Mi prometido, el príncipe heredero del imperio Noah era un buen candidato para mi y mi familia, no me importaba mucho el puesto de emperatriz, solo añoraba estar a su lado.
Pero, ¿Porqué ama a una mujer que no soy yo? A pesar de hacer todo por quitarla de mi camino ella persiste y cada vez noto como se alejan más de mí.
Las respuestas vinieron a mi un día que un libro dorado llegó a la mansión como un regalo para mí.
Era una novela, pero lo que les diferenciaba de las demás fue que aquellos personajes los conocía a la perfección.
Narrado desde el punto de vista de los protagonistas, yo Madeline, era la mujer que se interponía en su amor.
El obstáculo amoroso.
¿Lo que narraba este libro era el futuro? Al ponerlo a prueba pude cerciorarme, la historia era de verdad nuestras vidas.
Por eso me cercioraré que mi vida no sea en vano y comenzaré mi nuevo camino.
NovelToon tiene autorización de Pau Gallardo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
15 - Primer beso.
La celebración transcurrió sin ningún problema el resto de la noche, aunque algunos ojos curiosos no dejaban de observarnos, tanto Aaron como yo no le tomamos tanta importancia.
La música estaba sonando tenuemente, los bailes de pareja estaban a punto de comenzar y me preparaba mentalmente para bailar lo que queda de la noche con mi compañero.
Ni loca iba a permitir que alguien más quiera bailar con mi pareja.
Por eso suspiré cuando noté como los músicos estaban tomando sus lugares.
Como era normal en estas festividades, la pareja principal de la noche abría la pista de baile, y tal cual me lo imaginaba, tanto Dereck como la joven Rosé daban un hermoso espectáculo.
Nadie podía apartar sus ojos de la enamorada pareja.
La primera canción acabó y era momento de que las otras parejas comenzaran a bailar, Aaron y yo incluidos.
Al estar frente a frente un escalofrío recorrió mi cuerpo. No era la primera vez que estábamos tan cerca, pero tal vez era el ambiente que nos rodeaba que me hacía percibir las cosas diferentes.
Sonreí cuando sentí la mano temblorosa de Aaron en mi espalda.
Él se aclaró la garganta y evitó mi mirada por un momento. Era bastante extraño que se pusiera tan nervioso, siendo que su personalidad era juguetona y carismática.
Era en ciertos momentos cuando el sonrojo subía por su cara y la punta de sus orejas se escondían en su pelirrojo cabello.
No supe cuántas canciones bailamos, solo dejé que nuestros cuerpos danzaran juntos. Me sentía tan cómoda, nuestros cuerpos se sincronizaron como si se conocieran desde hacía años y no solo unos cuantos meses atrás.
En ese momento estábamos bailando una canción lenta, ambas de mis manos estaban descansando en su cuello y las del joven Duque estaban en mi espalda. Nos movíamos de un lado hacia otro solo siguiendo las notas musicales, perdiéndonos en nuestros ojos.
Mi corazón no dejaba de latir como loco, ¿O era el pecho del Duque el que no lo hacía?
De pronto, todo a mí alrededor estaba en silencio, solo estábamos Aaron y yo en ese momento.
Su rostro tan cerca del mío.
Nuestro aliento mezclándose, el tenue perfume que desprendía su cuerpo y el hormigueo en las palmas de mis manos.
Todo era un mar de sensaciones, y cuando nuestros labios se rozaron con un ligero toque, pude sentir como si algo dentro de mí se derritiera por completo.
Me separé con nervios, mirando aquellos ojos azules brillar.
Y sin pensarlo dos veces, cerré mis ojos.
Dejando que mis sentidos restantes se deleiten de nuestro acercamiento.
De nuevo sus labios tocaron los míos y se concretó un beso.
Mi primer beso.
Cuando nos separamos, el chasquido resonó en mi mente y me hizo despertar de la ensoñación.
