Luego de ser traicionada por su mejor amiga y su prometido, Bella busca la manera de vengarse de las personas que una vez quiso como a su propia familia.
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Capítulo 22
Bella...
La semana de la moda y ya estaba en su máximo apogeo, grandes figuras y artistas de todo el mundo habían viajado a Milán para ver las nuevas tendencias de primavera– verano. Las marcas de renombre ocupaban estas fechas para lanzar sus nuevas colecciones y en los últimos días los diseñadores amateurs competimos por tener un lugar junto a ellos en las grandes revistas de moda.
El día tan esperado había llegado y luego de buscar la ubicación correcta y preparar todo para este lanzamiento, poco a poco mis invitados iban llegando al predio donde se llevaría a cabo el evento.
Pronto el desfile dio inició y los modelos uno a uno fue desfilando con mis diseños por la pasarela. Los nervios me estaban consumiendo viva, no podía saber que era lo que los grandes críticos de esta industria estaban pensando, pero al finalizar y escuchar los aplausos me dirigí hacia la pasarela y saludando al público junto con mis modelos sentí una sensación de euforia. Estaba satisfecha con mi colección, todos los meses de arduo trabajo a mi parecer habían rendido fruto.
Baje del escenario y al reencontrarme con mi familia ellos sonrieron al ver lo feliz que estaba por haber podido presentar mi colección.
Mi abuelo me abrazo y felicitándome por el desfile dijo.
— Cariño te felicito, el evento estuvo maravilloso.
Sonríe ante sus palabras y aunque sabía que él no sabía nada sobre moda, sus felicitaciones fueron genuinas. Mis primos hicieron lo mismo al verme y mi hermano con una gran sonrisa dijo.
— Hermana estuviste fantástica, fresca, innovadora...
Mire con el rostro fruncido a Marco y dije.
— ¿Te burlas de mí?
Este solo negó y señalando a uno de los comentaristas de la industria dijo.
— Ese hombre fue quien dijo todo aquello. Creí que además de observar tu desfile, podía oír que opinaban los expertos sobre tus diseños.
Al ver de quien se trataba mi emoción volvió a aparecer y dije.
– No me mientes Marco, eso dijo...— Veo como este asiente ante mi emoción por sus halagos y es mi padre quien pregunta.
– ¿Quién es ese hombre que te importa tanto su opinión?
— Papá él es Giorgio Armani, es uno de los mejores diseñadores de las últimas décadas. — Miró emocionada en su dirección y es entonces cuando el abuelo dice.
— Pues, no sabía qué mi viejo amigo era alguien tan interesante para ti.
Mi mirada se dirige hacia el abuelo y digo emocionada.
— ¿Conoces al señor Armani?
— Por supuesto que lo conozco, fui yo quien lo invito a venir. Acompáñame a saludarlo.
Asiento rápidamente y tomado el brazo de mi abuelo, me dirijo con él hacia mi máximo ídolo. Al llegar obviamente él se encontraba rodeado de varios fotógrafos y periodistas que al ver a una figura tan importante como él en mi desfile les había llamado su curiosidad. Pronto el abuelo pudo presentárselo y luego de darme sus felicitaciones de frente se marchó del evento y yo había quedado más que feliz.
No podía creer lo que estaba sucediendo ese podía decirse que había sido un día perfecto.
Esa noche salimos a celebrar junto con mi familia a uno de los mejores restaurantes de Milán y al llegar a la finca no podía dormir de la felicidad que aún sentía por todas las emociones de ese día.
Luego de revisar mi bandeja de entrada y responder algunos correos importantes guarde mi computadora y estaba por dormirme cuando un mensaje hizo que mi celular volviera a prenderse. Tome mi teléfono y al ver que el mensaje era de Vladímir, tome asiento nuevamente en la cama y abriéndolo vi lo que había mandado. En él decía que me felicitaba por mi gran debut y que estaba feliz de que por fin estuviera cumpliendo mis sueños.
