Lucia y Marcos viven en distintos continentes, un desamor los unió. Ahora habrá que ver si triunfa el amor pese a la diferencia de edad, la distancia y esa loca obsesión por querer ser solo amigos.
Puede aquellos sentimientos nacidos por el dolor, aguantar contra aquello que pueda derrumbar su relación...¿Aun si aquello implica también enfrentarse a la edad?
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Capítulo 15 (Lucia y Marcos, 9 de noviembre)
Al entrar en el bar se sentaron en una mesa alta, cerca de un inmenso ventanal que daba a un patio interior lleno de coloridas flores y obras de artistas lugareños. El recinto era pequeño, pero con mucha luz natural, lo cual lo hacía muy agradable.
Lucia lo contemplaba sorprendida, toda la vida viviendo en aquella ciudad y jamás había entrado allí, ni si quiera lo tenía en cuenta.
Marcos no dejaba de mirarla, se veía distinta a la mujer que conoció en la ruta, o a aquella que lo golpeo por la espalda y luego quiso que lo detuvieran por entrar en la vieja casona.
Lucia, al darse cuenta que su acompañante la observaba, comenzó a sentirse incomoda. Para disimular un poco rompió el silencio diciéndole
- ¡Feliz cumpleaños! - y sonrió- ¿Cómo va tu día?
-Demasiado tranquilo- Respondió Marcos, mientras corrió su mirada en busca de alguien que los atendiera- Se podría decir que estoy acostumbrado a pasar este día un poco más ajetreado. Creo que nunca estuve tan solo, pero no está mal tampoco-
Lucia movió su cabeza en forma de afirmación, no sabía bien como contestar. En realidad, poco era lo que tenía presente de la separación de aquel hombre con su prometida. Solamente sabía algunos detalles contados por él, la noche anterior.
-Te ves muy mona sin uniforme- Le dijo Marcos, volviendo sus ojos hacia los de la mujer. Lo había dicho sin pensar, esta vez no estaba intentando ser galante o encantador, solo fue sincero sin esperar otro alago en reciprocidad.
El calor en la cara de Lucia avanzo como un gran incendio forestal. Él tenía el don de hacerla sentir incomoda, pero a la vez totalmente alagada.
-Te has puesto colorada- observo, lo cual hizo que ella se llevara las manos a la cara.
-Es que no estoy acostumbrada a correr y menos a esta hora- Intento disimular sonriendo
- ¿Segura que es eso? - le pregunto el Adonis acercándose mucho a Lucia.
Por un momento esta contuvo la respiración y apretó la boca ya que sintió que su corazón podía salir disparado por allí.
(- ¡Por Dios! Tengo que serenarme) pensó y luego de un breve instante volvió a hablar
-No tienes que hacerte el galán conmigo, ya te dejo dicho que no soy una de tus admiradoras ni mucho menos una enamorada. Así que, si quieres que estemos bien, deja de coquetearme-
Marcos se alejó y acomodo su postura, esta mujer no solo se daba el gusto de rechazarlo, sino que también podía hacerlo sentir que había perdido su encanto.
-Buenas tardes ¿Qué desean ordenar? - interrumpió un joven mozo que se acercó a la mesa a levantar el pedido. Ambos pidieron un refresco y aquel chico los volvió a dejar solos.
-No te estoy coqueteando-Se defendió Marcos- En verdad creo que eres muy guapa y esta ropa te va mucho mejor que aquel triste uniforme. ¿Qué tal si hoy a la noche en vez de ir a trabajar sales a cenar conmigo? Solo para festejar mí cumple, sin coqueteos.
-No creo que pueda dejar, así como así, la casona sin seguridad- respondió Lucia. Aquello la había tomado por sorpresa. En solo un día había pasado de una vida monótona y tranquila a tener un gigantesco y aparentemente adorable galán de telenovelas invitándola a cenar.
-Manuel y Marga ya están nuevamente viviendo allí. Ellos pueden cuidar por una noche la casa. - Le retruco Marcos- ¿Por dónde te paso a buscar? O… ¿Aun me tienes miedo? Recuerdo que me habías comparado con un mal viviente… o tal vez con un secuestrador de mujeres solas en la ruta.
Lucia recordó el incidente de la vendita foto y sonrió.
- ¿Y si en realidad soy una reportera? - quiso bromear y\, ahora fue ella la que se inclinó hacia aquel apolíneo.
Marcos se puso tenso y entrecerrando los ojos pregunto
- ¿Lo eres? - Había olvidado aquellas sospechas\, pero\, qué tal si lo fuera.
Lucia comenzó a reír y sacando una lapicera de su bolso le escribió la dirección de su casa en una servilleta de papel.
- ¿Te he hecho dudar… no? - continúo diciendo
Marcos la miraba intentando saber si bromeaba o si en realidad todo esto había sido planeado muy sigilosamente para sacarle una buena entrevista.
Momentos después llego el joven mozo con el pedido.
La charla se alejó de todo aquello y tomo otros rumbos más generales.
Una hora después se despidieron y cada uno siguió su camino, no sin antes acordar detalles de la cita de esa noche.
deja mucho esperando /Right Bah!/