres ambiciosas para hacerme pasar por Esmeralda, me encontraba tan hechizada por el amor de familia que no pensaba perder nada de lo que ya había conseguido. Lo único que pedí, fue que me quedara con el nombre de Mariana, no quería recordar el engaño que le hacía a mi amiga escuchando cada vez nombre. Siempre me gusto ese nombre, Esther había muerto el día que la sacaron del hogar.
La felicidad había llegado a ambas familias y sus heredados se habían conocido, estaba enamorada a primera vista de Franco de la Barrera, fuimos amigos desde que nos conocimos, tardes incansables de charlas también con su hermano, mi cuñado Luis Fernando, no quería acercarme a él sospecha algo por su mirada intensa. Ya se decía que los dos heredaríamos las empresas con la unión de un matrimonio, encantada diría que sí. Con el tiempo nos enamoramos y dispuestos a salir adelante por nuestros medios, sin que nuestros padres decidieron por nosotros salimos de casa y creamos nuestra empresa.
Franco es mi vida, el único amor de mi vida, el dueño de todo mi ser. Hare todo lo posible para recuperarlo, nadie podrá separarnos, así tenga que, otra vez engañar a mi familia.