Al ver su mensaje mi corazón empezó a latir rápido, no esperaba que luego de tanto tiempo él aún pensara en mí. Desde aquella última vez que nos habíamos visto, no me había vuelto a llamar ni siquiera a escribir, pero ahora de repente me escribía de la nada para decirme esa frase hecha de tarjeta de felicitaciones.
Deje en visto el mensaje y pronto un segundo mensaje llegó. Intente cerrar mis ojos y no leerlo, pero pudo más la ansiedad y al abrirlo vi que decía: La semana que viene voy a estar en Italia por algunos negocios, me gustaría poder verte. No me gustó como terminaron las cosas entre nosotros y me preguntaba si podrías hacerte un espacio para poder hablar.
Volví a apagar la pantalla de mi celular y al darle vueltas al asunto en mi cabeza, el sueño se me había ido por completo y mi estómago gruñía de hambre. Últimamente, comía por tres literalmente, estos niños que tenía cargando en mi cuerpo vivían con hambre. Me levante de la cama y dirigiéndome hacia la cocina abrí la heladera y al ver que aún quedaba helado tome el pote y tomando una cuchara empecé a comer en la oscuridad.
Pronto vi como mi hermano bajaba las escaleras también y dirigiéndose hacia la heladera tomo una botella de agua y al verme sentada en la isla de la cocina comiendo en la oscuridad, pego un brinco y escupiendo el agua que había terminado de tomar dijo.
— Carajo Bella... ¿Qué demonios haces aquí?
Frunzo mi rostro y chistando para que no hiciera más ruido digo
— Cállate, despertarás a todo el mundo.
Ver como camina hasta los controles de las luces y prendiendo el de la cocina me mira sonriente y menciona.
— ¿Tenías hambre?
— Sí... me da pena que me vean comer en público y es por eso que no pedí postre. — Vi como sonrió y tomando una cuchara de uno de los cajones dijo.
— Convídame, yo también quiero.
Aparte el tarro y mirándolo indignada, dije.
— ¿Le quieres comer el helado a tus sobrinos? — Al ver la mirada que me puso agregué — Debería darte vergüenza.
Marco sonrió al escuchar mis palabras y señalando detrás de mí dijo.
— Mira, ¿Qué es eso?
— ¿Qué? — Volteé y en un descuido me arrebato el tarro del helado de mis manos.
— No puedo creer que hayas caído con eso.– Dijo para después comer una gran cucharada del pote. — mmm... Está delicioso, ¿Qué sabor es?
Intente sacárselo de sus manos, pero este evitando mi intento dije.
— Ya... Marco queda poquito. — El muy idiota solo sonrió y entregándome el pote casi vacío dijo.
— Pues tú ya te lo habías terminado.
Mire ofendida a mi hermano y tomando el helado nuevamente dije.
— Esto lo sabrán tus sobrinos. — Sin más me levanté de la silla en la que estaba y mirando hacia el jardín dije — ¿Quieres hacerme compañía por un momento? Es que con todas las emociones que viví el día de hoy, no creo poder dormir aún.
Mi hermano solo asintió y caminado conmigo por el jardín, disfrutamos de la hermosa noche de primavera. De pronto sin poder resistirlo hice la pregunta que tenía rondando en mi mente.
— Hermano, ¿Fue difícil crecer sin tus padres? Digo tú sabías que papá estaba vivo... ¿No sentías curiosidad por conocerlo?
— Sé a donde quieres ir con estas preguntas y si quieres mi opinión hermana, yo creo que debes decirle a Vladímir sobre tus hijos.— Miró a mi hermano a los ojos y este agrega — Hubo un tiempo que estuve enojado con el abuelo, era un niño y creía que por su culpa papá no iba a verme. El abuelo me consentía y llenaba de comodidad en la medida de lo posible, pero el viejo no estaba acostumbrado a dar afecto, o no por lo menos conmigo. Yo creía que si mi padre hubiera estado en mi vida, tal vez el sí podría darme la atención y el afecto que yo pedía. Sabía que mi madre ya no estaba, pero siempre espere que mi padre fuera a buscarme cuando me lastimaba o cuando sentía la necesidad de un abrazo.
