Segunda parte de casualidad o destino, en donde se relata lo que paso con Carlos y Liz después de que supimos de ellos, relatando como el pasado puede volver afectándonos, no solo a nosotros, sino a nuestros seres más queridos, además de mostrar, como es obligación de los padres apoyar a sus hijos, para que no paguen los errores cometidos por estos.
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DECISIONES
Después de la fiesta, es hora de tomar algunas decisiones, como familia, Carlos ha pensado mucho los cometarios de sus hijos, y en su conversación con Paco, analizándolo durante días, analizando los pros y contras, hasta el más mínimo detalle, realizando en su cabeza todos los cálculos posibles, hacia esto durante días, a lo que Liz se dio cuenta.
Liz:
Amor, ¿qué tienes?, te he notado muy pensativo, durante días, ¿hay algún problema?
Carlos:
No, como tal amor, pero sí he estado pensando en algo importante durante estos días, pero no es algo grave o problemático, pero sí nos afectaría a la familia.
Liz:
Cuéntamelo amor, soy tu esposa, puedes confiar en mí.
Carlos:
Lo sé amor, he estado hablando con los chicos, y ellos creen que es hora de expandir el negocio familiar en la parte del criadero, ya que han notado que los seis pares de manos ya no somos suficientes, incluso Paco me aconsejo, comprar un terreno, construir una casa para que alguien nos ayude y así reducir costos.
Liz:
No es mala idea, amor, me imagino que él te ayudaría a redactar el contrato, para que todo fuera legal, o acaso no tenemos los ahorros necesarios.
Carlos:
Si los tenemos amor, pero no quiero que los chicos se vuelvan mimados, y perezosos al tener quien nos ayude, hemos pasado estos años criándolos para que sepan el valor del trabajo, algún día, todo será de ellos y no quiero que se vuelvan confiados y mimados.
Liz:
Amor, tenemos buenos hijos, incluso se han conseguido buenas chicas, al menos los dos mayores con Melina, aún falta por ver, el tener ayuda no significara que trabajaran menos, pero si te preocupa, hablemos con ellos, te apuesto que saldrás de dudas.
Carlos:
Tienes razón, amor, hablemos con todos.
Carlos y Liz llaman, a todos, a la sala familiar, con un tono más serio de lo común, lo cual, les preocupa un poco.
Junior:
¿Qué pasa viejo?, rara vez nos hablas tan serio.
Aldebaran:
Vamos, quien haya hecho algo confíense, hermano, si voy a ser tío, me lo hubieras dicho, hubiera tratado de calmar las aguas.
Gienevive:
¡NOOOO!, como crees eso.
Junior:
No somos, nosotros, Melina, acabamos de festejar tus quince, no me digas que tan pronto me metiste la pata.
Melina:
¡OYEEEE!, no he hecho nada, porque señalan a la pequeña a lo mejor, es mediano a quien hay que culpar.
Aldebaran:
Soy inocente, pregúntenle a Kenia, mejor ya confiesen quién hizo algo.
Kenia:
Es cierto.
Carlos:
Cálmense, nadie hizo nada malo, los reunimos, para hablar acerca de lo que hablamos en el criadero, su madre y yo, hemos decidido agrandarlo y contratar a gente que nos ayude, pero aun a si quiero que estén conscientes que ustedes tendrán que seguir ayudando.
Junior:
Vamos, viejo es solo eso cuentas conmigo, sin problemas.
Gienevive:
Conmigo también suegro.
Aldebaran:
Estoy dentro viejo, sabes que no me rendiré.
Kenia:
Señor, ustedes me han ayudado, muchísimo, cuente conmigo para lo que necesite.
Carolina:
Papi, yo solo he ayudado, en el puesto, quiero estar en todo, al igual que todos, si me tengo que poner botas y ayudar en el criadero, lo are, mis hermanos están estudiando, para hacerse cargo un día, no seré la excepción.
Carlos:
Me alegra, escucharlos muchachos, su madre tenía razón como siempre.
Liz:
Te lo dije amor, tenemos buenos hijos y nueras.
Carlos:
Siempre, tienes razón, amor, bien chicos, buscaremos, un nuevo lugar para el criadero, su tío Paco nos ayudará, con los contratos.
Liz:
Amor, deberíamos buscar, otro terreno, primero
Carlos:
Ya lo tengo solucionado, compre una hectárea a un viejo compañero de trabajo, y ya contraté, a un albañil que nos construirá, la casa de los empleados, todo lo demás, lo aremos nosotros, desde la hidroponía, hasta los corrales para los animales.
Liz:
Me parece perfecto amor, solo te pido que no excluyas a Melina, tal como ella te lo pidió, déjala ayudar en todo.
Carlos:
Tranquila, amor, no lo are, cuando dije que todos lo aremos, lo decía en serio, todos apoyaremos.
Liz:
Perfecto mi amor, pero como aremos, para organizar los tiempos, tú estás en el trabajo y los chicos en la escuela.
Carlos:
Lo sé amor, pero por suerte tenemos los fines de semana, además se acercan vacaciones, será un buen momento para pasarla juntos, y que los chicos, se alejen un buen tiempo de la tecnología y todos podremos hacer ejercicio.
Liz:
Buena idea amor, solo te pido que no todos los días nos la pasemos trabajando, también quiero que, nos divirtamos y que nos unamos más como familia, quiero conocer más a las parejas de nuestros hijos, sé que tenemos atender el local, pero unos días no aran mella.
Carlos:
Lo aremos amor, es tiempo de darnos un pequeño viaje, tiene tiempo que no lo hacemos.
Liz:
Si amor, esta vez, seremos dos más, quiero darle, un poco de espacio a los chicos, pero también quiero conocer un poco más a las chicas, no desconfió de ellas, pero necesito conocerlas más.
Carlos:
No me opongo a que convivas, con ellas, amor, pero no quiero que juzgues las decisiones de nuestros hijos, si ellos las eligieron, tenemos que respetar sus decisiones.
Liz:
Lo sé amor, pero entiéndeme, que siempre serán mis hijos y me preocupo por ellos, no desconfió de las chicas, solo quiero convivir un poco más con ellas, como suegra y nueras, no me niegues esa oportunidad amor, sé que no estás de acuerdo con que intervenga con los chicos, pero como madre necesito hacerlo, te prometo que no are o diré nada malo, solo es para convivir con las chicas y conocer más sus sentimientos por mis hijos.
Carlos:
Está bien mi vida hermosa, te creo, convive con las chicas, conoce los sentimientos que tienen por nuestros hijos, solo no presiones de más, ya que si los chicos se dan cuenta, se pueden enojar contigo y tú sabes cómo es el carácter de los muchachos y más aún de Carolina.
Liz:
Si lo sé amor, tienen el mismo carácter que tú los tres; no cabe duda, son dignos hijos tuyos.
Carlos:
Oye, no tengo un carácter tan feo, nuestros hijos salieron corregidos y aumentados.
