Edward Sackler El CEO Cruel Y Despiadado

Que hará un  hombre como esté con alguien con la apariencia física de Alice juzgo, pero para sí misma.

Melissa estaba hundida en sus pensamientos hasta que Edward se aclaró la garganta haciéndola salir de ellos.

–Oh, disculpe señor? Preguntó Melissa 

–Sackler, Edward Sackler.

–Muy bien señor Sackler su gafete está listo.

Melissa pone el gafete sobre el mostrador de la recepción. –¿Cual es tu nombre? Pregunto Edward. Melissa un poco asustada por el tono tan frío de voz de Edward le contestó. –Mi nombre es Melissa. Respondió intentando mostrar algo de pena cuándo era obvio que no la tenía. 

–La señorita Smith está aquí? Edward siguió interrogando. –No señor Sackler, Alice aún no llega. 

–Genial, cuándo llegue no le digas que estoy aquí. Esté tomó el gafete e ingresó al interior del edificio sin decir más.

Todo esto le pareció algo extraño a Melissa pero no quiso interrogar más sobre el asunto, Edward le parecía una persona tan oscura que no se atrevió a más.

20 minutos después llegó Alice a la recepción del edificio, le costaba llegar más temprano porque tenía el compromiso del desayuno con el abuelo y la mansión le quedaba algo lejos del centro de la ciudad dónde se localizaban las oficinas.

–Buenos días Melissa, le dijo Alice con una gran sonrisa cómo siempre lo hacía.

–Hola Alice, buen día. Respondió Melissa con un tono un tanto serio para ser Melissa. 

Ella dudaba en sí decirle o no pero como trabajaba con ella tenía que ser leal o podría perder su trabajo.

–Oh Alice hay alguien que está arriba esperándote. Atino a decirle.

–Hmm que raro. Contestó Alice, –No estoy esperando a nadie, quién es?

Melissa en ese momento se acordó de la advertencia de Edward y le respondió. –No lo sé, sólo menciono que te buscaba.

–Gracias Melissa, veré quien es y que necesita.

Alice subió por el ascensor hasta el último piso del edificio dónde estaban las oficinas de los directivos, ella aún no tomaba el mando de la empresa lo haría una vez que esté casada con Edward, ya que las empresas harían una asociación entre ellas para complementar sus rubros, así que Alice estaría frente a las empresas Smith y Edward frente a las empresas Sackler pero juntas serían un gran consorcio. 

Al llegar al último piso Alice entró a la recepción y se dirigió a su oficina la cuál aún no era la principal, pensando que alguien la esperaba pero no fue así. Se quedó pensando por un momento y se dirigió a la oficina de su abuelo. 

Tocó la puerta y una voz gruesa, fría y diferente a la de su abuelo le indicó que podía entrar, al pasar Alice siente un escalofrío recorrer su espalda al verlo sentado en el escritorio, ese hombre le provocaba sentimientos extraños, no puede identificar si es miedo o un cierto grado de repulsión, pues siente que algo no está bien en él y el estar cerca de Edward no le dejará nada bueno.

Edward apenas y despegó la vista de una pila de papeles encima del escritorio para dar una ligera mirada a Alice, observa su reloj y le dice con su voz aún más fría y con cierto tono de reproche. –Con justa razón está empresa está en malas condiciones si al parecer a ninguno de los directivos le importa la puntualidad.

Alice reviró los ojos y le dijo. -No deberías estar revisando los documentos privados de la empresa. ¿Quién te crees?

Edward lanzó una pequeña sonrisa que estaba cargada de sarcasmo. –Seré tú esposo y no por elección, pero las empresas se conformarán en un consorcio y no me queda más que revisar que todo esté en perfectas condiciones para evitar que algo afecte a mi empresa. Pero sin ustedes al frente cada mañana esto no va a funcionar.