EL PODER DE LOS OJOS DIVINOS

Gabriel, Lisa y Datch se encontraban disfrutando de un día de viaje tranquilo, admirando los hermosos paisajes montañosos que pasaban a su alrededor. Sin embargo, la calma se vio interrumpida cuando un grupo de ladrones los abordó de repente.

—¡Ya estoy harta de tanto ladrónes en este reino! —exclamó Lisa con enfado.

Decidió enfrentarse al grupo de ladrones y los derrotó a todos con valentía. Mientras caminaba hacia el carruaje para continuar su viaje, un ladrón oculto en las sombras lanzó un poderoso hechizo de fuego que provocó una explosión devastadora.

La potencia de la explosión fue tal que hizo que el carruaje, Gabriel Datch y Lisa cayeran por un abismo.

Mientras caían por el abismo, Gabriel, Lisa y Datch se aferraron entre sí, conscientes de que su destino era incierto. Gabriel, sintiendo el peligro inminente, no dudó en utilizar todo su maná para intentar frenar sus caídas. Con un esfuerzo titánico, logró detener momentáneamente la caída. Y toca lentamente el suelo.

Gabriel, exhausto, se levantó con dificultad, notando el sangrado por su nariz como consecuencia del uso excesivo de su maná. No se pudo mantener más de pies y se desmaya lisa, y Datch corre hacia él y lo sujeta.

 —El uso mucha maná para detener nuestras caída; vamos a dejarlo descansar aquí —dijo Lisa.

—Supongo que está bien, iré a buscar nuestras cosas al carruaje destruido. Tú encárgate de la fogata —dijo Datch, caminando hacia el carruaje.

Con cuidado colocan a Gabriel en un lugar cómodo y le cubren con una manta. Mientras tanto, encienden un fuego y preparan algo de comida para reponer fuerzas. Pasan la noche cuidando de Gabriel y asegurándose de que esté lo más cómodo posible hasta que despierte.

Gabriel abre lentamente los ojos, sintiendo una ligera confusión al principio. Parpadea un par de veces, tratando de enfocar su visión. Se levanta y se siente un poco mejor. Lisa y Datch le preguntan si ya se siente bien, a lo que Gabriel responde: "Me siento como nuevo". Se preparan para continuar su viaje.

Al pasar junto a un lago, un escalofriante grito irrumpe en la tranquilidad del lugar.

Una criatura monstruosa, similar a una serpiente negra furiosa, emerge de las oscuras aguas, desatando el temor en el grupo. Gabriel, Lisa y Datch se preparan para enfrentar este nuevo desafío, decididos a luchar juntos y superar cualquier obstáculo que se cruce en su camino.

La serpiente tenía un tamaño impresionante, mostraba sus afilados colmillos y su cuerpo amenazador.

Sin dudarlo, Gabriel y Lisa se prepararon para luchar contra la criatura. Con una rápida combinación de movimientos y habilidades, intentaron debilitar a la serpiente y encontrar una manera de derrotarla. Sin embargo, la serpiente era ágil y escurridiza, y logró atrapar a Lisa en su boca antes de que pudiera reaccionar.

La preocupación invadió los corazones de Gabriel y Datch al ver a su compañera en peligro. Pero Lisa, lejos de rendirse, mostró su valentía y fuerza interior. Con un último esfuerzo, utilizó sus poderosas garras para cortar en dos a la serpiente desde el interior, liberándose en el proceso.

El lago se llenó de un grito de triunfo mientras la serpiente caía derrotada y Lisa emergía victoriosa de su interior. Gabriel y Datch corrieron hacia ella, aliviados de verla a salvo. Gabriel, con su magia curativa, cura a todo. Debido al cansancio cae al suelo.

Gabriel siente palpitar su corazón con fuerza mientras percibe la presencia inminente de otra criatura de ira. 

—¿Por qué hay tanta bestia de ira? No podré pelear, chico, se lo encargaré a ustedes —dijo Gabriel mientras se limpiaba la sangre de su nariz.

—Debe haber algo que emana maná oscuro, puede ser que aquí cerca esté el cadáver de un ángel —dijo Datch desenvainando su espada de ira.

—Tienes razón, este mal presagio es igual al de la cueva con el cuerpo del ángel —dijo Gabriel.

—¡Ah, maldita criatura! ¡La mataré a todas, luego me la comeré! —gritó Lisa mientras se transformaba en loba.

Gabriel no podía entrar a la pelea, estaba muy cansado. Datch y Lisa se preparan para el nuevo enfrentamiento. Las criaturas emergen con ferocidad, pero los dos unen sus fuerzas y habilidades para combatirlas. Los ataques se suceden en un frenesí de lucha y resistencia, cada uno desplegando su valentía y destreza para derrotar al enemigo. Finalmente, con un esfuerzo conjunto y coordinado, logran vencer a la criatura de ira. La respiración de los dos era pesada.

—Esa fue la última criatura. Estoy agotada —dijo Lisa, recuperando el aliento.

—Debemos encontrar un pueblo para pasar la noche. Ayúdame, Datch, no creo que pueda caminar más —dijo Gabriel.

—Espere un momento —dijo Datch mientras saltaba al lago.

Lisa y Gabriel estaban confundidos . luego, de segundo, Dach vuelve a la superficie con el cuerpo de un ángel. Los tres observaron el cuerpo, tenía una herida en el estómago y no tenía brazo. 

