Maria una chica Argentina, fue a una fiesta para distraerse un rato. Cuando fue a buscar algo para tomar, un hombre se acerca, le echa droga a su bebida y se la lleva. Después de dos días se entera que está casada con un hombre que no conoce.
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CAPÍTULO 16
—¿Cómo te encuentras Maria?—Pregunto el presidente
—Mejor, señor — Respondí
—Me alegro, ya te dijeron hasta cuándo te tienes que quedar?
—De hecho hoy salgo, el doctor está autorizado mí salida
—Que bien, bueno, necesito saber que es lo que está sucediendo, y por qué no me informaron que Javier Robert había escapado de la prisión estatal
—Pensé que usted ya lo sabía— Dije
—Yo no sabía nada, ¿quien les informo a ustedes?— Pregunto el presidente
—El coronel, llamo a Jimena y nos dijo que fuéramos a la Defensoría militar— Dije
—La Defensoría de aquí, de Mérida?
—Sí, señor, de aquí— Respondí
—Bien, necesito que me mantengan informado de todo lo que pase, también quiero toda la información sobre el caso Robert
—Entendido, yo me encargo de que tenga esa información
—Maria, se que Javier está trás tu cabeza, y no solo de la tuya, si no que tambien está trás tu familia, por lo cual te pido que te cuides, no te lo digo como presidente, te lo digo como amigo.
Se que haces lo que sea por tu nación, por tu país, pero antes que todo eso, está tu vida. Casi te matan, si te llegaba a pasar algo, sería un golpe muy fuerte para nosotros
—Pero eso no paso señor, sigo aqui
—De milagro— Dijo el presidente
—No se preocupe señor, yo todavia no me voy a morir, me queda mucho por hacer— Dije
—De todos modos vamos a estar pendiente de ti, nunca se sabe contigo
—Si eso lo tranquiliza señor— Dije con una sonrisa
—Bueno, volviendo al caso Robert, quiero ese informe en mí escritorio mañana a primera hora— Dice el presidente
—Mañana a primera hora lo tendrá, por eso no se preocupe
—Bien, cuídate, nosotros vamos a investigar y les informaremos cualquier novedad— Dice el presidente
—Se lo agradezco, nosotros también le informaremos si tenemos noticias nuevas sobre el paradero de Javier Robert
—Eso espero— Dice el presidente. —Cambiando de tema, quisiera saber que es lo que va a pasar con lo de "Pueblo Alegre"
—Todavía no lo sé señor, no hemos tenido tiempo de pensar en eso— Dije sería
—Cuando tus hermanas y tú, decidan que es lo que quieren hacer, me avisan, quiero estar enterado de lo que piensan hacer
—No se preocupe señor, apenas sepamos lo que queremos hacer, se lo informaremos en persona— Le dije sería
—Disculpe, ¿usted es?— Le pregunta el presidente a Alex
—Mucho gusto, soy Alejandro Lombardo— Dice dándole la mano al presidente
—Mucho gusto, Alejandro— Dice el presidente dándole la mano. —Usted es un amigo, familiar?
—Soy el esposo de María— Dice Alex
—¿Esposo?— Pregunta el presidente mirando a Maria
—Es una larga historia señor— Dije
—Pues, me gustaría escuchar esa historia
—Claro, se la contare— Dije
—Esta bien, que te mejores Maria, cuídate— Dice el presidente
—Por eso no se preocupe, la vamos a cuidar muy bien señor— Dice Sarita
—De eso no me queda ni la menor duda, nos vemos chicas— Dice el presidente dándole la mano a las chicas
—Nos vemos— Dicen las chicas juntas
—Nos vemos Juan— Dice dándole la mano
—Nos vemos señor— Dice dándole la mano al presidente también
—Nos vemos Maria, nos vemos Alejandro, un gusto conocerte
—Igualmente— Dice Alex
Después de que el presidente se fue, entro el doctor con la autorización de mi salida en mano.
—Hora de irse Mari, cuidado— Dice Juan agarrando mi brazo
—Apenas lleguemos a la casa te vamos a llevar a tu cuarto para que descanses— Dice Livia
—Ni sueñes, suficiente tuve con estar aquí— Dije saliendo de la habitación
—Pero...— Dice Livia, pero no termina de hablar
—No tiene caso hablar con ella Livia, no la vas a hacer cambiar de opinión— Dice Juan
—Juan tiene razón, no pierdas tu tiempo Livia, está mujer es más terca que una mula— Dice Jimena
—Muy cierto— Dije
Fuera del hospital
—Señorita Maria, ¿cómo está?— Pregunta Josué
—Mejor, no veía la hora de salir del hospital
—Me imagino señorita— Dice Josué con una sonrisa
—Maria, hay una cosa que te quiero decir— Dice Juan
—Que cosa?— Pregunte
—Tengo que irme a Argentina
—¿A Argentina?, ¿por qué?, ¿qué paso?— Pregunté
—No, no paso nada, es que tengo que ir a supervisar la empresa, tengo que ver cómo va la fabricación del armamento nuevo, y sobre todo de los explosivos
—Tienes razón, me avía olvidado de eso, ¿cuando sale tu vuelo?— Pregunté
—En una hora, tengo el tiempo justo para llegar al aeropuerto, las maletas ya las llevaron, quería acompañarte a la casa, pero no puedo— Dice Juan
—No te preocupes por eso, me informas cualquier cosa, si hay algún problema, lo que sea, mantenme informada, por favor— Dije
—Creo que es buen momento para decir que, nosotras también vamos con Juan— Dice Sarita
—¿Las tres?— Pregunté sorprendida
—Ellas quisieron venir conmigo, les dije que no, pero...
