CONSTANTINE

Los fragmentos de vidrio cayeron al suelo, luego de que Zezé estrellara el vaso donde estaba tomando su caipirinha. Últimamente nada le estaba saliendo como quería, no solo habían desaparecido tres más de sus hombres, para luego aparecer en las noticias, donde se hablaba de que todos fueron torturados y asesinados, dejando el mismo mensaje de las veces anteriores.

''EL ÚLTIMO SERÁS TÚ'', era lo que decía el mensaje grabado salvajemente en el pecho se las víctimas.

- Esto ya es algo personal, estoy seguro de que es ese policía que se sirve de su posición privilegiada dentro de la policía. - expone sus sospechas el Simio.

Zezé lo observa, sopesando lo que dice su mano derecha.

- Es posible que sea ese maldito cerdo, lo voy a atrapar y lo desollaré vivo como lo hice con el maldito de Meriño. - dice, recordando al policía que mató hace años en São Paulo - ¿Has averiguado por fin, a dónde se llevó el cerdo a mi hermosa garota? - cambia de tema.

- No hemos podido dar con su ubicación, nadie vio a donde se la llevó. - responde el Simio.

- Quiero que den pronto con ella, la quiero junto a mí, antes de que acabe el mes. - le ordena.

El Simio se retiró, sabía que cuando Zezé se obsesionaba con alguien o algo, no quitada el dedo del renglón hasta obtenerlo.

Sabía que esa mujer sería la perdición de su amigo y jefe, lo llevaría a la muerte si seguía con esa obsesión.

...........

En otro punto de la ciudad, Evon y Luke, se hallaban visitando al familiar de una de las víctimas de la pandilla de Zezé.

- Entonces, ¿la señorita Jones, ese día en que fue víctima del ataque de la pandilla, estuvo en el bar de Jack? - indagó Evon, anotando algo en un cuadernillo.

- Sí, mi hermana había ido con sus compañeros de trabajo a tomar una cerveza, eso acostumbra cada viernes... - hace una pausa pues el llanto salió sin permiso, tomó aire antes de proseguir - esos malditos me arrebataron a mi hermanita. - dice el hombre, notablemente afectado.

Evon solía comprometerse mucho con las víctimas y sus familias, era algo por lo que siempre la regañaba su jefe, ella solía tomarse a pecho cada caso.

Una vez salieron del lugar, se dirigieron al departamento de él, pues ya era tiempo de ir a cazar a su próxima presa. Evon se había estado quedando en su hogar, pues él no quiso que ella volviera por ahora a su departamento, pues habían sido informados, que aún estaban rondando el edificio.

- ¿Saldrá, Capitán? - pregunta la mujer.

- Sí, me iré a tomar unos tragos con los chicos. - fue la excusa que le dio.

El gusanito de los celos, rondó el cerebro de la chica, al imaginarse que su amado jefe, muy seguramente se iría de ese lugar con alguna mujer, pues en el último mes, había estado llegando muy de madrugada.

Luke logró, notar un brillo de lo que percibió como celos en los hermosos ojos verdes de su asistente, ¿estaba celosa? Si ella supiera que ya exudaba agua bendita, porque desde que ella es su asistente, él no ha podido tocar a otra mujer, pues siempre se imagina que es ella.

Constantine por otra parte, estaba planeando ir a la granja, aunque debía ser precavido, pues había notado que ahora último, lo estaban siguiendo de nuevo, ir a la granja en su auto, era llevarlos directamente a Irika. Por quien han estado averiguando, algunos miembros de la pandilla, por lo que supone, que ya se enteraron que ella vio el homicidio donde fueron asesinados, su prometida, el amigo de Irika y el cocinero. Muy seguramente, querían desaparecerla, no sospechando, que el mismo jefe de la pandilla, quería a la joven, para someterla y hacerla su mujer.

Cuando se entere lo que realmente quiere Zezé, va a sacar toda su furia animal.

Ya quería verla y darle ese beso que tanto ha anhelado, esa mujer era como la luz que atrae a las polillas, era era imán y el solo un pobre metal que no tenía voluntad ante la fuerza de atracción que ésta ejercía sobre él.

.........

Poco después, los dos primos se reunieron con Edson, para tomarse unas cervezas en un concurrido bar, donde la mayoría de clientes eran militares, marines y policías. Cada grupo se hacía en su lugar, la única mesa donde convergen es en la mesa de los Dunne y los Lamprou.

- ¿Por qué no invitaste a esa belleza que es tu asistente? - pregunto Phineas Lamprou, un primo de Costas.

Luke le dio una mala mirada, antes de responder - Porque ella no es mujer para estos lugares.

- Pero si salió machista mi primo. - responde entre risas la hermana de Constantine.

- ¿Ya estás listo? - preguntó Constantine, antes de que Luke le respondiera a la menor de los Lamprou.

- Sí, mejor nos vamos. - responde.

Sacó un par de billetes de 100 USD y los tiró sobre la mesa.

- Yo invito la próxima ronda. - les dijo y todos festejaron entre silbidos y vítores.

Los tres hombres pronto se fueron por la parte trasera del establecimiento y se fueron en la furgoneta negra.

Al llegar a la bodega ubicada en el puerto de Miami, descendieron de la furgoneta. Entraron al lugar donde yacía un hombre colgando de unas cadenas atadas en las muñecas de sus brazos tatuados.

El hombre se notaba que había sido golpeado, un hilo de baba ensangretada pedía a un costado de su labio inferior, los ojos estaban abultados, por los golpes que recibió.

- ¿Tenías que dejar las sobras? - pregunta el pelirrojo con una ceja alzada, observando al hombre inmóvil frente a ellos.

- Es que no pude contenerme, mucho menos después de enterarme que abusaba de su hijastra de 10 años. - dijo Edson, encogiéndose de hombros.

Constantine solo negó con la cabeza, acto seguido, le aventó una cubeta de agua helada al hombre, quien despertó en automático, para mirar lo poco que sus ojos hinchados le permitían.

- ¿Qui... qui... enes, s... on us... tedes. - logró articular.

- Digamos que somos tu peor pesadilla y la de tus compas de la pandilla. - respondió Edson con sorna.

De inmediato, Constantine le asestó un golpe con un bate con puntas de metal, provocando que la piel de su pierna derecha se desprendiera y un grito ensordecedor atravesó el silencio de la noche. Luego fueron varios golpes más, que pronto hicieron que el corazón del hombre dejara de latir por no poder soportar el grado de dolor que le estaban inflingiendo con esos golpes.

- Mmm, que poco resistió, y eso que era uno de los más sádicos del grupo. - dijo Luke, mientras con el filo de su navaja punta de pico de loro, grababa la famosa frase, que los caracterizaba.

- Vamos a llevarlo al pantano, traigan las sogas. - ordenó Constantine.

A la mañana siguiente, un nuevo cadáver era encontrado en las afueras de Miami, en posición de crucifixión, vistiendo solo su ropa interior.

Cada vez faltaban menos, poco a poco la pandilla iba siendo reducida y pronto Zezé pagaría, haberle quitado la vida a tantos inocentes.