—Este ángel fue brutalmente atacado por alguien poderoso —dijo Datch mientras lo cubría con una manta.

—¿Vamos a llevarlo? ¡Qué asco, es un cadáver, olerá mal! —dijo Lisa, sintiéndose asqueada.

—Tengo entendido que los cuerpos de los ángeles no se pudren. Además, tú querías comerte el cuerpo del ángel de la cueva —dijo Datch.

—Es que ese ángel se veía apetitoso. Este ángel tuvo un final horrible —dijo Lisa.

—Es mejor enterrar ese cadáver. Luego, cuando aprenda a utilizar magia de teletransportación, vendré y lo llevaré al árbol —dijo Gabriel.

—Esa es una buena idea. Lo enterraré por aquí cerca —dijo Datch, abriendo un hoyo en la tierra.

Al terminar de enterrar el cadáver Datch carga a Gabriel en su espalda y comienzan a caminan por el bosque. Luego de una larga caminata, ve un pueblo a lo lejos y se emociona.

Al llegar al pueblo, Datch, Lisa y Gabriel buscan una posada para pasar la noche. 

—Por favor, una habitación con tres camas. —dijo Gabriel.

—Las habitaciones solo tienen una cama, joven —respondió el dueño de la posada.

—No tenemos otra opción, dormiremos juntos. Ya quiero sentir el suave pelaje de Lisa —dijo Datch con una sonrisa traviesa.

—¡¿Qué?! ¡Ni loca me dormiría en la misma cama con ustedes, depravados! Yo pagaré mi propia habitación —dijo Lisa avergonzada.

—lisa se pierdes la diversión. Gabriel, dormiremos juntos, no te preocupes, no hago ruidos molestos en la noche —dijo Datch.

—Tres habitaciones, por favor, señor. Nadie querría compartir habitación con un individuo tan extraño —dijo Gabriel.

—Ustedes son los desconsiderados y malpensados. —dijo Datch molesto.

Datch lleva a Gabriel a su habitación y lo deja en la cama, y él sale de la habitación para ir a la suya.

Lisa y Datch estaban dormidos, pero Gabriel estaba en su cama leyendo el libro de magia defensiva. lisa se despierta y ve la luz encendida en la habitación de Gabriel. Ella toca la puerta y luego entra.

—¿Por qué no estás durmiendo, Gabriel? Usaste mucho maná hoy, deberías descansar —dijo Lisa con cansancio.

—Todavía no tengo ganas de dormir. Estoy esperando que me den ganas de hacerlo. Mientras tanto, estoy leyendo este libro —respondió Gabriel.

Lisa estaba preocupada por él, ella está decidida. Se sube a la cama de Gabriel y él se pone nervioso. Coloca la cabeza de Gabriel en su regazo.

Lisa se queda quieta, sintiendo el peso reconfortante de Gabriel en su regazo. La luz tenue de la lámpara baña la habitación en una suave penumbra, creando un ambiente íntimo y acogedor. Lisa observa a Gabriel con cariño, sintiendo la calidez de su cuerpo apoyado en ella.

—Por cierto, ¿cómo lograste sacar los libros del árbol? —preguntó Lisa con voz tranquila.

—Cuando leí uno de los libros de los estantes, encontré uno que explicaba cómo deshacerlo y... —explicaba Gabriel, quedándose dormido.

La respiración de Gabriel es tranquila y profunda, indicando que ya estaba sumido en un sueño reparador. Lisa acaricia suavemente el cabello y la cara de Gabriel. disfrutando de la ternura de ese gesto. La cola esponjosa y suave de lisa se enreda afectuosamente alrededor de Gabriel, creando un vínculo más profundo entre ellos.

En ese momento de paz y tranquilidad, Lisa se siente agradecida por tener a Gabriel a su lado. Él ha sido su fiel compañero, su protector y su confidente en incontables ocasiones. Lisa cierra los ojos, dejándose llevar por la sensación reconfortante de tener a Gabriel cerca.

El silencio de la habitación se ve interrumpido solo por la suave respiración de Gabriel y el sonido reconfortante de su corazón latiendo en armonía. Lisa suspira, sintiéndose en paz y protegida en ese momento de conexión íntima con Gabriel. Juntos, se sumergen en un sueño reparador, listos para enfrentar juntos un nuevo día. 

Datch se levanta primero y entra en la habitación de Gabriel.

—¿Pasaron la noche juntos? —dijo Datch con una sonrisa perversa.

Ellos al despertarse y darse cuenta de que habían dormido juntos, se sienten avergonzados.

—Solo intentaba ayudar a Gabriel a dormir y luego regresar a mi habitación, pero estaba cansada y me quedé dormida aquí —dijo Lisa sonrojada.

—No tienes por qué sentirte avergonzada, eres una chica y él un chico... ¿Acaso pasó algo entre ustedes? —preguntó Datch con una sonrisa perversa.

—¡Claro que no! ¡Deja de hacer preguntas absurdas y cállate! —gritó Lisa mientras golpeaba fuertemente a Datch.

El golpe provocó que Datch atravesara la puerta de la habitación y cayera desmayado.

—¡Eres un completo idiota! —exclamó Lisa, molesta.

Fin del capítulo