Tras el entierro de su hermano mayor, Kate busca cumplir su sueño de ser doctora en una sociedad que la desafía por ser mujer. En su camino se cruza con Keith, quien busca respuestas sobre el hermano de Kate. A medida que crece la atracción entre ellos, deberán enfrentar los obstáculos de un pasado que los une de manera inesperada desafiando su futuro juntos.
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RUMORES (parte 3)
Los días en el Centro de Estudios Médicos pasaron muy rápido. Cada clase, cada enseñanza y cada práctica fue un corto suceso y quedaba en el ayer. Incluso diría que cada vez que ingreso a los salones de clases, todo se siente como los primeros días donde nos otorgaron los uniformes. Se dice que un doctor viste con modestia así que nuestros atuendos son de ese estilo, nada exagerado ni detallado ni mucho menos sobresaliente a comparación de los bonitos uniformes de la Real Academia, la Escuela Militar o hasta de la misma Escuela de Medicina a la que estoy cerca de ingresar.
El atuendo para los hombres sigue siendo el mismo y no ha sufrido cambios a través de los años, consta de: pantalones de vestir de color oscuro, camisa blanca de manga larga. chaleco en tono gris, corbata de rayas sutiles en tono azulado y zapatos de cuero oscuro. En cambio, para las mujeres esta era la primera vez que se fabricaba y entregaba. El uniforme que recibí constaba de: una falda en tono gris, blusa blanca de manga larga, chaleco en tono azulado, corbata gris con rayas y zapatos oscuros cerrados de tacón medio. El peinado para las mujeres era estrictamente recogido en una cola alta para mantener una buena apariencia.
Este día, nos pidieron dirigirnos a otra clases. Ese salón se encuentra en el segundo patio donde los estudiantes de enfermería toman sus clases. Henry y yo ingresamos al aula que se encuentra muy iluminada por la suave luz de las velas. Lo que nadie esperaba es ver al doctor Wren. Este hombre de aspecto severo y mirada feroz, es conocido en la Escuela de Medicina como uno de los profesores más estrictos y exigentes. Con 40 años, su presencia en el aula impone temor entre mis compañeros y las chicas de enfermería. Tiene una reputación de rigurosidad académica y altos estándares.
Henry me comenta que pocos son los estudiantes que logran ganarse su favor y aún menos los que logran aprobar su exigente materia. Aquellos que han tenido la suerte de aprobar su curso saben que no es tarea fácil y que requiere un esfuerzo constante y un compromiso absoluto con el estudio ya que la medicina no es un juego.
El director ingresa y de inmediato nos levantamos de nuestros pupitres para saludarlo.
—Como se abran dado cuenta, nos complace tener al doctor Wren el día de hoy. Unos aplausos para él. —anuncia el director con entusiasmo.
El sonido de los aplausos crea una atmósfera de expectación y anticipación a lo que está a punto de anunciarse.
—El mes que viene son sus exámenes finales, ¿correcto?
Asentimos con ansiedad, sabiendo que los exámenes finales son un evento crucial en nuestro camino académico.
—Estoy aquí para comunicar que eso ya no será posible.
Un grito colectivo de emoción y alivio estalla entre mis compañeros, con la esperanza de que el examen final será postergado para permitirnos más tiempo de estudio. Sin embargo, el director levanta su mano para que guarden silencio.
—Shhh, guarden la calma. —pide—. El doctor Wren está aquí por petición suya para rendirles el examen final hoy mismo por adelantado.
El caos se desata. Los gritos de incredulidad y desesperación llenan la sala, con estudiantes que no pueden creer lo que están escuchando.
—¡¿Qué dijo?!
—¡No pueden hacernos esto! ¡Va en contra del plan de estudios!
—¡Es una locura!
—¡Aún nos faltan temas que estudiar!