—Te convencieron, no me sorprende, bueno, pero se cuidan, y no salgan hasta tarde
—Vamos a estar bien, lo que nos preocupa es que te vamos a dejar sola— Dice Livia
—No voy a estar sola, voy a estar con Josué, está Alex, Martita, además acuérdate que su hermana está en la casa, al igual que su esposo, asi que sola no voy a estar
—Promete que te vas a cuidar, y que no vas a hacer estupideces— Dice Jimena
—Sí, sí, lo prometo, ya váyanse, o se les va a ir el vuelo
—Te vamos a extrañar— Dice Jimena
—Yo también, vengan para acá— Dije para que me dieran un abrazo
—Cuídate mucho— Dice Sarita
—Si, si, aunque viéndolo bien, este tiempo que no van a estar acá, la casa va a estar más tranquila, sin peleas, sin gritos, voy a poder descansar un poco de ustedes— Dije sonriendo
—Pues disfruta, porque vamos a volver para destrozar tu paz, para matar tu tranquilidad— Dice Livia
—Lo voy a hacer, créeme, ya váyanse
—Nos vemos Mari, y estate tranquila, las voy a cuidar— Dice Juan mientras abraza a Maria
—Lo se, dile a la gente de seguridad que esté muy alerta, que vigilen la casa muy bien
—Lo haré, nos vemos Alex— Dice dándole un abrazo
—Nos vemos— Dice Alex dándole un abrazo acompañado de palmadas en la espalda
—Josué, cuídala, no te despegues de ella
—No se preocupe señor, la voy a cuidar
—Nos vemos Josué— Dice dándole un abrazo
—Nos vemos señor, cuídese
—Vamos chicas, es hora de irnos, no queremos perder el vuelo— Dice Juan subiendose al auto
—Ustedes dos, cuidenla— Dice Jimena señalando a Josué y a Alex
—Ya váyanse, se les va a hacer tarde— Dije
—Nos vemos Mari— dice Livia, subiéndose al auto acompañada de las chicas
—Nos vemos— Dije sonriendo
Después que las chicas y Juan se fueron, me quedé en silencio por unos segundos, ya que para mí no era fácil asimilar que mis hermanas se fueran. Aunque también estaba tranquila, ya que estaban con Juan, y sabía que el las iba a cuidar bien.
—Señorita, ¿se encuentra bien?— Pregunta Josué acercando a mí
—Si, estoy bien, no te preocupes, solo que, no es fácil
—Ellas van a estar bien Maria, están con su hermano— Dice Alex
—Lo se, eso es lo que me tranquiliza, bueno, suficiente, vámonos a la casa, que está haciendo un frío— Digo subiendo al auto
—Despacio— Dice Alex sujetando a Maria del brazo
—Vámonos Josué, ya no quiero saber más de este lugar
—A sus órdenes señorita— Dice Josué
En la casa de María
—Llegamos señorita— Dice Josué
—Te ayudo— Dice Alex ayudando a Maria a bajar del auto
—Gracias— Le dije a Alex
—Señorita Maria— Dice Martita acercándose a Maria para abrazarle
—Martita, ¿cómo está?, ¿cómo me la están tratando?— Le pregunté mientras la abrazaba
—Pues, los muchachos me tratan muy bien, son muy educados, pero la señorita Raquel, lo lamento, pero me tiene cansada, no le gusta nada de lo que hago, no le gusta mi comida, puede creer eso, en todos los años que llevo trabajado, nunca, jamás, me avían dicho que mi comida era horrible
—No, Martita, su comida no es horrible, no le haga caso, usted es la mejor cocinera del mundo, por usted, los que vivimos en esta casa, seguimos vivos— Dije con una sonrisa
—Gracias señorita, por cierto, les hice un postré, riquísimo, de chocolate se que le va a gustar— Dice Martita uniendo sus manos
—Pues vamos a probar ese postre— Dije sosteniendome de Alex
—Con cuidado— Dice Alex
—Sí, sí, tampoco soy una niña Alex— Dije
—Ya se que no eres una niña, pero acabas de salir del hospital, no te puedes precipitar
—Esta bien, está bien, ya entendi, Josué, ven, no te quedes ahí, vamos adentro, así comes el postre que hizo Martita— Dije viéndolo
—Con mucho gusto señorita
En la noche
En la habitación de María
—¿Como te sientes?— Pregunta Alex sentándose al lado de la cama
—Estoy bien— Dije mirando la computadora
—¿Que haces?—Pregunta Alex acercándose a Maria
—Estoy preparando un informe del caso Robert, para entregárselo mañana al presidente— Dije
—Ese informe es un poco largo no?— Dice Alex
—Esto es solo un resumen, yo solo estoy poniendo las partes más importantes, información exacta, y necesaria— Dije señalando la pantalla de la computadora
—Tu le vas a entregar el informe al presidente?
—No, lo va a entregar Josué— Dije sin despegar la mirada de la computadora
—Confias mucho en Josué verdad?— Pregunto
—Bastante, es mí hombre de confianza, mí mano derecha, mí mejor amigo, el maneja todos los negocios, el se encarga de la seguridad. Prácticamente, el tiene mí vida y la de mí familia en sus manos— Dije mirando a Alex
—¿No tienes miedo de que él algún día te traicione?
—No, yo confío plenamente en él, se que no me traicionaría
—¿Lo conoces desde hace mucho tiempo?
—Bastante, desde chicos, si mal no recuerdo, primero conocí a Juan, y luego lo conocí a él
—Como que primero consiste a Juan?— Pregunto Alex extrañado
—Cierto, vos no conoces la historia
—Que historia?— Pregunto Alex
—Pues mira— Dije cerrando la computadora
No sabía si era buena idea contarle esto, pero bueno, de todos modos solo la voy a contar, no va a afectar en nada que le cuente está historia.