La Princesa Doma Al Villano

Machaqué los huesos de albaricoque y algunas semillas de sésamo en un mortero de mármol. Remojé la medicina y la vacié dentro de un pequeño bol lleno de sopa, y la removí con una cuchara de madera.

Llevé el bol a la cama de mi padre. Él se incorporó sobre las almohadas y me quitó el bol de las manos. Observé como con cada trago, hacia una mueca de disgusto peor que la anterior. Puso el bol en el piso y volvió a recostarse, respirando frenéticamente.

Moví las pupilas para curiosear por toda la habitación.

Al contrario de su apariencia humilde, el señor tenía casi toda la habitación bañada en oro.

Escuché como el anciano volvió a toser.

Me levanté y apagué los cinco recipientes de incienso que estaban prendidos. Le puse un recipiente encima para que no se escapase el humo.

He vuelto a Gwshan.

Desde que reencarné en este cuerpo, no he estado aquí mucho tiempo. Aunque este es lugar en el que nació Mei.

Al principio, pensé que no debía involucrarme con la familia de este cuerpo así como Mei lo hizo en la novela.

⟨“—¡P-Princesa Mei!

La puerta de la habitación se abrió de golpe, cuando una criada desalmada entró apresuradamente.

La sirviente hizo una mueca burlona cuando se percató de la situación.

Mei, solo tenía algunas telas sobre tu cuerpo, pero a simple vista se podría notar su piel desnuda. Se sonrojó de vergüenza cuando vio a la criada.

—Princesa, su padre está a punto de morir. Él quiere verla antes de que eso suceda. Aunque, me temo que él no pasará de mañana, así que tiene que ir a Gwshan ahora mismo.

—No puedo —dijo Mei; su voz sonó firme —E-Es mi noche de bodas, y finalmente nosotros vamos a—hizo una pausa —M-Mi marido vendrá pronto, así que, abandona la habitación—le ordenó.

La criada soltó una risita.

«Que patética», soltó por lo bajo mientras abandonaba la habitación.

“¿No puedes morirte otro día? Lo siento, padre. Esta noche es lo que he deseado tanto.”—pensó.”⟩.

Mei rechazó venir a ver al anciano porque era la misma noche en que finalmente se entregaría a Hwan.

Volví mi vista al señor para vigilar que su respiración coordinara.

Lo peor de todo esto, es que, este anciano que tengo en frente, fue la única persona que fue bueno con Mei.

También pensé que Mei estaba siendo estúpida y despiadada. ¿Cómo se le ocurre dejar a su padre, solo para pasar la noche con un hombre?

Un escalofrío recorrió toda mi espalda cuando pensé que, anoche habría sido la primera noche con Hwan, si me fuera casado.

Dios, gracias por librarme.

De cualquier modo, he regresado a Gwshan porque sentí algo de lástima por el padre de Mei.

En la novela se describe que lloró mucho antes de morir porque Mei no vino a verlo ninguna vez, incluso cuando estaba por morir.

Quizás no soy su verdadera hija, pero, puedo tratarlo bien hasta su último día.

Escuché al anciano carraspear.

—¿Has estado bien? —preguntó con la mirada ida.

Me encaramé a la cama y agaché la cabeza.

—He estado bien.

El anciano seguía mirando el techo, pero en cuanto escuchó mi respuesta, estrechó una sonrisa.

—Eso es bueno —no dejaba de ver el techo.

Nos extendimos a un largo rato sin decir una palabra. Hasta que él volvió a hablar.

—He oído que —hizo una pausa para toser —has roto tu compromiso con el príncipe de Hwanhuan.

—Es un maldito desgraciado que debería morirse dolorosamente pronto.

Mis maldiciones hacia Hwan dejaron otro espacio de silencio en la habitación. Entonces, me dí cuenta que estaba siendo irrespetuosa.

El anciano giró sus pupilas hacia mí, sorprendido. Pero después se echó a reír.

—Está bien, puedes maldecirlo todo lo que quieras mientras estés en Gwshan —hizo una pausa—Has estado enamorada de ese hombre por mucho tiempo, ¿por qué has roto el compromiso? Quizás, ¿tienes un amante?

Me hizo una mueca pícara. Se veía tan gracioso tratando de bromear.

Pero de repente, la sonrisa se le borró del rostro, y su gesto se tornó sombrío.

—Tendrás que casarte —volvió su mirada al techo —ya sabes... cuando me muera.

—Ancia- No, padre, ¿Puede decirme lo qué está tratando de decir?

—Le hice —tosió —una promesa al emperador de Hwanhuan —buscó incorporarse, pero fracasó —Incluso está escrito que, mi única hija y heredera debe casarse con un miembro de esa familia. Con un miembro de Hwanhuan.

Una risita se escapó de mis labios.

—¿Qué pasa si no lo hago? —lo miré sorprenderse —¿Qué pasa si te desobedezco, padre?

Chasqueó la lengua y, con su propio esfuerzo, consiguió sentarse en la cama.

—Mi testamento —dijo —si no accedes, no lo cambiaré.

¿Mencioné que había venido porque me sentí mal por el padre de Mei? Bueno, hay una pequeñita intención oculta detrás de eso. Aunque solo pequeñita.

El testamento o escrituras de las tierras de la familia Gwshan.

Eligen al heredero del imperio Gwshan después de que su emperador muera. Son básicamente, tierras y riqueza.

Aunque soy la princesa "heredera" y la única hija de este señor, en la novela, él puso las escrituras en nombre de Odette, por lo que, esa vieja se quedó con todo después de que Runhui (padre de Mei) muriera.

Pensé que su padre le había hecho eso porque estaba resentido porque Mei no vino a verlo en su último aliento, así que por eso he venido aquí, para convencerlo de su decisión.

A Mei no le afectó porque se casó con Hwan y tuvo donde vivir (aunque la trataran como una rata), pero yo he roto el compromiso y, no soy aceptada de Hwanhuan, así que, si este anciano no cambia su testamento y Odette consigue todo, la maldita me echará y no tendré donde caer muerta.

Al final de todo, he vuelto a meter la pata de donde la saqué en un principio.

Bufé y vi como el anciano esbozó una sonrisa de orgullo.

¿“La única persona que fue buena con Mei”? Olvídalo.

Maldito viejo.