Soy La Emperatriz Villana

Al llegar a las afueras del palacio Ethan observa como Shera se detiene frente a una de los cuartos en donde se suele guardar los equipos y herramientas de trabajo de jardinería. Al entrar todo estaba oscuro, así que el rubio chasquea los dedos y el lugar se ilumina, mostrando a un hombre vestido de guardia amarrado a una silla. Se encuentra golpeado y con varios cortes en su piel, Shera camina hasta él y le da una patada en el estómago provocando que el hombre se despierta, ya que estaba desmayado.

Al ver a Shera muestra una expresión de terror, y es que al Shera salir de los calabozos mato a uno de los guardias y al otro lo tomo como prisionero. Aunque ella tenga ese rostro angelical era un demonio a la hora de torturar y sacar información.

– Ya estás dispuesto a hablar — muestra una pequeña sonrisa – o es que acaso tenemos que seguir en donde lo dejamos

– Le juro que no se nada – dice en un susurro, pero que Shera logra entender, ella suelta un suspiro y se acerca a él, esto lo asusta haciendo que comience a retorcerse en la silla ocasionando que caiga hacia atrás – Por favor ya no más – suplica

Sin embargo, la castaña se acerca a él y presiona su pie en su cuello cortándole el paso del aire. Ethan solo observa todo en silencio, pero estaba sorprendido de esa actitud de Shera, ya que siempre delante de los demás actúa dulce y sumisa. Shera crea con su poder de oscuridad unas pequeñas agujas a su alrededor, apunta su mano ciertas áreas del cuerpo del hombre y las agujas se insertan causándole un gran dolor que lo hace retorcerse, y esto solo provoca que se inserten más profundo.

Después de unos minutos el hombre se encuentra sangrando en el suelo, apenas se puede mover, las agujas habían dañado algunos nervios importantes. Shera se agacha y vuelve a preguntar donde está Aysha, el hombre le susurra unas palabras. La castaña le sonríe y después le corta el cuello, se levanta y se limpia las manos, ya que tenía pequeñas salpicaduras de sangre.

El rubio observa a Shera quien lo toma de las ambas manos y son envueltos en una neblina negra para luego desaparecer.

Aysha despierta algo desorientada y con un fuerte dolor en la nuca, lleva sus manos a la parte trasera de su cabeza y puede sentir algo húmedo, al ver su nota el líquido carmesí y es que recuerda que ha sido capturada. Se reincorpora y observa todo a su alrededor notando que estaba en una celda a oscuras, al intentar usar su magia para liberarse, aparecen en sus muñecas unas cadenas que le impiden el uso de esta.

Escucha unos ruidos que provienen de la entrada del lugar en donde se encontraba y las puertas son abiertas apareciendo un hombre encapuchado lo único se podía distinguir de su apariencia era el color de sus ojos. Detrás de él aparecen dos hombres sosteniendo a una niña de ambos brazos, que tiene cubierta la cabeza.

La celda de Aysha es abierta y dos mercenarios la sostiene para que no intente nada, la niña es arrojada dentro de la celda y le quitan la capucha que cubre su cabeza revelando una cabellera rosada y unos ojos dorados que solo reflejaban miedo.

Aysha no puede evitar apretar sus manos en puños por la rabia que la invade al ver a Arya en ese estado.

Le da un codazo a uno de los hombres que la sostiene y este la suelta y se dobla por el dolor del golpe. El otro mercenario lanza un golpe y la rubia lo esquiva haciendose a un lado, Aysha aprovecha esto y ataca al mercenario por la espalda, usa las cadenas antimagia y las pasa por el cuello del hombre cortandole el paso del aire, hasta que cae muerto al suelo. Su mirada se dirige al hombre encapuchado y su ira solo crece, las cadenas se rompen al no poder contener más el gran poder de la rubia. De las manos no Aysha aparece unas pequeñas llamas oscuras, las cuales concentra en la punta de sus dedos, extiende su mano al frente y hace la seña de un arma que apunta y las pequeñas llamas salen disparadas como si fueran balas atravesando el cuerpo de los dos mercenarios que tenían sujetada anteriormente a la pequeña niña.

El encapuchado sonríe y se acerca a la rubia esquivando sus ataques o anulandolos con su propia magia, al estar cerca de Aysha la toma de ambas manos aunque en el proceso termina quemándose y las lleva a su espalda creando con su magia unas esposas. Las llamas oscuras desaparecen y Aysha forcejea para que la suelte, el encapuchado la sostiene más fuerte y la lanza dentro de la celda volviéndola a encerrar.

