Las gorditas no tenemos derecho a enamorarse.
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Capítulo 15
Después de tomar el desayuno, nos dirigimos hacia la ciudad, cuando vamos llegando a la mansión Miguel dice — no quiero enterarme que vuelves a comprar una pastilla de esas, ya sabes lo que pasa si me desafías… antes de bajarme del carro le digo — no quiero tener un hijo suyo… él me mira con indiferencia y dice — eso me tiene sin cuidado, la decisión la tomo yo… me bajo enojada y lanzo la puerta del auto, él se baja después y llama al chofer le da unas indicaciones y entra después de mi.
Después de todo esto que acaba de pasar debo buscar un empleo rápido, pero creo que no podré en una empresa de negocios, él lo sabría de inmediato, creo que María Antonia me podría ayudar a buscar algo más informal, cómo de mesera o algo así, enserio necesito ganar dinero.
Mientras voy subiendo hacia mi habitación, Miguel llama mi tensión y dice — quiero que te pongas uno de los vestidos que compraste con Isabel esta noche… volteo hacia donde está y digo — yo quisiera no salir esta noche… él sube los escalones que nos separan y dice — aún no has entendido que no me importan tus deseos, no te estoy preguntando es una orden… se retira y sube primero.
Cuando entro en mi habitación, tomo mi celular y le escribo a Antonia, para que me ayude con lo del trabajo. Me recuesto sobre la cama y mi mente inquieta empieza a recordar todo lo que sucedió con el demonio, me siento muy confundida, aún no logro entender que más quiere de mi.
Organice un poco la ropa que Isabel compro; y mientras estoy en eso, una de las señoritas que sirve en la casa toca a mi puerta para informarme que él almuerzo está servido, no tengo mucho apetito pero hablar con Rosita me reconfortara.
Cuando bajo me indican que siga al comedor, al entrar lo veo ahí, con su imponencia y frialdad sentado en la punta de la mesa, mi plato está servido junto a él, se que no puedo negarme, porque no me iría bien, así que me acerco y me siento junto a él.
Mientras comemos, él rompe el silencio diciendo — ya te saque cita con un ginecólogo, quiero saber que todo esté bien contigo… su comentario me hizo atorar, me da una tos incontrolable, tomo un poco de agua y cuando me siento mejor, respondo — eso no le corresponde, es mi cuerpo y no iré con ese doctor… me toma de la mano con fuerza y dice — Mariana me estoy hartando de tus negativas, acá no estás en posición de negarte, tú solo debes obedecer, yo mismo iré contigo… lo miro enojada y respondo — es usted un demonio… me levanto de la mesa enojada y me voy lo más rápido posible a mi habitación.
Estando allí me entra un mensaje de Anto, en el que dice que me ha conseguido una entrevista como secretaria en un despacho jurídico, no conozco mucho de leyes pero es un ambiente donde Miguel no tiene ningún tipo de relación, así que será perfecto
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