No Eres Mi Verdad

Sé que no estaba en el mejor momento de mi vida, y Elián lo sabía muy bien, esa noche después de la cena tomamos un par de vinos mientras hablábamos de estupideces, más tarde sentí las caricias de sus besos recorrer por mi cuerpo, me dejé amar sin rechazar sus caricias ni sus besos, el me deseaba tanto como yo.

Me tomó en sus brazos, me llevó al cuarto y mi cuerpo apoyo bajo las blancas sábanas, me quito el vestido con la mayor delicadeza, sin apuros. Se tomó todo el tiempo para observar mi belleza, sus ojos irradiaban alegría, sus manos palpaban cada centímetro de mi piel, haciendo que todos mis miedos desaparecieran al menos por unos segundos. Él también se sacó la ropa y arrimo su piel contra la mía, sentía su temperatura, era cálida y placentera, me dejé llevar como una ola que arrastra lo que encuentra, por primera vez en mi vida dejé alguien tome el control por mi, porque me sentía atraída por la forma en como me hacía sentir. Me entregué a una nueva forma de querer, sin temor a nada, no sabía cuanto duraría, pero el tiempo no era importante, sino el sentirme poseída.

- Quise borrarte de mi razón, estando en otras camas, pero cada que lo hacía el aroma de tu piel llegaba a mi, y me impedía saciar la sed de otras- Murmuro a mis oídos y con gran intensidad y pasión me penetro una y otra vez, clavando su mirada en la mía, con los músculos fluidos en sus labios se le salió -te amo Ariana, quiero ser tu dosis en tus días de tempestad- haciendo que mi corazón latiera más rápido, ambos nos perdimos en nuestras fluideces y vivimos solo momento.

En otro panorama Nicolás intentaba digerir lo que sus oídos habían escuchado, no creía que yo era capaz de tomar la vida de su padrino. Resulta que el padre de Eduar era su padrino, a quien quería también como su padre, la noticia le destrozó el corazón, la decepción con la que se encontraba le impedía decir ciertas palabras.

El mesero les trajo la comida y apoyó todo en la mesa.

-Disculpe me puede traer una copa whisky- pido Eduar al mesero.

- Enseguida señor.

- La noticia me puso de la misma forma, que estás ahora, aún estoy tratando de entender por qué lo hizo. Las autoridades están al tanto, en cualquier momento seguro irán por ella. Lo que no entiendo es ¿por qué aún no la atraparon?.- replicó molesto Eduar.

- ¡Seguro no tardarán!...- argumento Nicolás.

- Logró captar mi atención con su encanto, pero ese encanto se rompió, estaba enamorado de ella, estaba dispuesto a dejar muchas cosas por ella, ahora me doy cuenta de que es una zorra asesina, y no estaré tranquilo hasta que la vea bajo rejas- dice enojado tomando el vaso que pidió al mesero.

- Hace unos segundos decías que aún estás enamorado ahora la quieres ver bajo rejas, ¿qué es lo que realmente deseas amigo?

- Me esta matando toda esta incertidumbre, no estoy seguro de lo que quiero ahora, tengo miedo de perderla, pero la odio por su crimen.

Nicolás no dijo nada, aún no entendía muy bien lo que estaba pasando, pero no se quedaría con la duda, iba a investigar por su cuenta.

Elián quedó dormido tras una noche de pasión que le había dado, no perdí mucho tiempo tome su celular y me puse a revisar, vi un video corto del día del incidente, ahí se mostraba con claridad quien era la persona que había matado al padre de Eduar, yo me estaba viendo en ese maldito video, revise todo y me di cuenta de que Elián había resuelto el caso. Fui a la cocina y tomé un cuchillo, volví a la habitación tenía ganas de hacerlo pedacitos y tirarlo a los perros de la calle, pero no lo hice solo acaricié el filo del cuchillo con su piel, dormía tan profundo que no se dio cuanta de nada.

Esa noche no dormí nada, el enemigo estaba en mi casa, tome su celular lo oculte y en su lugar puse otro.

Una brisa de aire fresco entraba por la ventana, sentí sus labios en mi frente, fingí que dormía. Elián esa mañana se estaba despidiendo para ir a su trabajo, pensé que él sería mi vía de escape a todas mis pesadillas, pero estaba equivocada, deje que marchará, unos minutos después escuché el timbre, fui a ver quien era y me lleve una linda sorpresa, para algunos.

- ¿Usted es la señorita Ariana Palmer?- me pregunto un agente de la policía.

- Si, soy yo- respondí.

- Usted queda detenida por el asesinato del señor Ferreira, ocurrido el 27 de septiembre en horas de la noche, en la calle Viamontes.

Mi cabeza dio un giro atrás, recordé a la perfección como le clave el cuchillo al cerdo que intento poseerme, sonreí sola. El policía me miraba confundido, pensando que me resistiría.

- ¿Me da unos segundo que necesito cambiarme?- dije por qué aún estaba con mi piyama sensual.

- No pretenda hacer nada, por qué empeorará las cosas, le doy un tiempo- dice el policía con la mirada fruncida.

Cerré la puerta, no estaba preparada para esta etapa, sabía que tarde o temprano me toparía con las consecuencias de mis actos, abrí el placar, "¿ Cuál es el atuendo que debo usar para esta ocasión?", me pregunté viendo todos los vestidos provocativos que tenía, opte por una ropa cómoda, era raro que me vistiera así, pero era necesario, sabía que no volvería a mi casa, después mire a mi alrededor me despedí del ambiente que por mucho tiempo me acogió, y me consoló en mis días de tormento, cada muro sabía por lo que había pasado y aún así me protegió, extrañaría cada rincón de mi espacio y mi comodidad, me había costado mucho llegar a la posición que tenía, confieso que no tenía miedo de perderlo todo, lo que si me ponía mal era el puñal que Elián me había dado, el estaba trabajando en mi caso, él fue quien había descubierto quien era en realidad, pero no tuvo el coraje de venir por mi; sin embargo, un día antes vino a meterse entre mis sábanas para hacerme suya.

No sabía si odiarlo o hacerle pagar, creí que quería ayudarme a salir del poso que me hundía cada día más, pero ahora me metía a otro, no sabía si saldría de esta o ahí sería mi fin.

El policía volvió a tocar a mi puerta, pensó que estaba planeando en huir, para los ojos de la sociedad soy una criminal, pero no se dan cuenta de que les hice un favor, este tipo ya no podrá destilar su veneno acechando a mujeres en contra de su voluntad para satisfacer su necesidad sexual, creyendo que por ser hombre tiene ese derecho para alimentar su poder.

Este mundo ya es horrible, es una verdad que no necesita ser revelada, estamos sumergidos, acorralados y tropezando con realidades oscuras, la muerte en ocasiones es reconfortable, cuando era niña soñaba con encontrar al príncipe azul, pero cuando se es niña no nos dicen que los príncipes vienen disfrazados de crueldad y maldad. Ahora que los años han pasado solo quiero desaparecer a todo aquel que provoca miedo, no esta en mis manos hacer justicia por aquellas mujeres que son ultrajadas, pero si se tropiezan en mi camino debo sacar la mala yerba de mi camino.

El policía una vez más tocó la puerta, estaba preparada para afrontar la burla del destino.