– Eres fuerte emperatriz – extiende la mano y toma un mechón de pelo a través de los barrotes – mira todos los problemas que me has causado – juega con el mechón de cabellos entre sus dedos – tanta belleza e inteligencia desperdiciada es una lástima que tenga que asesinarte o si no tú serias mía

Aysha se aleja de los barrotes haciendo que el encapuchado suelte aquel mechón de cabello, ganándose una expresión seria y una fría mirada por parte de la rubia.

– Si al imbecil del emperador no lo dejo tocarme y le queme las manos por intentarlo – dice seria causando que un escalofrío recorra el cuerpo del hombre frente a ella – que crees que te haría a ti

El encapuchado se aleja de la celda y sale de aquel lugar, la emperatriz no es como le dijo esa mujer. Ella si puede usar magia, además de que es muy buena luchando, ya tiene cuatro hombres muertos y todo ocurrió en unos instantes. Sin duda tendrá que subir el precio de esta misión, una simple mujer ya le está causando demasiados problemas.

En una gran mansión a las afueras de la ciudad, en la habitación principal se encontraba un hombre de cabellos negros y ojos del color de la sangre leyendo unos informes que había solicitado. De repente aparece de entre las sombras un joven vestido completamente de negro quien se inclina y le trasmite las palabras de Ethan de lo sucedido con la emperatriz. El azabache se pone de pie furioso al oír esa declaración y el joven se hace a un lado para no ser el receptor de su furia. Respira lentamente para calmarse y desaparece entre las sombras.

Ethan mira a su alrededor observando que ya no estaban en el palacio, luego observa a la castaña quien solo jadea por el esfuerzo de trasnpotar con ella a otra persona, pero su vista se centra en las pequeñas gotas de sangre que salen de su nariz. Shera se limpia con el dorso de su muñeca la sangre y le pide al joven marqués que la siga. Después de caminar unos cuantos metros Shera le pide que se detenga y que haga silencio. Se escuchan unos ruidos y la castaña lanza una daga hacia donde proviene el ruido.

– Sí que eres rápida niña – escucha como le hablan desde su espalda, se da la vuelta y choca su mirada con unos ojos rojos color sangre – pero aún te falta más práctica

– ¿Quién eres? – el azabache siente como su cuerpo es envuelto por una neblina negra. Así que sonríe y libera su poder causando que la neblina desaparezca — ¿cómo es posible? – pregunta sorprendida

– Eres fuerte pero mi nivel de magia esta por encima del tuyo, ahora – la toma de las muñeca y la estrella contra un árbol – ¿Dónde está mi emperatriz?

– Suéltala Kaiser – el rubio le toca el hombre llamado su atención – ella está del lado de mi hermana

Kaiser la suelta y la castaña no duda en mirarlo fríamente, se soba las muñecas y procede a contarle lo que sabe, además de decirle que el guardia que torturó le confesó que era aquí en ese viejo mausoleo en donde tenían a la emperatriz, junto a unas cuantas personas más ya que este lugar era como una prisión en donde torturaban o mantenían en cautiverio a personas importantes. El azabache asiente con la cabeza y fija su vista en el mausoleo viendo a unos mercenarios que hacían guardia cambiar de turno.

– Ethan – el rubio lo mira – no quiero que quede nadie vivo – sonríe de lado mostrando una sonrisa psicópata – no te contengas

– Quién dijo que pensara hacerlo – observa a Shera – niñata mejor quédate aquí no er...

Ethan no termina de hablar porque escucha un fuerte estruendo que proviene de la entrada del mausoleo, observa a Shera quien está rodeada de una energía oscura y luego al mausoleo donde ve como aparecen pequeños sellos que se activan creando explosiones.

La castaña empuja a Ethan haciendo que caiga, y justo en donde estaba parado el rubio cae una flecha. Un sello aparece bajo los pies de Ethan y Kaiser creando una barrera que los protege de la lluvia de flechas que comienzan a caer. Ambos observan a Shera quien solo sonríe y se trasporta frente a la entrada del mausoleo y comienza a atacar a todos los mercenarios que se le atraviesan en el camino. Los cuerpos caen al suelo, algunos degollados, otros descuartizados por las explosiones y los que quedan vivos solo tratan de huir de aquella chica que solo sonríe mientras asesina.