El temor se apodera de todos nosotros. Enfrentarse al examen final del doctor Wren es como adentrarse en un campo de batalla. Su reputación precede a la prueba, generando una oleada de nerviosismo y ansiedad entre todos.
—¡Maldita sea! —exclama Henry— No tendremos oportunidad si él toma el examen. —se vuelve hacia mí— Esto está hecho con otra intención, Kate.
—Concuerdo. — susurro mientras frunzo el ceño—. Escuche que los nobles estaban en contra de que las mujeres estudien medicina por más que haya sido el Decreto de Su Majestad y han estado solicitando audiencias para revertirlo.
—Si, mi madre me comentó que incluso han enviado su petición por escrito. No solo es un problema aquí; parece que hay una resistencia más amplia.
—¿Qué? —me inclino hacia Henry, cubriéndome la cara con el libro para que nadie nos escuche—. ¿De qué hablas?
Henry mira a su alrededor antes de susurrar con urgencia, cubriéndose la cara también con un libro.
—La Escuela Militar Warforge también ha recibido a varias estudiantes mujeres. Según mi madre, el palacio real está hecho un caos por que ellas ya han comenzado a asistir a clases hace un mes y muchos nobles, sobre todo hombres, se han sentido indignados ya que no creen que sea correcto que ellas vayan a las guerras, se conviertan en Caballeros de las naciones o hasta protejan a Su Majestad.
Mientras Henry me explica la situación, mi mente trata de asimilar la magnitud del problema. La frustración y la confusión reinan en el aula mientras los estudiantes y las chicas de enfermería expresan su descontento, exigiendo una explicación sobre el repentino cambio en la fecha del examen. El director, tratando de calmar a la multitud, se enfrenta a una ola de quejas, mientras el doctor Wren permanece en silencio, observando todo con una mirada que no revela nada.
—Nosotros aún no hemos asistido a la Escuela de Medicina, —continúa Henry con tono preocupado— así que intuyo que quieren…
—Empezar por aquí. —completo con una nota de preocupación en mi voz.
—Exacto. —Henry asiente, sus ojos reflejan la misma inquietud que siento.
—¿Por qué otra razón se adelantaría el examen? Encima, lo enviaron a él. —le echa un vistazo al doctor Wren, que permanece imperturbable—. Ninguno de nosotros aprobará, sea hombre o mujer. Si nos quitan del camino será considerado como un fracaso y Su Majestad cambiará su Decreto dándole la razón a los nobles.
Justo en ese momento, el doctor Wren empieza a hablar con el director. La conversación entre ellos es breve, pero lo suficiente para que el director asienta y se retire un paso, cediendo la palabra al doctor Wren. Todos quedamos en un silencio expectante.
—Escuchen atentamente. —la voz del doctor Wren corta el murmullo—. Comprendo que estén molestos por el cambio en la fecha del examen. Pero déjenme ser claro: en esta vida, no siempre tendremos las cosas como queremos, ni mucho menos como doctores. Se enfrentarán a desafíos y obstáculos que no podrán controlar. La vida es así.
—Pero doctor... —interrumpe el estudiante que siempre ha criticado mis esfuerzos.
—No hay peros. —responde el doctor Wren con firmeza— Aquí nadie está siendo forzado a nada. Si sienten que no están preparados o no pueden adaptarse a las circunstancias, son libres de no dar el examen. Nadie los retiene en esta carrera. Si no están dispuestos a enfrentar obstáculos como estos, entonces tal vez esta no sea la carrera adecuada para ustedes.
Las palabras del doctor Wren caen como un peso pesado sobre nosotros. El silencio que sigue es denso e incómodo, cargado con la tensión de la decisión que se nos plantea.
—Así que les pregunto, ¿están dispuestos a aceptar este desafío y demostrar su valía, o prefieren renunciar y abandonar todo? —Su voz resuena con una autoridad que no deja lugar a dudas—. Les dejo con esa decisión. Pero recuerden, sus acciones en este momento definirán su camino hacia su futuro.