La Ley y la Trampa es una novela que sucede, al mismo tiempo, que la novela Teniente del río Uruguay. Sus conflictivos personajes son Kellian y Noel, junto a nuestra asesina profesional (sicaria) Lady River, quien es un baúl de secretos muy dolorosos.
Portada Original, creación de Dayanna Goyeneche G (autora y gran amiga de aquí en Noveltoon)
Aviso general: obligación de prestar atención: 🚨🚨Novela de mayores de 18 años🚨🚨. Trata temas muy sensibles, violencia gráfica fuerte, trata de personas, clonación, relaciones sexuales y vientres subrogados.
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Capítulo 2 – Los Pactos dolorosos – Parte IV
Por lo tanto, cuando Lady River se presentó ante él, con la investigación de su vida nefasta y el ultimátum, de recluirla y que se mejore o la muerte; Joyce solo eligió lo que creyó que era lo mejor y le dijo muerte; pues él y su esposa habían intentado todo para que se “cure”, pero nada resultó y nada más resultaría ya.
Él estaba convencido de que lo hacía, solo por el odio acérrimo hacia su persona, por dejarla ajena a su vida laboral y pasar poco tiempo en familia, y a no cumplirle sus estúpidos caprichos que eran una locura. Ambos padres ya estaban muy cansados de “protegerla de sí misma” y se dieron por vencidos.
Pero volviendo al hoy, ese solo disparo, dio el fin de su trabajo, y ya era hora de rescatar a los niños y sacarlos de allí lo más rápido posible. Anahí tenía varios dones y la memoria fotográfica era uno de ellos. Con una mueca de burla por la hora que era, tomó su celular mientras se paraba de su posición y caminaba hacia el lugar, marcó el quinto de los veintiséis números que tenía allí, y luego de unos tonos, que dieron paso a la voz melodiosa y con deje litoraleño.
—Policía Federal Argentina, División Trata de Personas, Inspector Gutiérrez al habla. —Habló una voz tranquila y de tonada correntina, mientras se llevaba a la boca su taza de café negro bien caliente, casi al hervir.
Inspector Gutiérrez (creado con IA)
—Hola, lindo, una rata menos en mi camino y quedan cinco por cazar, camino rural 12 de Chapelco, a 14 kilómetros del Parador El Balcón, doce niños y catorce niñas para la trata de personas. Fin de la comunicación, papi. —mientras una risa dejaba el rastro corto de satisfacción y el seco corte del final de la llamada.
Cuando esta terminó, no se preocupó por los guardias, porque estaba convencida de que todos ellos, los ocho hombres, estaban muertos gracias a Ricardo y sus dos alfiles, quienes eran su partenaire hoy, que los habían aniquilado hacía tres minutos. Sin embargo, no esperó recibir la sorpresa de un guardia que había quedado vivo, pero que Ricardo terminó de rematar desde lejos, sin darse cuenta de que la Lady había recibido de aquel guardia, un regalo y lo había escondido como un bello, añorado, doloroso y temido obsequio.
Una sarta de maldiciones salió de la boca del Inspector, y a su vez dos conclusiones. La reacción de blasfemar hasta el infierno, normal, por la sorpresa de recibir el llamado de Lady River, quien, según su esposa, ella era “la Luz Mala”; y además acaba de informarle que había terminado con la vida de otro pederasta y tratante.
Las dos conclusiones fueron: la primera, que, de ahora en más, debería tomar el café con una taza con tapa, para no quemarse, porque se bañó en él y linda roncha ardiente le iba a quedar.
La segunda, fue una aseveración y era que el mismo tenía que ser sincero; mierda si era efectiva “la Hoz de la Muerte”, quien, según él, a este paso jamás la encontrarían ni ellos, ni los policías extranjeros con toda su tecnología. Carajo… menos de doce segundos duró la comunicación, por lo cual sería imposible rastrearla. Tomando el celular, llamó a su colega en la delegación Neuquén, para que se haga cargo de este aviso, el rescate de los chicos y la recolección de abundantes pruebas que siempre dejaba.
—Policía Federal Argentina, División Trata de Personas, Sub Inspector Quilchamal, hable. —respondieron del otro lado de la línea.
—inspector Gutiérrez, cabro del diablo y no hagas ruido de sorbo de mate para enfatizar.
— ¿qué hace al habla, el “Caíto de corrientes” en Buenos Aires? ¿Celoso de que yo sí puedo tomar mate?
—cambiándome de camisa, mojada con café hirviendo, por culpa de ya sabes quién; y no a la segunda pregunta, porque ya puedo hacerlo. —Gutiérrez, había tenido una infección estomacal que lo había dejado sin poder tomar mate durante dos años, por eso la broma.
—Maldita sea, ¿A dónde fue esta vez? —preguntó Quilchamal, ya que la vez anterior fue en la ingle.
— ¿la quemadura o la misión? —contestó Gutiérrez
— ¡Ambas! —dijo Quilchamal
—La quemadura en mi pecho y la misión en tus pagos, en el camino rural 12 de Chapelco, a 14 kilómetros del Parador El Balcón, doce niños y catorce niñas para la trata de personas, también algún adulto víctima, además de todo lo que siempre deja a su paso, incluido los muertos, las máscaras caídas y los silencios gritados. —protestó e informó Gutiérrez.
— ¡carajo mierda!, dijo la Chiqui Legrand, adiós a mis vacaciones de invierno anticipadas. —enfurecido dijo Quilchamal.
—Olvídate de ellas hasta que los rescatados estén a salvo, mi querido compañero. —dijo con tristeza Gutiérrez.
— ¡podrite correntino traidor del Iberá! ¡Hace tres años que por culpa de ella no tengo descanso!
— ¡¿traidor yo?!, no muchacho, ¡traidor serán los parásitos de tu perro! Y para que lo sepas, yo hace cinco que por culpa de ella tampoco descanso; así que cállate y empezá a mover el culo de tu gente y ponelos a trabajar. —ordenó Gutiérrez.
— ¡maldita sea la Lady, muchachos a trabajar y adiós vacaciones! —gritó a su gente Quilchamal, mientras escuchaba el sonido del tono de la llamada finalizada desde Buenos Aires y recibía las mejores puteadas de sus subalternos, en la oficina de la delegación que está ubicada en la calle Santiago del Estero.
Subinspector Quilchamal y su gente
(generado por IA, su uniforme debe ser azul noche enteramente, pero la IA no quiso cooperar)
Tanto Gutiérrez como Quilchamal, estaban de acuerdo al colgar; que ella era un fantasma vengador y un excelente asesino, con un solo propósito y era acabar con La Legión del Placer. Estaban de más cabreados con no poder hallarla, aunque en el interior de sus almas, rezumaba alegría por otro trabajito más que bien hecho de Lady River. Rabiaban a más no poder, pues otro año sin vacaciones invernales ni de verano tendrían. A este paso, sus familias harían una protesta en la televisión, para que la Lady les dé un descanso y que todos ellos volvieran a ver la cara de sus familiares.