Marta trabaja en un rincón oscuro de la oficina, porque no quiere ser vista. Pero el Presidente Joel del Castillo decide sacarla a la luz, como su mujer.
El es un playboy y ella un ratón de biblioteca. Ninguno de los dos cree en el amor, pero por cuestiones prácticas el necesita esposa y ella... ella no necesita nada de él, ¡pero no consigue quitárselo de encima!
Y así, entre tiras y aflojas, se pasan la vida. Es de suponer que es la clásica historia en la que terminarán juntos pero... ¿y si no?
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Consecuencias
Capítulo 16
-Por Dios santo, Joel. Me da vergüenza ahora mismo decir que eres mi hijo - eso le decía su padre mientras que él se pasaba las manos por la cara, sentado en la sala de sus padres. Elena no decía nada, pero casi no era necesario. Él sabía muy bien lo que pensaba y podía notar asimismo la decepción con la que le miraba su familia al completo. Sus hermanos también estaban presentes, como en todos los sucesos importantes de la familia.
-No sé cómo pasó esto, papá - y era cierto. Joel casi se muere cuando después de colgarle Leonardo, contestó la llamada de su madre. No le dijo por qué le quería urgente en la mansión, pero a esas alturas se imaginó que algo gordo pasaba y de un corto vistazo a las redes sociales se puso al día. Más tarde miraría todo más detalle, más le bastó con unas fotos y el inicio del video.
Despertó a Jenna para avisarla de que se cuidara de salir y que él se iba a casa de sus padres. Ella quiso acompañarle, pero no se podía. Solo empeoraría el asunto. Ya sabía lo que su familia pensaba de ella y en este momento directamente la odiaban. Joel les conocía bien.
-No puedo entender como pude parir a alguien tan miserable como tú - su madre dijo eso y se levantó mirándolo con todo el desprecio de que fue capaz. - Por si tienes alguna duda, a esa mujer no la quiero en mi casa. Tú puedes ser estúpido pero yo no, y esto está montado por ella directamente. - aseveró la mujer.
-Má eso no es verdad. Nos amamos. Sé que cometió errores pero eso es el pasado. Yo también me he equivocado - Ella se dirigía hacia la puerta y se detuvo.
-Lo dicho. Eres un imbécil. Tu única equivocación es volver con esa mujer. Ella ha montado todo esto porque quiere ser la señora del Castillo y vivir con nuestro estatus. El tiempo pondrá todo en su lugar - majestuosamente salió de la estancia. No tenía más que decir. Su esposo la miraba y asentía con la cabeza. En todos esos años de matrimonio había aprendido a respetar la intuición de su mujer porque rara vez fallaba.
-No sé cómo vas a solucionar esto. Has quedado ante todo el país como un sinvergüenza de lo peor. De momento quedas fuera de la empresa y Leo se ocupará de la presidencia junto con Dani. De más está decirte que esta familia no va a aceptar a esa señorita en esta familia - su padre no dudaba al decir esto. - Eres libre de vivir como quieras, desde luego. Nosotros como familia también tenemos derecho a decidir a quien aceptamos y con quien convivimos.
-Papá ¿cómo puedes decidir sobre alguien que ni siquiera conoces?. Estás juzgando sin saberlo todo - Joel estaba descompuesto pues ni en su peor pesadilla pensó que las cosas se pusieran tan feas para él y Jenna. Se levantó y miró a su padre a la cara y este no desvió la mirada de su hijo.
-Verás, hijo. Aunque me puedo relacionar con cualquiera, prefiero convivir con buenas personas. Y esa señorita no lo es - Joel pocas veces veía a su padre tan convencido de algo y no lo entendía. ¿Por qué hablaban todos mal de Jenna?. Quien mejor la conocía era él mismo y su corazón no se equivocaba - Lo que ha hecho esa mujer, no es algo que haría una buena persona. Y siento decirte que lo que has hecho tú, tampoco lo es.
Su padre también empezó a salir de la estancia dejando una última recomendación.
-En cuanto a esa chica, Marta, creo que como mínimo se merece una disculpa de tu parte. Aunque si yo fuera ella jamás te perdonaría. Tendrás que vivir mucho tiempo con las consecuencias de tus acciones. No lo olvides - siguió a su esposa en dirección a la primera planta. Tenía claro que ella necesitaba consuelo. Por mucho que delante de sus hijos se hubiera mantenido firme, ahora mismo estaría en su habitación envuelta en profunda tristeza. Su primogénito la había decepcionado tremendamente.
Los mellizos seguían en la sala mirándolo entre preocupados y tristes. Ellos no lo iban a juzgar pero tampoco sabían cómo consolarlo. Ni que podían hacer para ayudar. Era extraño verles a los dos tan serios frente a él. Joel trató de sonreír para quitarle hierro a la situación, pero no se le ocurrió que decir. Quería bromear como hacían siempre los tres. Su hermana fue la única que habló, aunque conociéndolos, sabía que era lo que pensaban los dos pues siempre funcionaban como una unidad. Tan conectados estaban entre ellos.
