Mi Mancha, ¿Mi Perdición? 2

Helen está instalada en la casa de su madre. Una vez que salió del departamento de Renato decidió que lo mejor era desaparecer por unos días, por lo menos hasta que él se hubiera marchado.

Está en su antigua habitación y busca entre los cajones la primera agenda que utilizó cuando comenzó a trabajar en su oficina y se ríe al ver su letra toda desalineada. Con mucho cariño pasa la mano sobre las finas hojas y recuerda lo tonta que se sintió frente a ese hombre tan guapo y elegante que se movía en su oficina con mucha seguridad. Luego de la entrevista estaba tan nerviosa por haber conseguido el trabajo, que no pudo escribir ni una sola palabra de todo lo que él le decía, estaba perdida en sus labios. Así que tomó su lapicera y solo se le ocurrió dibujar una libélula, luego se dio cuenta que sus pensamientos estaban en la luna y no le prestaba atención, se había perdido en sus ojos claros que de repente la miraban fijamente.

⎯ Señorita, ¿entiende lo que le digo?⎯ le pregunta y la saca de su burbuja.

⎯ Si, perfectamente.⎯ mintió y sintió como sus mejillas ardían.

⎯ Bueno, vaya a hacer ese llamado, no puedo perder más el tiempo. Es urgente.

⎯ Si.

Una vez que salió de la oficina se dio cuenta que estaba en serios problemas, no sabia a quien llamar, ni que decir, así que tomó valor y golpeó la puerta.

⎯ Pase.

⎯ Disculpe.⎯ ella mira el piso.

⎯ ¿Qué sucede? ⎯ él levanta la vista de la computadora y arquea su perfecta ceja.

⎯ Debo confesar que no tomé nota. No sé a quién tengo que llamar y muchos menos que decir.

⎯ ¡Debe ser una broma! ⎯ grita enojado y golpeando la mesa.⎯ Le hablé por veinte minutos y lo único que hizo fue asentir ¿Qué tanto escribía en su libreta?

⎯ Solo hice un garabato.⎯ confiesa y aprieta su libreta.

⎯ Bueno señorita garabato, comuníqueme con el Sr Smith inmediatamente. El número de teléfono está en la agenda de la empresa que se encuentra en su escritorio. Ahora ¿puede marcar un número o también es mucho pedir?⎯ pregunta malhumorado.⎯ Yo mismo voy a arreglar este asunto.

⎯ Ahora lo llamo.⎯ contesta apenada y cuando esta por salir le dice.

⎯ Creo que va a renunciar muy pronto, será mi nuevo récord personal, es usted una inútil, así que espero tenga el dinero que me debe.

⎯ No se va a volver a repetir, solo estoy nerviosa.

⎯ Bueno tome alguna infusión, un té de tilo, algo para los nervios pero se controla y comience a trabajar. Deja de estar volando en la luna.

⎯ No se va a volver a repetir.⎯ repite ella asombrada por cómo él la describió, era exactamente como ella se había sentido.

 En su tiempo libre, cuando se sentó en su lugar de trabajo, abrió la libreta y completó el dibujo con una media luna y sonrió. Era perfecto, ideal para plasmarlo en algún cuadro, algún mural o porque no en algún tatuaje, si es que algún día tiene el valor suficiente para enfrentarse a las agujas.

Helen salió ese día del edificio y fue directo a una herboristería, compró varias infusiones, al parecer su economía dependía de un hilo y ahora estaba en deuda con su jefe.

De tanto recordar se quedó dormida y soñó con él, que le confesaba su amor y vivían en una hermosa cabaña en el medio del bosque y tenían unos hermosos hijos. Pero solo era un sueño que nunca haría realidad y el ruido de los golpes en su puerta la despertaron.

⎯ Hija, ya es tarde.⎯ su madre golpeaba sin parar.⎯ Vamos a desayunar.

⎯ Ahora me levanto, es domingo.

⎯ Helen, dime que sucede, ¿por qué de un día para el otro te quedaste sin trabajo y vienes a casa a mitad de la noche? ¿Alguien te hizo algo? ¿Fue tu jefe?

⎯ Mamá no sucedió nada. Simplemente me canse de ser su secretaria, mañana tendría que tomar un vuelo a Alemania y por seis meses no te hubiera visto.

⎯  ¿Acaso está loco?⎯ pregunta sobresaltada.⎯ Tú tienes familia, no puedes irte así como así, solo por trabajo.

⎯  Por eso mismo renuncié, no aceptaba un no como respuesta.

. ⎯ Hiciste muy bien corazón.⎯ la madre la abraza y le besa la cabeza.⎯ Ya buscaremos otro trabajo.

⎯ Mañana tengo una entrevista, espero que me contraten y si no, no te preocupes tengo algunos ahorros y saldremos adelante.

⎯ ¿Y tu departamento?

⎯ Estoy pensando que si no consigo empleo voy a alquilarlo, con eso podremos vivir un tiempo y mientras tanto estaré en casa contigo.

⎯  Me parece una excelente idea.

⎯  Ahora déjame dormir una hora más, hace tres largos años que no descanso.

⎯ De acuerdo mi niña, duerme todo lo que necesites. Te amo.⎯ susurra con el seño fruncido.

⎯  Yo también te amo.⎯ Helen se gira y automáticamente se queda dormida.

La madre de Helen se queda observando a su hija, ella conoce muy bien el rostro de su pequeña y esos surcos debajo de sus ojos se forman únicamente cuando ha llorado por demasiado tiempo y solo puede significar que le abrió su corazón a ese hombre y la rechazó.

Helen se despertó pasado el mediodía, fue al baño para tomar una ducha, y mientras el agua mojaba su cuerpo ella acarició su tatuaje recordando como el día anterior Renato había besado con delicadeza su piel. Ella se estremeció e instintivamente recorrió su cuerpo con ambas manos, pero el efecto de sus caricias no eran lo mismo. Él la transportaba a un lugar inigualable. Sus cuerpos y sus almas se unían en un frenesí de emisiones que ahora deseaba sentir nuevamente, pero sabía que era imposible, nunca más lo volvería a ver.

Ella se arrodilló en la ducha, se aferró a su cuerpo y lloró desahogando su alma, lo necesitaba y lo amaba tanto que dolía de una forma atroz, si tan solo Renato no fuera tan cobarde, ella estaba dispuesta a enseñarle a amar.

⎯ Hija ¿Estas bien?⎯  la madre estaba preocupada, escuchaba los alaridos de su hija y temía lo peor.⎯ Abre la puerta.

⎯ Estoy bien.⎯ contesta entre sollozos.⎯ Quiero estar sola.

⎯ Helen, no llores, todo se va a solucionar, sé que estas enamorada de ese hombre, pero no merece tus lagrimas. Eres hermosa y pronto te volverás a enamorar.

⎯ Mamá por favor, no digas nada. Solo quiero llorar y sacar lo que siento. Él se va y no lo volveré a ver.

⎯ Está bien, corazón. Llora todo lo que te haga falta.

Helen salió del baño envuelta en una bata, su madre la esperaba en la habitación y solo la abrazo como cuando era niña y la acurrucó en su cama, con mucho amor le acaricio la espalda, hasta que al fin se volvió a dormir.