El Reinado De Juliette

—  ¡No, jovencita es más que eso! ¡Esta pantalla puede lograr que veas con quien estás hablando y que ellos también lo hagan!

Actualmente el medio de comunicación que tenemos son las cartas y quien las entregan son las palomas o otros animales ¡pero ya no es necesario!.

Con esto puedes comunicarte con quien quieres y donde sea que esa persona esté, eso es solo si esa persona también tiene uno.

— ¡Oh, ahora ya lo entiendo! ¡Es fantástico!

— ¿Pero cómo puedes comunicarte con quien quieras? Debe cumplirse algún requisito ¿verdad? — Interrogó Emir al mayor.

— ¡Tienes razón! Por eso estoy aquí. Necesito dinero para poder terminarlo.

— Comprendo. De todas maneras es bastante bueno. Le deseo mucha suerte con ello.

— ¡Te lo agradezco muchacho! No los retraso más. Creo que ya tome mucho de su tiempo de amigos.

— Ja… No se preocupe. Espero volver a encontrarlo en otro momento.

Ambos se despidieron del hombre. Siguieron recorriendo todo el lugar. Muchos se acercaron para ofrecerles cosas realmente increíbles.

Exhaustos salieron afuera para tomar aire fresco. Había estado más de 4 horas allí dentro desde que llegaron. 

— Tengo un poco de hambre —  Se quejó la joven.

— Iré a buscar algo para comer, no te preocupes. “Debo aprovechar para buscar lo que me pidió Cyrus”— Se dijo así mismo el pelirrojo mientras se dirigía de nuevo adentro.

 — “Donde había visto a esa persona. Trata de recordar” —  Se decía a sí mismo.

—  ¿Me buscas a mi? — Preguntó un chico unos años mayor que él.

Al voltear Emir se encontró cara a cara con aquella persona. Era alto, moreno, tenía un cabello de un extraño color. Era un verde tirando a gris. Pero lo que más resaltaba eran sus brillantes ojos amaillos.

Emir al principio se quedó paralizado al escucharlo. Pues su voz era de alguna manera hipnotizante. Encajaba perfectamente con su mirada.

El pelirrojo volvió en sí y le contestó que era el a quien buscaba.

— Así que Aiden te envió a ti—  Le dijo de manera neutra.

El menor no supo diferenciar si era una pregunta o una afirmación.

— Sígueme — Le dijo el mayor. 

Emir lo siguió hasta una tienda separada del resto. Al principio era algo pequeña. Pero empezó a dudarlo en el momento que perdió de vista a el peliverde. Quien un par de segundos después como si atravesara la pared se asomo y le pregunto ¿No vienes?. Esto dejó bastante confundido a el menor pero lo siguió de todas formas, con algo de miedo claro. Al pasar por la pared cerró los ojos y cuando lo abrió se encontró con un lugar bastante espacioso.

El mayor se sentó en una de las sillas que había y le ofreció que tomara asiento.

— ¿Has venido por su medicamento verdad? — Ladeo su cabeza el peliverde al ver al menor distraído.

— Si…El me pidio que lo hiciera porque no se encuentra bien de salud — Al principio dudo sobre mencionarle sobre la salud del azabache pero ya que el mismo se lo había pedido lo dijo.

— Ja. ¿Realmente fue así? — Dijo el mayor mientras se paraba en busca del medicamento. Más bien para prepararlo pues al parecer no está listo. 

Emir solo asintió en silencio. El mayor se quedó de espaldas y le hizo preguntas.

— Ya que esto va a tardar ¿Quieres que te diga algo de tu futuro? ¿Estás interesado en saber algo en especifico?

—  Realmente no estoy interesado — Le contestó con honestidad.

— ¿Y qué hay de Juliette? ¿No estás interesado en saber qué pasará con ella?

Emir se sorprendió al escuchar el nombre de su amiga. Que él recordase nunca la mencionó. El Mayor sonrió ante aquello y siguió.

— Veamos… 1, 1… Y… 7… — Balbuceaba el mayor, o bueno eso creía Emir porque no entendía lo que le decía.

— Su vida dará un giro muy inesperado… ¿Huh?

— ¿Hay algo malo?

— Que raro no veo nada. Esta todo negro… Mmm.

Emir rápidamente pensó que el joven le estaba jugando una broma y que realmente no sabía nada sobre eso de predecir el futuro. Desde el principio Emir no creía en esas cosas pero sintió que debía escucharlo anteriormente. 

— Realmente no estoy interesado en estas cosas.

— Está bien si es así. Desearía poder ignorar este tipo de cosas también — Suspiro.

El peliverde se acercó al joven con lo que parecía ser el medicamento ya terminado.

— Aquí tienes — Le sonrió y le entrego el producto solo para sentarse de nuevo.

— Gracias — Le contesto el menor. Pero justo cuando estaba por irse el mayor le mencionó una última cosa.

— Dile a Cyrus que deje su orgullo de lado y venga a verme personalmente si me necesita. No muerdo, que no tenga miedo. En cualquier caso, el que tendría que preocuparse de eso sería yo — Sonrio el mayor.

— ¡Oh! También dile que la luz no le va a ser nada. Fue solo una pequeña broma mía. No pensé que se la fuera a tomar en serio — El peliverde se reía de lo que decía.

Emir asintió y se despidió, algo confundido por las palabras de aquel joven.

— Mmm… Debería investigar lo de hoy. Fue tan extrañoooooo~ — Dijo mientras se estiraba el peliverde.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Juliette había estado casi media hora esperando a Emir. Y cuando lo vio sus ojos se iluminaron.

— ¿Qué te sucede? — le preguntó el pelirrojo mientras le ofrecía un sandwich. 

En menos de un segundo la albina se lo arrebató de la mano. Estaba hambrienta. Emir solo se preguntaba si realmente le gustaban los animales salvajes.

— ¿Por qué tardaste tanto? — Le pregunto dándole otra mordida al sándwich.

— Fui a buscar algo.

— ¿Qué cosa?

— Es algo que viste y te intereso.

— ¡¿Cual de todas las cosas?!

— No me había dicho que querías esto — Le dijo mostrando la espada brillante que habían visto antes.

— Aww. ¿La compraste por mi? 

— Si. Espero que la cuides.

— ¡Lo haré! — dijo emocionada la albina tratando de tomar la espada pero Emir la detuvo.

— Espera, espera. 

— ¿Y ahora qué? — Se quejó la menor.

— Solo te la daré si prometes hacer todas tus tareas y me haces caso.

— Está bien… — Suspiró la albina.

— Muy bien. Entonces ten.

La albina se emocionó bastante. A pesar de que ahora tendría que obedecer al pelirrojo pensó que valía la pena. ¿Después de todo no iba a ser tan estricto con ella, verdad?