tendrá que enfrentar su pasado para forjarse un
futuro de felicidad junto a ella sin sentarse frustrado…
NovelToon tiene autorización de Dailexys para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAP 14
Madison no dejó de pensar en los planes del sábado durante toda la semana.
El jueves por la mañana, Eli preparó a los niños y los dejaron con corni
durante unas horas para poder ir de compras.
—Siempre me han gustado las tiendas de Newton —dijo Eli—. Tienen cosas
para los viajeros y para las chicas Harvey que tienen dinero de sobra y buen gusto
para los vestidos bonitos, así que siempre hay una buena selección.
ema loresten tenía un surtido de vestidos rebajados en su tienda.
—¡liz! —exclamó al verla—. Estás adorable. Y he oído que has tenido otra
hija.
—Es preciosa —le dijo Eli—. ¿Conoces a Madison?
—Creo que no.
Eli hizo las presentaciones.
—Entonces eres la hija del reverendo.
—Sí, señora.
—madison necesita un vestido para este sábado. Algo bonito para una reunión
social.
—¿Los chicos siguen haciendo esas reuniones? Recuerdo cuando tenía esa edad
—Ema las condujo hacia las perchas con los vestidos—. Será fácil encontrarte algo,
madi. Tienes la talla perfecta y, aunque eres un poco alta, he dejado los
dobladillos de éstos sueltos para que se adapten a las clientas. Con tu piel, te sugiero
algo verde o amarillo. ¿Qué te gustaría?
Madison se quedó asombrada con los vestidos que Ema iba mostrándole. Había
muchos en donde elegir. Una y otra vez, se fijaba en un vestido de color marfil cuello alto con corpiño.
—Este fue un capricho —dijo Ema mientras se lo mostraba—. Es muy femenino,
¿verdad? Esta cinta se ciñe a la cintura. ¿Por qué no te lo pruebas?
Madison se retiró al probador y se cambió de ropa. Cuando regresó, Eli y la
vendedora se quedaron con la boca abierta.
—Te queda perfecto —dijo la señorita loresten —. Tu pelo y tus ojos se
acentúan gracias al color suave —le quitó la cinta a Madison y se la ató alrededor de
la cintura—. ¿Te gusta?
—Creo que necesitará más aparte de éste —dijo Eli—. Cuando la vean los
solteros, tendrá invitaciones para todas las veladas de los fines de semana.
madison se sonrojó.
—¿Cuánto cuesta éste? —preguntó ella.
—Éste es mi regalo —le contestó Eli—. Ahora elige un par más.
—No puedo dejar que hagas eso.
—Claro que me dejarás —dijo Eli—. Es un regalo para que sepas lo mucho
que te aprecio.
—Ya sé lo mucho…
—Nada de objeciones. Busca vestidos.
Madison se sintió encantada de obedecer.
El día se volvió aún más interesante cuando Eli la llevó después al salón de té
de la señorita Tamara. Bebieron té en tazas de porcelana china y comieron unos
delicados pasteles.
madison le habló a Eli de los libros que había estado leyendo, historias que
Ismael había seleccionado para ella. Eli la escuchaba intensamente con una
sonrisa en la cara.
Madison volvió a pensar en el fin de semana y el estómago le dio un vuelco.
¿Qué más sorpresas le depararía la vida?
Ismael no durmió bien el viernes por la noche. Se despertó varias veces con
pesadillas que le dejaban un mal sabor de boca. Pasó la tarde del día siguiente en su
casa del pueblo. Había experimentado la primera sensación de familia en aquellas
habitaciones, allí había conocido lo que era la seguridad y la aceptación.
Le sorprendía que Eli no comprendiese su necesidad de mantener aquel lugar
que él consideraba un hogar. Pero ella tenía a Caleb, y había conocido la seguridad
en pareja y con su familia.
isma no podía deshacerse de aquel lugar.
Se vistió y llegó a casa de Eli puntual. Entró y encontró a su hermana con
Caleb en el estudio. La pequeña freya estaba durmiendo en la cuna a poca
distancia.
ismael se acercó y observó sus rasgos diminutos. Otro bebé al que querer y cuidar.
Aunque otra vida no podía suplir a las vidas perdidas durante su infancia. Levantó
la mirada y encontró a Eli observándolo como si supiera lo que estaba pensando.
—Es preciosa —dijo él.
—Eli piensa que se parece a ti —dijo Caleb con una sonrisa.
Eli se levantó y se acercó a él para darle la mano.
—Iré a decirle a Madison que has llegado.
Minutos después, Eli regresó con madison.
Ismael no pudo quitarle los ojos de encima, y no se le ocurría nada que decir.
Era la mujer más hermosa y cautivadora que había visto jamás. Tenía el pelo
suelto, y los rizos le caían por la espalda. Llevaba un vestido que le
recordaba a un patito recién nacido; pálido, pero vivo. Sus ojos leonados brillaban
con entusiasmo.
Y… anticipación. Eli también estaba mirándolo. Caleb asintió con la cabeza
casi imperceptiblemente.
—Estás… eh… —se detuvo antes de empezar a tartamudear—. Estás preciosa,
madison.
—Estoy muy nerviosa —admitió ella.
—No hay nada que temer —le dijo Eli—. Eres adorable y lista, y harás
muchos amigos en poco tiempo. Los tendrás a todos comiendo de tu mano.
La sonrisa de Madison confirmó que había dejado a un lado su nerviosismo. Se
giró y le dirigió una mirada penetrante a Ismael.
—Vámonos —dijo él—. Imaginé que querrías ir andando —añadió cuando
salieron al porche—. La casa de los Payton está tan cerca como el parque.