-Solo puedo decirte que Jenna nunca nos gustó en el pasado y sigue sin gustarnos. Y Joel… mamá nunca falla. No dudes de ella por mucho que te duela. Investiga mejor a esa chica, no te lances como hiciste la otra vez llevado de lo que sientes y sin cabeza. - su hermano asintió en total acuerdo.
-Y Joel, nosotros sí te queremos sin condiciones - entendió lo que quería decir. La sugerencia era que pusiera a Jenna a prueba para ver si su amor era tan incondicional como le había dicho.
Salió de la mansión en una limusina con cristales tintados. La prensa no dejaba de perseguirlo a donde quiera que iba desde por la mañana que salió del hotel. No paraban de hacerle fotos. Fue directo a ver a sus padres y ahora quería ir a su propia casa. Tenía que encontrarse con Marta y… ¿Y decirle que? ¿Hacer que?. No tenía ni pajolera idea. No sabía cómo iba a disculparse con ella después de todo esto. Era la segunda vez que le causaba un daño y esta vez se había lucido, pues era aún peor que lo anterior. Estaba en agonía pensando que demonios hacer con todo y casi le dieron ganas de marcharse a una isla.
Tenía demasiados frentes abiertos. Leo y Dani, sus amigos del alma, en contra. Su familia, en contra. La empresa y los accionistas, en contra. La mujer que hasta hoy había sido su amiga y prometida, en contra. EL único apoyo lo recibió de Jenna obviamente, pero justo ella era la causante indirecta de todo esto y casi deseó que no hubiera vuelto justo cuando su vida se estaba encauzando. A la vista de esos pensamientos se preguntó si realmente la amaba o si era que aún seguía enganchado a un sentimiento del pasado que ya no existía. La deseaba, eso era totalmente real. ¿Pero la tenía en el corazón también?. No fue capaz de afirmarlo, ni negarlo. Ya se ocuparía de eso, por ahora tocaba ir solucionando las cosas paso a paso.
Comunicó con su investigador privado. Quería saber cómo la prensa había descubierto su affaire de inmediato. Su madre tenía razón y parecía preparado. ¿Cámaras en la habitación de hotel?. Era demasiado para ser casualidad. Y la primera sospechosa obviamente era Jennq. Por más que le jodiera, tenía que reconocer que Elena era más rápida que él captando las intenciones de las personas.
Después marcó al equipo de publicidad para que una vez más buscarán la mejor salida al escándalo. Intento hablar con Leo, Dani e incluso con la señora García en la empresa pero no hubo manera de que contestaran. Miró su teléfono. No creía que el terminal estuviera mal pero parecía tener un móvil que no era capaz de contactar con nadie, como si tuviera una avería.
No se molestó en llamar a su mansión para hablar con Marta. Tenía que darle la cara.
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Una mujer de pelo largo y negro se apoyaba con un vaso de agua de vichy en la mano, contra el cristal de la ventana de su estancia. Estaba en un apartamento que se había alquilado al llegar a la ciudad a cumplir sus sueños. La frente la sintió helada al contacto con el frío ventanal. Su boca de labios rosa se marcaba en una sonrisa perfecta mientras que su mirada brillaba con alegría. Sus ojos azules se veían más hermosos aún si fuera posible. Toda ella era hermosa y perfecta. Curvas en su sitio, pechos álgidos, carnes prietas. Todo lo que le gustaba a Joel y más. Era el sueño de cualquier hombre.
Jenna estaba más que satisfecha con el resultado de las publicaciones. Había salido todo incluso mejor de lo que pensó. Reía feliz por lo bien que lo había hecho. El periodista que levantó la liebre y que la había ayudado con las cámaras la llamó para concretar el pago, aunque solo con la exclusiva ya se llevaba un buen pellizco. Ella igualmente le pagó con gusto.
Cuando vio en todos los periódicos las fotos de Joel con aquella insípida, se puso histérica. La ira que le produjo le hervía en las venas. Justo un poco antes de que se prometieran ella ya planeaba venir al país a buscarle y retomar todo con él. Cuando lo engañó, no es que no estuviera interesada en él. Joel le gustaba en todos los aspectos y a quién no?. Era guapo, riquísimo y follaba como los dioses. Pero ya se sabe. Cuando uno tiene algo siempre a la disposición, termina cansándose y eso fue lo que a ella le pasó cuando fueron novios en la Uni. Fue mala pata que la pillara con aquel semental.
Además, ella necesitaba libertad y ver el mundo antes de comprometerse tan seriamente. Ahora que ya había vivido muchas cosas era el momento perfecto para sentar la cabeza y por supuesto el mejor candidato posible para darle la mejor vida era Joel y la familia del Castillo. Y aunque la gran Elena Moreno la despreciara ella haría que Joel la convenciera de aceptarla como su nuera. Si dentro de algunos años él decidía divorciarse de ella, seguiría conservando el estatus, las relaciones adecuadas y una gran compensación económica por sus años de entrega a ese matrimonio.
No podía dejar de reír felizmente. Todo eran ventajas.