UN AMOR DE VERDAD

Una celosa y enfurecida Margaret se paró frente a Leonardo. Vestía de forma despampanante. Casi se le salían los senos y llevaba un pantalón tan estrecho que se podía adivinar el enorme esfuerzo que hizo para ponérselo.

—¿Para eso me citaste hoy a las 5, luego de que me has rechazado últimamente ? ¿Es esta tu última conquista, ahhh? ¡Responde Leonardo! ¿Por ella me has cambiado?

—¡Cálmate Margaret! Ve a la oficina de Tina y espérame allí. Debo hablar algo con Anya y luego tú y yo salimos. ¿Está bien?

—¡No, no me voy Leonardo! —dijo gritando. Lo que tengas que hablar con ésta hazlo frente a mi. ¿Acaso no puedo escuchar? ¿Qué te traes con ella? Dimeeee....

Leonardo tomó con brusquedad el brazo de Margaret y la arrastró fuera de la oficina. —Te dije que me esperes en la oficina de Tina, si no quieres hacerlo puedes marcharte. Allí está el ascensor. Entró de nuevo a su oficina y la cerró con llave.

—¿En qué íbamos? Ah, si ok! —Anya, debo hacer un par de llamadas. Disculpa un momento. —Leonardo llamó al abogado de sus padres y luego al juzgado. - Ya está. El matrimonio será mañana a las 10am. Dime dónde te debe recoger mañana Víctor, mi chófer.

—Anya le pasó la dirección de su casa…

—Ok. ¿Te falta algo en lo que yo te pueda ayudar para que estés puntual en el juzgado?

—Quizás un pequeño adelanto a mi próximo pago para poder comprar algunas cosas… No todos los días se casa uno y pues no tengo la ropa apropiada… por favor.

—¡ Cierto! Toma, esta tarjeta, es ilimitada. Compra todo lo que necesites. Con este matrimonio tendré completa mi fortuna, así que te mereces un buen regalo. No te limites, te quiero ver mañana más hermosa que nunca. ¿Satisfecha ?

—Gracias sr Leonardo. No hay necesidad de que me regale nada. Con el adelanto que me prometió es suficiente. En cuanto pueda le devuelvo este préstamo.

Leonardo se acercó y la tomó de la mano. —Es mi regalo de bodas. No lo rechaces, ni me lo devuelvas. ¿Has comprendido?

-Ehhh…. Ok Gracias. —Le informo también que cuando le cuente esto a mi familia esta noche, seguramente ellas querrán venir a la boda. ¿Algún problema?

—No querida prometida, no hay ningún problema. Lo que tú decidas para mi está muy bien. —Leonardo se acercó y le dio un beso en la mejilla. —Gracias Anya, gracias por aceptar este contrato. No te arrepentirás. Te lo prometo. Puedes irte ya. Yo hablo con Diego.

En ese instante Diego toca la puerta y llama a Leonardo con insistencia…. —Leonardo, Leonardo ¿todo bien? Escuché gritos. Leonardo feliz abre la puerta. —Diego, todo resuelto: ¡Finalmente sí habrá boda!

En secreto Diego le preguntó : —¿Anya o Margaret?

—JajajajJJJAjaja. —Anya, dile a este incrédulo amigo quién será mi flamante esposa mañana….

—Yo sr Diego.

—Ohhhhh, ven acá salvadora cuñada, dame un abrazo.

Diego y Anya se abrazaron con mucho cariño.

Mientras tanto en la oficina de Tina, una irritada Margaret no se quedaba quieta. Dime Tina, ¿Quién es esa mujer? ¿Por qué está encerrada con mi Leonardo? Te conozco Tina, sé que tú conoces todo lo que pasa en esta empresa. ¡Hablaaaa….!

—Sta Margaret por favor cálmese. Ya el sr Leonardo le responderá todas sus preguntas, eso no me corresponde a mi. ¿Un whiskey?

—Qué whiskey ni qué whiskey. Yo sólo quiero hablar con Leonardo. ¿No me entiendes?, dijo altanera.

Tiempo después Leonardo aparece. ¡ Vamos Margaret! Ella lo siguió y salieron juntos.

Mientras tanto, una dichosa e ilusionada Anya llega a un moderno y lujoso centro comercial. Busca boutiques de ropa elegante. Luego de probarse varios vestidos, elige uno de color blanco. Le parece un poco escotado, pero convencida por la vendedora de que se le ve bien, lo compra.

Asimismo hace con los zapatos y una pequeña cartera. Luego piensa en su madre y en su hermanita y también les compra unos preciosos vestidos y otros accesorios.

Al llegar a su casa, las dos mujeres que la esperan se quedan sorprendidas por las grandes bolsas que Anya trae. —Madre, Angie, debemos conversar.

Anya deja las bolsas con cuidado encima de una mesa. Luego de beber un jugo, se recuesta cómodamente en un viejo diván. — Madre, Angie, vengan a sentarse. Tenemos que hablar largo y tendido.

—Angie, recuerdas aquel anuncio que me enseñaste donde decía que un hombre buscaba una esposa y la elegida recibiría tres millones de dólares?

—Sí hermanita. Lo recuerdo.

—Pues conocí al fulano hombre. No es un idiota sin oficio. Al contrario, es un empresario a punto de perder su dinero. Lo conocí y entendí por qué estaba buscando esposa por Internet.

— Comprendí sus motivos y... Pues mañana me caso con él. Y lo mejor de todo esto es que la próxima semana me dará la mitad del pago, dijo gritando feliz. ¿No es maravilloso? ¡ ¡Ya tenemos el dinero para tu tratamiento hermanita!!