El viejo fue duro conmigo porque quería criar a un hombre fuerte, pero con lo que no contó fue que muy en el fondo yo le guardaba rencor por eso. Todo cambió un día que volví de la escuela y vi a papá en la casa hablado con el abuelo. Él ni siquiera me miró, es más intento fingir que no estaba presente y cuando su reunión acabó, el paso por mi lado y solo tomando mi hombro dijo que me cuidara. No le importo saber sobre mis estudios, ni mis gustos, tampoco pregunto como me sentía, ni nada. Fue entonces que ese día lo entendí, yo tenía un padre y ese era el abuelo. Francisco es el hombre que ayudó para darme la vida, pero él no estuvo en mis momentos de felicidad ni en los de tristeza. No estuvo por qué así lo había decidió y fue entonces cuando deje de culpar al abuelo por algo de lo que él no tenía la culpa.
Mis ojos se llenaron de lágrimas al oír lo mucho que había sufrido mi hermano y abrazándolo digo.
— Lo siento mucho hermano, pero si te hace sentir mejor él tampoco fue el mejor padre del mundo.— Escucho como sonríe y separándome digo– Es verdad, uno de mis temores al enterarme de la llegada de estos bebés fue ser la versión dos puntos cero de mi madre. Ella en su juventud había sido una gran modelo, e incluso estaba incursionando en la actuación cuando se enteró de que estaba embarazada de mí y dejo todo para tenerme. Creo que padre nunca logró olvidar a tu madre porque aunque se había casado con mi mamá, él nunca pudo serle fiel. Sus constantes aventuras y su desamor, hicieron a mi madre una alcohólica. Se refugió en la bebida y cada vez que podía me recriminaba el hecho de que porque yo había nacido, su vida se había acabado. Padre jamás intervino aun sabiendo que sus constantes ataques causaron en mi ataque de pánico y trastornos alimenticios. Nuestra relación mejoró cuando empecé la universidad, fue ahí cuando por fin tuvimos nuestro acercamiento e intenté dejar el pasado atrás. Aun así es algo que si me pongo a recordar me duele.
— Lo ves Bella, aún sabiendo que es un padre desastroso nosotros seguimos dándole una oportunidad. Lo mismo pasará con tus hijos, no importa que haya pasado entre ustedes, los niños deben saber la verdad, al igual que Vladímir. Y creo que cuanto antes lo sepa es mejor. Ya será su decisión si quiere formar parte de la vida de tus hijos.
— Hoy me escribió... hace algunas horas para felicitarme por el desfile y... para decirme que la semana que viene iba a venir a Italia. Pidió vernos, pero no sé que hacer. Tengo miedo de que piense que lo estoy engañando, ¿y si piensa que no son suyos?
Veo como Marco frunce su rostro y dice seriamente.
— Bella es adulto creo que sabe perfectamente las consecuencias que puede traer tener... relaciones sin protección.
— Ese es el problema Marco, nosotros nos cuidamos todas las veces... nunca pasó eso sin protección. — Dije apenada para luego bajar el rostro.
— Tal vez tú no lo sepas, pero estoy seguro de que él debería saber. Nosotros los hombres tenemos forma de saber esas cosas.— Veo como mi hermano también desvía su mirada y agrega— Sí necesitas que te acompañe lo haré, prometo quedarme lejos para no intervenir en su conversación, pero si me llegas a necesitar voy a estar cerca para apoyarte.
Sonreí por su propuesta y asintiendo dije.
– Gracias hermano, bueno, creo que es mejor que vayamos a dormir.
Vi como este solo asintió y caminado conmigo nuevamente hacia la casa nos dirigimos cada uno a su habitación.
Al ingresar, antes de por fin acostarme a dormir, tome mi celular y luego de contestar al mensaje de Vladímir, apague mi teléfono para no ver si respondía y me acomode para luego quedar profundamente dormida. Ese día había sido una montaña rusa de emociones, y me merecía un buen descanso...