—La próxima vez —dijo ella—, si quieres ir al parque, entraré.
Ismael lamentaba su propia indecisión aquella noche. Madison había vivido toda
su vida protegida y no era justo privarla de cosas sólo para protegerse a sí mismo.
—La próxima vez —le dijo—, te daré la mano.
Otra promesa que devia cumplir.
Se oyó un tren en la distancia, y un bebé comenzó a llorar en una de las casas
frente a las que pasaron.
ismael extendió el brazo y ella lo entrelazó con el suyo mientras paseaban. Las
calles estaban iluminadas por lámparas de gas y ellos caminaban en silencio.
—Tu hermana me ha regalado el vestido —dijo ella tras varios minutos.
—Es precioso.
—Es una persona maravillosa.
—Lo sé.
—No sabía que una familia podía ser tan cariñosa.
—Tu padre se preocupa por ti —dijo él—. Te dio un buen hogar, ¿verdad?
—Sí, así es.
—Yo habría cambiado mi infancia por una como la tuya sin pensarlo —dijo él.
—¿Qué tuvo de malo tu infancia?
—No importa —contestó ismael negando con la cabeza, negándose a pensar en
eso.
—Siento haber parecido desagradecida. No lo pretendía. Todo es tan nuevo y
excitante, y no tengo mucho con lo que comparar.
—Debería advertirte —dijo él cambiando de tema—, el ponche en estas
reuniones suele estar aderezado.
—¿Aderezado?
—Con licor.
—¡Oh! ¿No es perverso tomar bebidas espirituosas?
—Tiene algunos efectos perversos, te lo aseguro. A mí tampoco me gusta
mucho. Hace que la gente haga cosas estúpidas.
Una calesa pasó ante ellos, y los pasajeros se bajaron a varias casas de distancia.
—Ya casi hemos llegado.
Madison se pasó la mano por el pelo en un gesto de inseguridad.
Las luces brillaban en todas las ventanas del piso de abajo y podía oírse la
música en el interior.
—¿Qué es eso? —preguntó ella.
—Es una Victrola.
—He visto los anuncios, pero nunca había oído una. ¿Conoces la canción?
ismael escuchó durante unos segundos.
—Molly Malone. Es una canción popular irlandesa. el
—¿Qué es lo que dice? sma
Samantha abrió la puerta de casa de sus padres y salió a recibirlos.
—¡Ismael!, qué sorpresa! ¿Y quién es ella? ismael presentó a madison.
—Bienvenida, madison. Venid a saludar al resto de invitados.
La vivaz pelirroja condujo a madison a una enorme sala donde había grupos de
jóvenes. ismael se mantuvo a su lado.
madison recordaba a Carol Balert y a Fer Alder de la escuela. Le
presentaron a una chica rubia llamada amara Wiston, así como a un puñado de
hombres.
Alejandro tibbs tenía el pelo ondulado y rojizo, así como ojos oscuros y brillantes.
El joven iba a la iglesia con sus padres, de modo que le era familiar, pero ronni
Dearborn y Demian Wick eran desconocidos.
Se aferró al brazo de ismael, deseando no perder el contacto.
—¿Dónde están tus padres esta noche? —le preguntó ronni.
—En el club del ganadero, como de costumbre —respondió ella—. La señorita
Paty es nuestra supervisora.
—Creo que se refiere al ama de llaves de los Payton —dijo ismael.
—Fer es aprendiz en el Newton Kansan —le dijo Samantha a madison.
—Oh
—Vamos a tomar ponche y sándwiches. Luego tengo preparados juegos muy
especiales —sugirió Samantha
—¿Qué juegos? —pregunta , mientras se mezclaban con la gente
alrededor de la mesa.
—Mímica, adivinanzas, proverbios, cosas así —contestó ismael.
—Yo sé muchos proverbios —le aseguró ella.
ismael le dirigió una sonrisa.
—¿Es licor? —preguntó madison refiriéndose al ponche.
ismael se sirvió en un vaso y dio un trago.
—Sí.
Madison miró a su alrededor. Observó después la ponchera con rodajas de
naranja flotando. Miró el vaso. El líquido era naranja y parecía afrutado. Un sorbo no
le haría daño. Se había prometido a sí misma no volver a dudar ni a perderse nada.
—Probaré un poco —dijo finalmente.
Sin decir nada, ismael le entregó el vaso del que acababa de beber.
mafison probó la bebida. Era dulce y afrutada, y tenía un cierto picor que hizo
que se le arrugara la nariz.
—Es muy refrescante.
Ismael sirvió un vaso de limonada. Ella le hizo la pregunta con los ojos y él
contestó negando con la cabeza. Era limonada sola.
ismael le entregó un plato y ella lo siguió hasta detrás de los invitados,
seleccionando un par de sándwiches. La condujo después a un largo sofá y le quitó el
plato para que pudiera colocarse el vestido al sentarse. Se marchó y regresó con un
plato para él.
Madison se sentía fascinada por la música y la diversión. Su padre se habría
sentido horrorizado al ver aquella pérdida de tiempo y dinero tan frívola. La velada
no había tenido nada de edificante hasta el momento. Le encantaba.
La anfitriona pasó con una bandeja con vasos llenos, y Madison cambió el suyo
vacío por uno repleto. El segundo vaso de ponche le supo mejor que el primero.
ismael terminó de comer y se llevó los platos.
—amara llevará la cuenta de las multas esta noche —anunció Samantha
—¿Qué significa eso? —susurró Madison.
FIN.👻