Las dos mujeres se llevaron las manos a la boca y sus ojos parecían salirse de sus cuencas. —Hija, ¿qué cosa estás diciendo? Por Dios, eso es muy peligroso. No lo hagas Anya.

— ¡No lo puedes estar diciendo en serio! La señora se lanzó a los brazos de Anya llorando. Hija no te sacrifiques así. Dios nos ayudará a salir adelante. Hija vamos a seguir buscando soluciones… ¡ Nooo Anya por favor, por favor no hagas eso!

—Mamita linda tranquila. No es con un desconocido con el que me voy a casar, es con uno de mis jefes. Yo no les había querido contar, pero meses atrás, él ya me lo había propuesto.

— En ese momento lo rechacé pues a simple vista era una cosa absurda. Por eso ni lo mencioné. Pero dadas las actuales circunstancias, dada la urgencia que tenemos, lo pensé mucho todos estos días, y acepté.

—Así que el matrimonio es mañana, porque mañana vence el plazo que fue estipulado por los padres de mi jefe para que él encontrará esposa. Es un arreglo laboral, nada sentimental. No tienen por qué preocuparse.

Angie se acerca a Anya y se arrodilla junto a ella. —Dime hermanita ¿y él parece un príncipe o es un ogro grande y feo?

—Jajajajajajaja mi niña linda mañana lo vas a conocer. Pero para saciar tu curiosidad, te digo que es un hermoso príncipe.

—¿Es más lindo que Joseph?

—Joseph, Joseph. ¡No me había acordado de él! —Anya se levanta y empieza a caminar en torno a la sala con las manos en el pecho. — Seguramente mañana me espera en la veterinaria. ¡ Uffffff! ¿Cómo le voy a explicar todo esto? No quiero que se sienta mal. Madre ayúdame.

—Hija, siento mucho pesar por ese muchacho. Toda la vida ha estado enamorado de ti. ¡Ha hecho tanto por nosotros! Tienes que llamarlo esta misma noche y con mucho tacto explicarle tus razones para dar este paso.

—Oh Dios. Esta bien. Voy a mi cuarto, desde allí lo llamaré. —Madre, saquen la ropa de las bolsas y pruébense lo que les compré. En cuanto termine de hablar con Joseph, bajo y les sigo contando acerca de mi falso matrimonio mañana.

Rato después, Anya baja llorando de su cuarto. Ve a su madre y a Angie con los vestidos nuevos. Se ven felices y hermosas. —Madre, Joseph lo tomó muy mal. —Anya abraza a su madre y luego se sienta para continuar llorando.

—¿Qué te dijo?

—Lo tomó muy mal. Dice que se siente traicionado, que jugué con él. Que lo cambié por un rico.

—Anya, no llores. Ponte en su lugar y compréndelo. Llevará tiempo que él vea que tú nunca jugaste con sus sentimientos. Ahorita está adolorido, herido. Pero ya se le pasará. Joseph es un muchacho muy guapo y bien preparado. No se ha fijado en otra porque siempre te esperó. Pero quizás este golpe lo ayude a mirar a otras chicas y con el tiempo se enamore de alguien más. No llores Anya. Quédate tranquila.

—Tienes razón madre. Yo lo quiero mucho y le deseo lo mejor. Es tan lindo mi Joseph que no mezcló los sentimientos con el trabajo. Me dijo que seguirá al frente de la veterinaria.

—Entonces no te preocupes más. Vamos. Termina de contarme bien todo lo de ese ficticio matrimonio con tu príncipe azul.

Cerca de la media noche, finalmente las tres mujeres se fueron a dormir. Anya no lograba conciliar el sueño. Estaba llena de interrogantes y extrañas sensaciones recorrían su cuerpo haciéndola estremecer.

—¿Habrá luna de miel? Eso no lo conversamos. ¿Desde mañana ya debo vivir con él? ¿Cómo le habrá ido con la tal Margaret? Qué guapa es. Aunque muy destapadita para mi gusto. ¡Cuánto se habrán divertido esos dos! Por eso ella enloqueció. ¡Pobre!

Mirando el techo con los ojos bien abiertos seguía pensando en Leonardo. —Dijo que algunas veces me tomará de la mano, otras me abrazará. Y posiblemente, si hay necesidad, hasta me besará. —Me besará…. Me besará...

Pensando en ese posible beso sintió que su cuerpo reaccionaba en forma inexplicablemente agradable. Dormiremos juntos, me dijo. "Si no lo hacemos, la servidumbre se podrá dar cuenta de que no somos una pareja".

¡ Ayyyyy nooooooo! Anya se sentó. ¿Cómo se puede dormir pensando en lo que se me viene encima? Yo no estaba preparada para esto. Nunca tuve novio, no me he enamorado de nadie. Ninguno me ha besado. Ni mucho menos me han..... 😂 Ayyyy qué estoy pensando. Hormonas quédense quietas.

Y ese sr Leonardo es un coqueto, se cree la octava maravilla del mundo. El irresistible. Se cree que porque tiene esos hermosos ojitos azules, o un cuerpo de atleta. O ese caminadito de príncipe de ensueño cuando sale del ascensor. O porque no se peina y aun así se ve tan atractivo....

Él cree que yo le voy a seguir su jueguito, pero no. Está muy equivocado. Anya imita su voz cuando le dijo —“El contrato no incluye relaciones íntimas, pero si tu quieres no hay ningún problema. Solo me lo dices”.

¿Qué se cree? Le debo dejar bien claro desde el principio que yo no soy, ni seré, una de sus resbalosas y sexapilosas amantes. Yo soy Anya y me haré respetar durante el tiempo que dure este contrato falso de matrimonio por dos años. Jummmmm…. ¡Se tenía que decir y se dijo! A dormir 😴