El salón estaba siendo ruidoso, pero realmente no sabía de lo que estaban hablando. ¿Hablaban de mí? ¿De nosotros? Me daba igual, impulsivamente tomé el rostro de mi compañero y sin detenerme a pensar demasiado, besé fugazmente sus labios.
Era una sensación maravillosa.
Y creo que para el joven Maximilan también lo fue.
El viaje de regreso fue un poco incomodo, ya que mi hermano no dejó que nos sentáramos juntos, yo me quedé a un lado de mi padre y Aaron junto a mi hermano.
No dijo nada al respecto, pero supuse que no estaba feliz por el ceño fruncido que nos dedicaba a ambos.
Aunque ya era tarde en la noche, Aaron se fue hacia su residencia prometiendo que enviaría una carta en cuanto llegue a su destino.
Sonreí.
*
Mi ceño estaba fruncido cuando recibí la noticia.
El príncipe heredero, Dereck, mi ex prometido. Había llegado a la mansión Barlovento para visitarme.
Se estaba tomando bastantes libertades, era obvio que aprovechó de que tanto mi hermano como mi padre no estuvieran en casa por reuniones.
No se la iba a poner tan fácil, para este momento estaba claro que el espía de Aaron ya estaba en camino de informarle.
No estaba segura si el vendría, pero si mis cálculos no fallaban el recorrido a toda velocidad posible, de mi casa a la suya de iba y vuelta resultaban en unas cuantas horas.
Podría llegar a la hora de la cena.
Por eso suspiré, apenas era hora del almuerzo.
–Miriam –Llame a una de mis criadas cuando una idea cruzó mi cabeza. Aunque ese idiota sea el príncipe heredero y próximo emperador, no le da el derecho a pararse en casa de alguien y exigir que se le reciba, eso era de muy mala educación. –Es hora del almuerzo, prepara todo.
–¿Comerá en su habitación mi señorita?
–Si, me apetece comer aquí.
Sin decir ninguna palabra más, mi personal se dispuso a acomodar la mesa para que pudiera disfrutar de mi comida.
Sus movimientos estaban siendo precisos, cuidando bastante la perfección, tardándose una eternidad en dejar listo todo.
Sonreí.
A ese ritmo, mi almuerzo estaría listo en una hora.
Al terminar mi comida suspiré, estuvo tan delicioso, me encantó poder saborear cada bocado con lentitud.
–¿Le gustaría tomar un baño mi señorita? Hemos preparado las sales de baño que tanto disfruta y velas aromáticas.
–Miriam, me comprendes tan bien.
Mi sonrisa cómplice hacía juego con todas las de mis damas, bien dicen que el enemigo de tu enemigo es tu amigo.
Aunque no teníamos una gran relación, su descontento con el príncipe heredero nos acercó.
Y por eso ese baño relajante duró bastante tiempo, me dejé mimar por horas que cuando mis ropas ya estaban siendo ajustadas en mi cuerpo. El sol ya se estaba ocultando en el horizonte.
No recibí ninguna noticia de la llegada de Aaron como me lo esperaba, pero no importa.
Yo sabré como manejarlo bien.
Al abrir la puerta del salón, lo que vi casi me hacía reír a carcajadas.
La mirada enojada de Dereck pudiera hacer temblar a terceros, pero para mí eso era una ganancia.
–Madeline Barlovento saluda a su alteza el príncipe heredero, ¿Podría saber que lo trae a esta humilde morada sin previo aviso? –Después de darle mi reverencia como saludo me encaminé hacia el sillón que se encontraba frente a él.
Como me lo esperaba, él no estaba siguiendo el protocolo de los modales imperiales y me quedó claro cuando no recibí una respuesta de su parte.
Analicé mis alrededores, solo había personal de la familia Barlovento en la sala. Así que adopté una postura relajada, crucé mis piernas y me recosté en el respaldo del sillón.
Si quería actuar como un idiota sin modales, entonces no debería de recibir ningún tipo de respeto de mi parte.
El juego comenzaba ahora.