Mala Mujer

En la mañana siguiente... Nos sacaron de ahí, pero esta vez nos encadenaron, para caminar hasta llegar aún río. En ese lugar nos espera una lancha, nos subieron, hasta ser llevadas otro caserío, pero en ese lugar, había un camión, pero fuimos mostradas y revisada por un hombre, que nos negociaban como animales, hasta llegar a un acuerdo.

—Míralas te harán ganar el doble de lo que pido —dice uno de ellos.

—No las miras en las condiciones de esa chica están flacas y lastimadas, así me toca esperar a que estén actas, lo haré, pero cuida mejor tú mercancía— dice el hombre para darle dinero, mientras ese hombre lo contaba para irse, mientras a nosotras nos hicieron subir aun camión, con otros niños. Yo solo lloraba, sabías que no podía esperar nada bueno de esos malditos que venden personas como animales. Uno de los chicos se acercó a mi, me ofreció un pedazo de pan y me consoló, estuvo conmigo, me canto una canción, su nombre era Elías, me contó su historia, de cómo habían matado a sus padres y había perdido a su hermanito. Me dijo que tenía que ser fuerte, que hora pertenecemos un tal Lozano eso era lo que había escuchado.

—Tengo miedo— Le dije, El me abrazo

—Pero yo estaré contigo, seré tú hermano mayor y no se si pueda protegerte, pero haré lo que pueda¡Si ! ¿Dime cuál es tú nombre?— solo me abrazo .

—Soy Andrea —

Ese día nos conocimos, fuimos llevados un lugar nos dieron ropa y nos hicieron bañar, un médico me reviso, mientras a los niños los llevaron a otro lugar. Los hacían entrenar, mientras a las niñas nos hacía hacer labores para ellos, hasta que tuviéramos cierta edad o bajará nuestra primera regla, para ser subastadas, pero a veces. Se las llevaban antes. Ese lugar era como un campamento está en medio de la nada, solo se veía naturaleza. Elías y yo nos hicimos amigos, pero nos veíamos cuándo nos hacían repartir la comida, el me habló de un plan para escaparnos, yo lo dije que lo seguiría, pero mi primer periodo había bajado eso le pondría firma a mi condena, pero Elías me ayudó a esconderlo, el lavo mi ropa, para que no se dieran cuentas, Ellos los mataban en los entrenamientos, mientras a nosotras cocinar y lavar ropa y uniformes, si desobedienciamos una orden nos golpeaba y nos castigaba sin comer, hasta que un día me descubrieron, así me apartaron del grupo, Elías y yo debíamos adelantar el plan. Estamos alistando raciones de comida a escondidas, pero nadie contaba con la llegada de un hombre que cambiaría los planes, la llegada de Alfonso Lozano, ese día nos dieron ropa limpia y nos hicieron bañarnos. Era la primera vez que lo veía, era un hombre como de poder para ellos. Ese día nos dijeron que debían hacer lo él pidiera o si no los castigarían.

Ese día lo vi por primera a ese monstruo asqueroso, nos mostraron ante él, era un hombre alto musculoso en sus treinta, con una mirada fría y una cara sin expresión alguna. Él solo nos mirábamos de los pies a la cabeza sin saber que yo sería su regalo de bienvenida, me tomaron del brazo sin decir nada , el miedo que sentí , sabía que no era nada bueno, me llevaron aún cuarto, uno de los hombres me tomo por las mejillas.

—Más te vale, que te comportes a la altura, eres su regalo o verás lo que hará contigo, si querés vivir se muy complaciendo abre tus piernas para él — Me soltó con brusquedad al instante que caí de un solo golpe en el suelo, yo solo tenía miedo, ese lugar no tenía salida, más solo una puerta de entrada y salida, solo había una cama, una silla y una mesa solo una pequeña ventanas a lo alto por donde entraba la luz. Yo solo lloraba , solo me imaginaba lo me podía esperar, pero está apuntó de conocer el mismo infierno.

Temblaba del miedo hasta que lo vi entrar a la habitación, al verme se relamió los labios, mientras se quitaba su arma, el desabotona su camisa, mientras el se acerca a mi, al instante que yo retrocedía

—¿Dime tu edad? — yo solo sentía tanto miedo que no salían las palabras, pero él gritó

—¡Si preguntó algo tu responde, no me hagas enojar, eres tan dulce y joven!— temblaba hasta que logré responder

—Tengo Doce señor— Él sonrió para quitarse su camisa por completo y cerrar la puerta, mientras yo solo quería que alguien me sacará de ese lugar, el empezó abrir la hebilla de su correa, solo podía escuchar el ruido al hacerlo, yo solo sentía miedo que me paralizaba.

—Ven a acá mi linda muñeca— con una mira fría y acariciaba su entrepierna através de su pantalón y su asquerosa mirada posaba en mi .

Yo solo me congelé . Que no hacía nada, mientras empecé a suplicar que no me hiciera nada, pero solo se reía para tomarme del brazo y tomar su navaja y cortar mi vestido, dejando en interior, mientras se relamía, me hizo arrodillar ante él, para bajar sus pantalones, hacer meter su miembro en mi boca, sentía tanto asco, era demasiado grande para mi, sintiendo que me ahogaba y no podía respirar , más las ganas de vomitar ...—

(Jonathan: Yo solo escuchaba y no quería escuchar, pero ella está una especie de trance, como si no tuviera emociones, sentía rabia quería matarlo, como pude llamar padres esa maldita escoria)

— El disfrutaba me tomó por el cabello y me arrastró. Hasta llegar a una cama.

Me lanzo y rompió mis pantaletas, mientras yo trataba de liberarme, mientras le súplicaba que parará, pero el tenía mucha fuerza, pero logré morderlo, pero eso lo enojó más y saco su correa, para darme el primer correazo volteando me a boca a bajó Sintiendo su primer correazo ardía en mi piel después del tercero no sentía nada, yo solo lloraba, para sentir como me halaba hacia el de un solo golpe entró en mi, sentía tanto dolor mientras el disfrutaba, yo solo me desconecte de mi realidad, mientras me hizo lo que quiso, entre mas gritaba más rudo y cruel era, hasta que se cansó, el me dejo en esa cama, totalmente desnuda llena de golpes que no podía moverme, fui violada, golpeadas, solo sangraba en mi espalda en mi intimidad y llena golpes y laceraciones deseando morir, solo lo senti levantarse.

—Es cierto que las Colombia son deliciosas — con arrogancia. Yo solo quería que fuera un maldito sueño, pero todo estaba lejos de hacerlo.Senti que una parte de mi murió, me sentía tan poca cosa, asqueado, repugnante, sentía que quería morir. Solo lloré sin poder moverme.

Un hombre entro. Él se vestía solo escuche.

—Limpia eso— dijo el

— Señor la matamos — dice el hombre

—No lo hagas es muy deliciosa, solo sácala y cura sus heridas, vendela en la próxima subasta ella irá, es muy jugosa todavía pueden jugar con esa muñeca, pero yo quería ser el primero en usarla. — Yo solo llore , hasta que todo se oscureció. Hasta ver Elías junto a mi lloraba, se culpa porque no pudo protegerme y lo asignaron a cuidarme, el solo lloraba vendando cada herida y la carne era visible en la piel de mi espalda. Pero si eso era una visita al infierno, otra cosa era vivir en él...