La Novia Sustituta

Se miraron el uno al otro como si sus vidas dependieran de ello. El calor que emanaba de sus cuerpos hacía que la habitación se calentara más y más.

— Realmente quiero besarte. — dice Bryan, su voz ronca.

— Entonces bésame. — dice Petra jadeando.

Bryan llevó su mano a la parte posterior de su cuello y la atrajo hacia sí, sus narices se tocaron mientras su aliento golpeaba la cara del otro.

Petra lo deseaba, y Bryan la deseaba tanto como a ella.

Sus miradas se encontraron y, sin necesidad de palabras, la intimidad ya se había establecido. Sus bocas se unieron lentamente, las manos temblando con anticipación. Cuando sus labios se tocaron, hubo una corriente eléctrica que recorrió sus cuerpos.

Se apartaron y Bryan acarició suavemente las mejillas de Petra, cada movimiento calculado para aumentar aún más la tensión. Las manos se tocaron delicadamente, como señal de que el momento era único.

Cuando sus labios se tocaron de nuevo, el mundo pareció desmoronarse. Todo alrededor desapareció y solo quedó esa maravillosa sensación de estar en un momento tan íntimo y especial. El beso fue suave y, al mismo tiempo, intenso, como si sus almas estuvieran conectadas en un solo cuerpo.

Pasó el tiempo, pero el beso pareció durar una eternidad. Cuando finalmente se separaron, sus ojos se encontraron de nuevo, esta vez con un brillo aún más intenso.

Petra sonrió avergonzada y se bajó del regazo de Bryan, él aún estaba en éxtasis después de sentir tantas sensaciones en un solo beso.

— Yo... yo pondré la comida del pompón. — dice Petra levantándose y encarando a Bryan. — Nos vemos en el almuerzo.

Así que ella se va a alimentar a su conejo dejando a Bryan todavía sin palabras, aún estaba procesando todo lo sucedido. Su corazón latía superrápido, mientras que él todavía podía sentir el sabor de sus labios.

No era tonto. Bryan sabía muy bien lo que eso significaba, lo que significaban esas sensaciones. Y estaba un poco asustado, nunca había sentido eso antes, pero su miedo no era por sus sentimientos, era que cuando Petra supiera la verdad, lo dejara, eso sí, sería aterrador, porque él sufrir debido a los sentimientos que ya estaba sintiendo por ella.

Bryan solo esperaba que Petra lo entendiera y que lo amara lo suficiente como para no dejarlo.

. . .

— ¿Qué vamos a almorzar? — Bryan preguntó cuando entró en la habitación y vio a Petra sentada en la mesa.

— filete con verduras. — dice Petra. — y de postre, helado de fresa y chocolate.

— ¿Escogiste? — pregunta Bryan sentándose en la mesa, la mucama pronto trae sus platos y los pone sobre la mesa.

— Postre, sí. — dice sonriendo. — Me encantan los dulces.

— Eres una pequeña hormiga. — dice Bryan haciendo sonreír a Petra. — ¿Le diste de comer al pompón?

— Sí, y Thunder también. — ella dice.

— El Thunder se echará a perder. — dice Bryan.

— Déjame cuidar de él. — dice Petra, implorante. — Cuidaré bien de Thunder.

— Si cuidas a mi perro, seguro que será más dócil que un conejito. — dice Bryan. — puedes comprar un disfraz de conejo y ponértelo.

Petra mira esperanzada a su marido.

— ¿Yo puedo? — ella pregunta.

— Claro que no. — él dice.

— Pero yo quería tanto. — dice Petra. — Sería tan lindo.

— Petra, el Thunder fue entrenada para matar a sangre fría. — dice Bryan. — No matar con monería.

— No costaría nada tratar de preguntarte eso. — ella dice. — pero que se pondría lindo, lo haría.

— Pero no dejaré que le pongas un traje de conejo a mi perro. — dice Bryan dando el asunto por cerrado.

Así que comienzan a comer en silencio, solo intercambiando algunas miradas y sonrisas tímidas.

. . .

Petra estaba en la sala de cine sentada en un sofá supercómodo. A su alrededor había una sábana mullida y varias almohadas. Ella ya había elegido la película que era de romance, termina escuchando el ruido que hacía la silla de Bryan y mira hacia la puerta, viéndolo entrar con dos ollas de palomitas de maíz.

— ¿Quieres palomitas de maíz? —pregunta Bryan.

— Yo quiero. — dice Petra emocionada.

Bryan rápidamente le entrega las palomitas de maíz, ella toma una palomita de maíz y se la lleva a la boca.

— Es muy bueno. — dice Petra después de disfrutar de las palomitas.

Bryan solo sonríe y se acomoda al lado del sofá, tomó un tiempo antes de que lograra colocar su silla en una buena posición para ver la película. Petra observaba todo atentamente.

— Ojalá pudiera ayudarte a sentarte en el sofá, pero pesas demasiado. — dice Petra sintiéndose mal por no poder ayudar a Bryan.

— Está bien, estás cómoda aquí en la silla. — él dice.

— Espera, te pondré aún más cómoda. — dice sonriendo.

Petra toma una almohada y camina hacia Bryan, quien se la acomoda a la espalda para que esté aún más cómodo.

— ¿Te gustó? — preguntó Petra, sonriendo.

— Sí, es aún más cómodo. — dice al verla arrodillada frente a él. — ¿qué estás haciendo?

— Te quitaré los zapatos. — Dice comenzando a quitarle los zapatos.

Sin embargo, los pensamientos de Bryan viajaron al ver a la hermosa mujer frente a él de rodillas, le vinieron a la mente escenas pervertidas. Respiró hondo y trató de alejar esos pensamientos.

— Listo, sin zapatos y sin calcetines. — dice Petra. — Me alegro de que no tengas mal olor de pies.

Bryan la mira indignado.

— Nunca tuve olor de pies y nunca ronqué. — dice Bryan.

— Bien, imagina dormir a tu lado contigo roncando. — ella dice.

— ¿Ya estás pensando en acostarte conmigo, Petra? — él pide. — sabes que la cama de mi cuarto es superespaciosa, cuando quieras dormir conmigo.

— Travieso. — dice Petra levantándose y sentándose en el sofá, muy cerca de Bryan. Ella toma una sábana esponjosa y cubre sus piernas, y luego hace lo mismo con ella.

— Acabo de hacer la invitación. — él dice.

— Y no voy a aceptar. — ella dice.

Bryan sonríe y así empiezan a ver la película juntos mientras comen palomitas y hablan de las escenas, en cierto momento de la película, Bryan toma la mano de Petra y se miran fijamente, ella sonríe tímidamente y se acerca besando su mejilla. Él lo niega y señala sus labios, por lo que Petra se ríe y le da un beso.